140-129, es decir, partido en el que las defensas brillaron por su ausencia. Unos Celtics que empezaron a contracorriente muy pronto, fueron capaces de sobrevivir a otra prórroga, y encima en back to back, contra unos Hornets que no fueron capaces de mantener el ritmo anotador al final del partido.


 

Con las bajas de Romeo Langford y Al Horford esta vez, los Celtics volvieron a confiar en Dennis Schröder como titular, completando el quinteto con la vuelta de Jaylen Brown tras no jugar en Houston. Jayson Tatum volvió a ser el máximo anotador del equipo con 41 puntos, seguido de Brown con 30.

Los Hornets salieron muy enchufados, por algo han empezado 3-0, con mucho acierto de tres y jugando un baloncesto muy rápido. Los de Udoka siguen intentando encontrar su identidad, y si bien el movimiento de balón en ataque fue bueno, los tiros no entraron.

Como cualquier aficionado había planeado, Jabari Parker acudió al rescate, con minutos muy importantes al final de ese primer cuarto, 11 puntos con tres triples, que sirvieron para que los Celtics hiciesen desaparecer la ventaja de los locales, yéndose al segundo cuarto iguales en el marcador.

El partido siguió siendo un show ofensivo, con Tatum en trance en el segundo cuarto, acompañado de un necesario acierto de tres por parte de Schröder. El ataque siguió mejorando con los minutos, pero los Celtics siguen cometiendo una cantidad increíble de fallos defensivos.

Parece que las órdenes de Udoka son confusas, o demasiado complicadas, ya que los malentendidos que se pueden observar en estos partidos no tendrían que estar sucediendo. Obviamente, a estas alturas, no puedes exigir que salga todo perfecto, pero es curioso que este equipo, con los jugadores que lo forman, esté funcionando mejor en ataque que en defensa.

La defensa de cambios planteada es compleja, y el entrenador está añadiendo ajustes cada partido. Da la sensación de que los jugadores tienen demasiada información en la cabeza, y no están sabiendo asimilar todas las instrucciones. A veces, para cambiar malos hábitos, es necesario una buena y dura dosis de realidad, esperemos que de sus frutos.

En la segunda parte se bajó un poco el rendimiento ofensivo, con buenos pasajes de ambos equipos y un LaMelo Ball dominante por parte de los Hornets. En el último cuarto, después de iniciarlo con autoridad, parecía que los locales se harían con la victoria, pero los Celtics, de la mano de Brown en ataque y Smart en defensa, consiguieron evaporar los 12 puntos de ventaja conseguidos, dejando el final en el aire.

El pequeño de los Ball se convirtió en Lillard, y pese a que metía todas las mandarinas que se lanzaba, entre Tatum y Robert Williams consiguieron mantener el partido a una canasta. Un robo de Smart daría a los Celtics la oportunidad de ganar, pero la jugada salió muy mal y no consiguieron ni tirar a canasta. Otra prórroga.

El tiempo extra fue el menos disputado de todo el encuentro. Los de Boston, pese a venir de jugar la noche anterior, metieron un parcial de 12-0 para llevarse el partido, y alguna que otra vida.

 


 

Siguiente partido el viernes frente a los Wizards de Beal y compañía.