A lo largo de las últimas semanas, hay una narrativa que parece estar extendiéndose a lo largo del mundo NBA a una velocidad similar a la que un aficionado de LeBron James corre a comprarse una camiseta en el momento en el que el de Ohio decide cambiar de equipo: que estos PlayOffs están siendo una basura porque no hay apenas partidos ajustados, siendo todas las series una sucesión de palizas de un lado o del otro.

Hasta tal punto ha avanzado esta necedad, la de desprestigiar la calidad y el trabajo de los equipos que han logrado llegar a las Finales de Conferencia, que hay algunos que ya andan poniendo malditos asteriscos al futuro campeón, sea quien sea, de la temporada 2021/22 de la NBA.

Por suerte, aficionados de los Boston Celtics, Dallas Mavericks, Golden State Warriors e incluso vosotros, hipotéticos aficionados de los Miami Heat, vengo a compartir con vosotros un conocimiento, una verdad absoluta, que empecé a atisbar allá por el verano de 2020 y que he comprendido en su totalidad esta primavera.

 

Los Ángeles Lakers, campeones de la Summer League 2020

Durante la celebración del que sería el 12º título de Los Angeles lakers, el 17 º si contamos aquellos que ganaron en la ciudad donde el nombre de la franquicia tenía algún tipo de sentido – aprovecho este momento para volver a recordar los Utah Jazz que no hay cosa más opuesta al Jazz que Utah y que, por favor, devuelvan su nombre a New Orleans -; los miles de aficionados que no soportamos a los de amarillo y morado, más aquellos que hacen lo propio con LeBron James, buscábamos alguna manera de desprestigiar su título.

Y la verdad es que, sí, aunque la burbuja tenía más ambiente de Summer League que de NBA Finals y aunque la celebración del título recordaba a la celebración de un Campeonato Estatal de Ajedrez, ese equipo ganó tres series y unas finales al mejor de siete partidos. Eran tan campeones como cualquier otro equipo que lo ha logrado antes, y todo lo que nos queda como haters es oír, ver y callar.

En ese momento estuve cerca de entenderlo todo, pero quizás el encontrarme en el lado equivocado de la historia me impedía comprender en su totalidad la verdad sobre la que habla este artículo.

 

Marcus Smart, Mejor Defensor del Año en la NBA

Por suerte, hace apenas unas semanas, la NBA anunció que Marcus Smart, BASE de los Boston Celtics, había sido elegido como Mejor Defensor del Año. Además, se convertía en el primer base en alzarse con tal galardón desde Gary Payton en 1996.

Si unimos esta vicisitud a que Marcus Smart no es precisamente el jugador más querido por las aficiones rivales, y a la obviedad de que cualquiera que haya visto cómo un jugador de su equipo quedaba entre los finalistas pero no lograba alzarse con el premio muy contento no estaba, lógicamente hubo una corriente de opinión muy fuerte en contra de la decisión tomada por aquellas personas con voto en la discusión.

Y es aquí cuando alcancé el conocimiento supremo: me importa una mierda vuestra opinión, dentro de 10, 20 y 30 años, sin importar qué pensarais entonces, qué opinión os merecía dicho título e, incluso, aunque fuera un galardón tan amañado, injusto y decidido por esferas superiores como las Finales de la Conferencia Oeste del año 2002… el nombre de Marcus Smart va a seguir figurando al lado de las siglas «2022 DPOY».

Tras años de entrar en discusiones, insultar, argumentar tras media hora en basketball-reference y acordarme de todos los familiares cercanos de cuantos tuvieran una opinión a mi parecer equivocada, alcancé ese conocimiento que no solo hará que los títulos conseguidos por desconocidos a los que apoyo por vete a saber tú qué motivos me aprovechen y los disfrute más; a la vez que los conseguidos por aquellas instituciones y personas que jamás sabrán de mi existencia, me dolerán un poco menos.

 

Y ese conocimiento no es otro que:

 

Los títulos hacen que tu opinión de mierda no importe

Así que, aficionado neutral en estas Finales de Conferencia y Playoffs 2022: nos da igual que los partidos se ganen por 15 o por 3 puntos. Que se metan más puntos desde la línea de tiros libres que canastas tras asistencia. Que haya más jugadores lesionados que sanos. O que todo resultado dependa del triple.

Nos da igual porque ya nadie se acuerda de si los Houston Rockets solo ganaron porque Michael Jordan estaba jugando con un bate de béisbol, que cualquier serie de PlayOffs entre 1999 y 2007 era un dolor a los ojos, o que hasta el año 1979 no existía la línea de tres.

De lo que sí nos acordamos es de quién ganó esos anillos. Y si lo hacemos, siempre podemos ir a Wikipedia y comprobarlo.

Y, por cierto, la última vez que lo comprobé no vi asteriscos al lado de ningún campeón.