Tras los exitosos experimentos con Daniel Theis y Shane Larkin, los Boston Celtics vuelven a pescar en las aguas del viejo continente para encontrar jugadores que apuntalen la plantilla. Esta vez, y tras varios años rondando la NBA, el elegido ha sido Brad Wanamaker, base nativo de Filadelfia, que jugaba junto a Gigi Datome en el Fenerbache turco.


El movimiento, y pese a la incertidumbre respecto a la agencia libre de Marcus Smart, parece responder más a un intento de cubrir el hueco que dejará Larkin – el cual se irá en busca de minutos a otro equipo.

Wanamaker es un base experimentado, que a sus 28 años ha recorrido mucho mundo para ganarse la vida. Tras jugar 4 años en la universidad de Pittsburgh no fue elegido en el Draft de 2011, pasando su primer año como profesional en Italia, jugando para el Banca Teramo Basket y para el Fulgor Libertas Forli. Antes de finalizar esa primera temporada, volvió a los Estados Unidos para ayudar a los Austin Toros de la D-League a ganar el campeonato.

El siguiente año jugó en Francia, para el Limoges, no tardando mucho en volver a Italia – firmando la siguiente temporada con el Giorgo Tesi Pistoia. Los dos años siguientes jugó en Alemania, para el Brose Baskets de Daniel Theis. Tras ser nombrado MVP de la competición y hacer un buen papel en la Euroliga, se fue a Turquía, a jugar para el Darussafaka. La temporada siguiente, y sin moverse del país, se iría a las filas del Fenerbache, y ahora dará el salto a la NBA.

Este trotamundos de 1.93 llega a los Boston Celtics con el cartel de estrella en Europa, aunque en principio parece que su rol será limitado. Wanamaker es un jugador ofensivo, un anotador. Puede jugar en ambas posiciones del backcourt, con buen tino para ejecutar el pick and roll.

Sus promedios no son nada del otro mundo, con una media de 11.5 puntos y 3.5 asistencias en Euroliga. Su lanzamiento no es malo, aunque su acierto desde el triple no pase el 35%, debería de ser capaz de encestar si está abierto. Wanamaker es un anotador de volumen, sus porcentajes no llegan al 50%, pero tiene talento para conseguir puntos.

 

No es un jugador muy atlético, pero es grande y fuerte, y en ese sentido mejora a un Larkin que tampoco brillaba por su consistencia. En cuanto a su capacidad organizativa, tiene toque para generar tras pick and roll, sobre todo alley-oops, e incluso generando ventajas desde el poste bajo.

 

Veremos cómo se adapta Wanamaker al equipo, un jugador acostumbrado a tener peso ofensivo y protagonismo, ya que se va a encontrar con un papel residual, limitado a pocos minutos y con mucha competencia. Si su rol es cubrir el hueco dejado por Larkin, no debería de tener mucha relevancia su fichaje, simplemente un tercer base de confianza para momentos difíciles.