Segunda semana de acción para unos Boston Celtics que se están volviendo a acostumbrar a ganar sufriendo y con remontadas épicas, sin rendirse, luchando. Por aquí no nos vamos a quejar; no hay nada más divertido que esas victorias agónicas y espectaculares que te levantan del asiento. Periodo corto el que toca analizar en este semanal, con tan solo dos partidos jugados que se transformaron en sendas victorias ante Bucks y Knicks, dejando a los Celtics con un récord de 4-1.


 

Marcus Smart, querido capitán

 

Sé que en el Despacho somos mucho de alabar al #36 de los Celtics. Es verdad. Culpa nuestra. ¿Lo sentimos? ni lo más mínimo, pero es cierto que tanta presión social a nuestra línea editorial de adoración al ser supremo, injerta una especie de barrera en nuestras mentes que muy de vez en cuando nos impide elogiar a Smart tanto como se lo merece.

Pero hoy no es ese día, diría Aragorn, y toca hablar sobre el inicio de temporada del celtic más veterano de la plantilla. Y es que Marcus Smart está jugando a un muy buen nivel, tanto en defensa como en ataque. Caracterizado por la destrucción, el tejano está mejorando todos sus números ofensivos totales, aumentando su volumen de participación con una consecuente bajada en los porcentajes de acierto. Le está entrando el triple, está sabiendo encontrar a sus compañeros en un pick and roll que los Celtics utilizan cada vez más, e incluso se está gustando con bandejas rectificadas y alguna que otra canasta tras bote. Pero no me quiero centrar en lo bonito.

Hoy vamos a profundizar en lo que un NBA All Defensive Team puede hacer, y está haciendo. Y es que Smart, defendiendo a todo tipo de rivales, está consiguiendo secar a cada uno de ellos de muy distintas formas. Los números no engañan:

 

  • A R.J. Barret lo ha dejado en 2/8 en suma de sus dos enfrentamientos (a los Knicks la semana pasada los dejó en 1/8 en total de los tiros que defendió).
  • A Giannis le forzó 3 pérdidas, siendo el jugador que más lo defendió, dejándolo en un 1/2 en tiros de campo. Middleton ni siquiera pudo tirar, y Matthews no pudo encestar, se quedó en un 0/3 tiros intentados ante Smart.

 

Desde Kyle Lowry a Ben Simmons, pasando por Tobias Harris, Julius Randle y otros tantos más, Smart está pudiendo con todo lo que le echen, desquiciando a sus rivales y consiguiendo marcar el ritmo de una defensa que está siendo lo que más destaca del trabajo de Brad Stevens con el equipo hasta la fecha.

No os voy a mentir si digo que no me gusta del todo que se empiece a reconocer el trabajo ofensivo de Smart. No quiero que unos cuantos triples ensombrezcan ni lo más mínimo el trabajo sucio que realiza en costado propio. Por eso, de vez en cuando, no viene de más destacar ese papel entre tanta celebración levantando tres dedos. No hay que olvidar de dónde venimos. Del barro. De la oscuridad. Hoy no es ese día.

 

 

Cosas claras

 

Tras 5 partidos y poco menos que 14 días de competición, ¿qué podemos sacar en claro de estos Boston Celtics?

Lo primero es que Brad Stevens quiere defender. Como ya dijimos, es el aspecto más trabajado del equipo, se nota. Puede que este conjunto nunca llegue a cotas muy altas de productividad defensiva, pero se están dando los pasos correctos hacia una situación «cómoda» en la que no te metan 140 puntos cada noche. Los Celtics están practicando una defensa muy parecida a aquella que se hacía con Thomas en el equipo, intentando ocultar a Kemba, con cambios constantes de marca y rotaciones rápidas e inteligentes para evitar que se puedan aprovechar de la falta de altura de los integrantes del quinteto. De momento, y en muy poco margen, las cosas están saliendo.

 

 

Lo segundo es que, contrariamente, el ataque está mucho menos trabajado. Los Celtics están usando más el pick and roll que en otros años, aprovechando a unos interiores más proclives a ir hacia al aro, y tratando de maximizar el daño que puede hacer Walker tras bloqueo. Pero a partir de ahí poco más. Se intenta sacar ventaja de esas cortinas, algún cambio de marca y de vez en cuando se busca un aclarado. No hay complejidad en el ataque, y eso lleva a tramos en los que no sale nada. De momento no es preocupante, hay calidad suficiente como para suplir esa falta de ideas con ramalazos individuales, pero durante el año se tendrán que crear automatismos y sistemas que nutran al ataque desde la pizarra.

Lo tercero es que somos un equipo corto de talento. Es algo que ya se sabía pero que ha quedado demostrado tras ver lo que nuestros suplentes pueden hacer. Es cierto que hemos tenido varias lesiones, sobre todo las de Enes Kanter y Jaylen Brown han afectado a esto, pero los jugadores no están rindiendo ni aportando lo suficiente. Las responsabilidades anotadoras, en las manos de Carsen Edwards y Brad Wanamaker, están dejando mucho que desear, y los Celtics necesitan que su banquillo no pierda de 30 puntos contra el del rival para tener alguna oportunidad.

Por último, quería hacer dos afirmaciones sobre dos jugadores en concreto. Empiezo diciendo que Kemba Walker no es Kyrie Irving, y eso no está nada mal. Walker no es tan bueno objetivamente hablando, pero está resultando más productivo para los Celtics de lo que era el #11. Sus declaraciones son un gustazo, siempre animando a sus compañeros y con una actitud estupenda, y su rendimiento, salvo un bache al principio, está llegando a lo esperado. La segunda es sobre Gordon Hayward, y es que afirmo que ya está llegando. Decía Andrés en el último Podcast que el año pasado teníamos a un Hayward bueno unos partidos y a otro muy malo otros, y que este año sigue su irregularidad pero por mitades de los partidos. Es cierto que el jugador rinde mejor en las segundas partes, a la par que el equipo, y que en las primeras no le entra nada, pero creo que no me aventuro a señalar que estamos ante la versión que queríamos del alero. Agresivo, efectivo en el tiro y en el pase, sólido en defensa y excelso en el rebote, se le ve físicamente muy bien, y creo que solo necesita más tiempo para llegar a su mejor nivel.

 

Pasando el testigo

 

Tatum Pierce Celtics

 

Esta semana nos dejó una imagen para la hemeroteca. Culminando una remontada al final del tercer cuarto contra los Bucks, Jayson Tatum encestaba un triple que ponía de pie al TD Garden y a un ilustre aficionado. Y es que en primera fila se encontraba un trajeado y rechoncho Paul Pierce, que totalmente henchido por la emoción, entraba en pista para chocar los cinco con el joven alero. En el partido siguiente, rememorando los buenos finales de The Truth ante los Knicks, el bueno de Jayson selló la victoria en el Garden de verdad con un memorable game winner que recordará siempre. Me gusta pensar que el mítico #34 le cedió el testigo, ya sé que seguramente peque de soñador, pero esta temporada va de molar, y joder, esa imagen no puede molar más.

Además, y como simple curiosidad, me acordé de otra especie de cesión del testigo. Allá por 2014, en el año rookie de Marcus Smart, jugaba este su primer partido ante un Kevin Garnett con la camiseta de los Nets, y en una jugada en la que hay un balón suelto, el #36 se lanza a por él, consigue atraparlo, y dárselo a un compañero que termina la jugada en canasta. Por allí también se había tirado al suelo KG, cómo no, y tras la jugada, se puede ver un bonito gesto del veterano hacia el joven, reconociendo su jugada. (Min 2:26 del vídeo)

 

 

Dos cesiones de testigo muy diferentes, si nos queremos poner románticos. Una con clase, tras una gran canasta en un momento caliente, un choque de manos preciso, una foto perfecta. El otro, y no podía ser de otra forma, tras una jugada en el barro, sucia, oscura. Una palmada en el culo, un golpe en el pecho. Rápido, directo, claro.

 

No podía terminar el artículo sin hablar otra vez de Marcus Smart, ¿verdad? Ya sabéis, hoy no es ese día.