A falta de un mes para el inicio del training camp de los Boston Celtics, en el Despacho comenzamos a elaborar los perfiles de cada uno de los jugadores que conformarán el primer grupo de «Orgullosos Verdes» con aspiraciones al campeonato desde 2012. Tras haber empezado con su jugador franquicia, Kyrie Irving, llega el turno del que más esperanzas e interrogantes hay depositados en este curso: Gordon Hayward.

 

Gordon Hayward y su año en los Boston Celtics

Hace doce meses exactos, los aficionados de los Boston Celtics no podían ser más felices. Tras el que quizás haya sido el verano más movido en la historia de la franquicia  (solo cuatro jugadores de los que alcanzaron las Finales de Conferencia 2017 seguían tres meses después), tenían en sus manos el que quizás era el grupo de jugadores más talentoso de la Conferencia Este.

Tres años después de que intentase reclutarlo para sus Cleveland Cavaliers, Kyrie Irving conseguía al fin unirse a Gordon Hayward: el alero que apenas un mes antes había abandonado su única casa en la NBA, Utah, para unirse al que fuera su entrenador en la Universidad de Butler, Brad Stevens pero esta vez en Boston. Tras una rueda de prensa en la que se presentó a ambos jugadores, el hype entre los aficionados verdes estaba por las nubes, visto el buen rollo que había entre ellos.

Por desgracia, la temporada de Gordon Hayward acabó a los cinco minutos de comenzar la misma, cuando cayó de forma aparatosa al intentar completar un alley-oop lanzado precisamente por el base nacido en Australia (fracturándose el tobillo izquierdo). Así, todo lo que los Boston Celtics pudieron obtener durante el primer año del jugador mejor pagado en la historia de la franquicia fueron unos cuantos posts en su blog explicando su proceso de recuperación, varios directos jugando al Fortnite (vuelve al LoL, you coward), un delirante vídeo en el que se le ve frustrado al conocer el sexo de su nuevo hijo y sí: varios follows en twitter a políticos y periodistas cercanos a Donald Trump. Vamos, la clase de highlights que podrías esperar de Kanye West.

Sería muy fácil y elevaría demasiado la expectativas de los aficionados verdes poner aquí las estadísticas de Gordon Hayward durante la última temporada que disputó entera en la NBA, donde alcanzó el All-star, se asentó como uno de los 5 mejores aleros de la liga y lideró a los Utah Jazz hasta la segunda ronda de Playoffs, pero tras más de 500 días sin disputar un partido oficial completo, no creo que sea reflejo de nada; más allá de servir como referencia de cuál ha sido el mejor nivel alcanzado por el jugador hasta la fecha.

 

¿Qué esperar para este campeonato?

Mis expectativas para con Gordon Hayward son realmente altas. Como persona que estuvo pidiendo su llegada desde Febrero de 2016, el año pasado tenía la certeza absoluta de que Brad Stevens había formado su sistema ofensivo en torno a la figura del alero; y la verdad es que razones no me faltan para creerlo. Por suerte o por desgracia, durante su tiempo en los Jazz jamás contó con un base de garantías – al menos con uno que pudiese jugar 30 partidos sin decir: «señor Stark, creo que no me encuentro muy bien«, lo que obligó al oriundo de Indiana a maximizar sus cualidades como organizador y jugar durante años como point-forward.

Si el aficionado de los Boston Celtics no ha castigado demasiado su cerebro durante este verano, recordará cómo una de las principales carencias del equipo  la falta de generadores ofensivos. Con un gran número de finalizadores en la plantilla, los que eran capaces de correr un sistema y hacer jugar al equipo se reducía a Al Horford, Marcus Smart y, en ocasiones, Kyrie Irving. La adición de alguien con las habilidades de Gordon es poco menos que ideal para el sistema de Brad Stevens. Y esto solo hablando de su faceta como playmaker. También hay que destacar que con su inclusión en un quinteto que se presume que esté formado por Kyrie Irving, Jaylen Brown, Gordon Hayward, Jayson Tatum y Al Horford, Stevens cumplirá su sueño de poder poner sobre la pista a cinco jugadores que sean capaces de tirar, pasar y botar (hay fe en tu verano, Jaylen).

Eso, en el costado ofensivo. Los Boston Celtics acabaron el año pasado con la mejor defensa de la NBA pese a que durante la segunda mitad de la temporada, tras las lesiones de Kyrie Irving y Marcus Smart uniéndose a la ya citadísima de Hayward, tuvieron que cambiar un plan de acción completamente basado en poner el cerrojo atrás y salir corriendo. Si lo consiguieron fue por el nivel irreal que llegaron a alcanzar durante la primera mitad de la misma, con un sistema que consiste en ayudas, falsas ayudas y cambios de marca… aspectos en los que un jugador con la inteligencia y envergadura de Gordon Hayward brilla con especial intensidad. Si bien es cierto que el sistema defensivo planteado por Quin Snyder, su entrenador en los Utah Jazz, es bastante diferente al de Brad Stevens, el alero tiene experiencia jugando en sistemas defensivos completos que van más allá de seguir a tu par (un saludo a Mike D´Antoni, que sé que nos está leyendo)… sin olvidarnos de que el jugador no solo conoce el sistema de Brad Stevens sino que el año pasado se involucró en la dinámica de análisis de vídeo de su equipo.

En definitiva, al igual que el curso anterior, el ajuste de Gordon Hayward en esta plantilla y sistema es prácticamente idílico. Y si bien no sería justo depositar en él las mismas expectativas que teníamos hace doce meses (dudo que supere los 25 minutos por partido en temporada regular), eso debería ser compensado por el mayor nivel de un equipo que se quedó a cinco minutos de disputar unas finales pese a no contar con sus dos mejores jugadores.

«It´s about to be crazy, G.»