Allá por el 31 de marzo de 2011, los Boston Celtics conseguían su última victoria en territorio Spurs de la mano de Garnett, Rondo, Pierce y compañía. Nadie se esperaba ayer un resultado diferente, pero con un partido excelente en muchos ámbitos, Brad Stevens pudo conseguir su primera victoria en casa de Greg Popovich.

La nota triste de la noche la puso la mala suerte de Gordon Hayward que había empezado la temporada como un tiro, y que tras una jugada fortuita con LaMarcus Aldridge, sufrió una fractura en su mano izquierda que lo mantendrá apartado por un tiempo de momento indefinido.


 

Pintaba mal

 

En un partido que terminó 135-115 para unos Celtics que abrieron la noche de la peor de las formas: malas decisiones, defensas terribles y poca intensidad, que dejaron vía abierta a unos Spurs que sin ven sangre no dudan y que sufrieron la lesión de uno de sus mejores jugadores, la cuestión no fue tan mala.

Para parar tal sangría, llegó un Jaylen Brown en un estado de forma muy bueno que se cargó el equipo a los hombros.

 

 

Los Celtics sacaron ventaja en los instantes iniciales, y no la soltaron hasta el final. De primeras echaron mano de los triples (entraba todo), junto a una defensa muy buena, que dejó a Aldridge en 3 puntos con solo 4 tiros de campo, y cuando más se arrimaban apareció un actor en escena que nadie esperaba.

Pero antes de entregar el Óscar al actor revelación, y poco antes del descanso, Gordon Hayward chocó con un bloqueo de Aldridge y se fracturó la mano izquierda (no se sabe todavía la gravedad).

 

 

Noticias devastadoras para un jugador que estaba en plena forma. Hayward venía de unos partidos tremendos, recuperando la velocidad y agresividad que lo hicieron All-Star. Su temporada pintaba muy bien, y este bache en el camino supone un duro palo para él y para los Celtics.

 

Robert Williams para curar las heridas del alma

 

El equipo estaba jugando muy bien. El rendimiento individual de varios jugadores era excelso, pero la lesión de Hayward había dejado, y deja, un sabor amargo en una noche casi perfecta. Los Celtics salieron del descanso también algo tocados, y los Spurs no dudaron en agarrarse con fuerza a ese último tren que pasaba hacia Villa Victoria.

Fue entonces cuando Robert Williams se presentó ante el público con una actuación dominante que a muchos nos hizo preguntarnos si tiene algún tipo de parentesco con Bill Russell. 11 puntos, 7 rebotes y 6 tapones que sellaron el partido desde una altura a la que ningún rival pudo llegar.

 

 

Los Boston Celtics consiguieron su séptima victoria consecutiva, tercera seguida fuera de casa, con grandes actuaciones de Jaylen Brown y Robert Williams, y con la baja de Hayward, se enfrentan a una semana en la que tendrán que verse las caras con los Mavs, los Wizards, los Warriors y los Kings. Algo se está cociendo en Boston, y huele muy rico.