Lo peor que puede pasar en la vida es tener expectativas. Dicho de otra forma, no sueñes en grande y no te decepcionarás. Nunca es agradable entrar en un lugar y/o comenzar una nueva etapa con una idea prefijada en la cabeza y descubrir que has sido engañado. Como no todo se arregla con un»quiero que me devuelvan mi dinero», a veces toca bajar la mirada y apechugar, y eso es lo que nos ha pasado en la primera semana de los Boston Celtics.
El equipo dirigido por Brad Stevens ya ha desterrado el pronóstico que todos —más o menos optimistas— dábamos por hecho después de una pretemporada impoluta. En el primer encuentro del curso, los Celtics perdieron en la cancha de los Philadelphia 76ers, colocando un 1 en la columna de derrotas e imposibilitando así ese 82-0 que se tocaba con la punta de los dedos después de descubrir que Carsen Edwards será el mejor rookie en la historia de la franquicia del trébol.
No hay que sobrerreaccionar a la pretemporada pero Carsen Edwards es el mejor rookie que han tenido los Boston #Celtics desde Larry Bird
— El Despacho (@DespachoCeltics) October 16, 2019
Poco queda salvable ya tras un despropósito que no maquillan los siguientes dos triunfos ante rivales que, ni de lejos, se aproximan al nivel de un equipo destinado a hacer historia en la NBA. Como si de la policía en una manifestación se tratase, todo el mundo huye de las responsabilidades. Ni Wyc Grousbeck, ni Danny Ainge, ni Brad Stevens han dado la cara ante una situación que se antoja muy difícil de explicar ya de por sí. El pueblo quiere la cabeza de los culpables que han destruido a un equipo indestructible.
Hablando en serio —parece mentira, pero a veces hay que aclararlo—, es bastante curioso ver cómo ha cambiado la película con el correr de unos pocos meses. En el último par de campañas, caer en el partido inaugural contra un rival directo como los Sixers habría sido un pecado capital para los Celtics. El nivel de exigencia ha disminuido tanto que el equipo de Philly se considera como «otra liga».
Esa es la nueva realidad que afronta Boston después de la espantada del innombrable (luego hablaremos de él). En materia puramente competitiva, ver al equipo un par de peldaños por debajo de la élite desanima un poco de cara a lo que viene, pero baloncestísticamente, la temporada se presenta más que interesante. Con tres partidos a las espaldas, todo discurre por donde se esperaba en cuanto a fortalezas y debilidades: el grupo es achuchable, los jóvenes han empezado con buen pie, Jaylen Brown quiere corresponder a la cifra de su renovación, y nos cuesta defender a horrores. Todo en orden.
Boston Celtics Fashion Week
Como si el hecho de que Enes Kanter no pare un taxi a hora punta no fuera suficiente, la última semana nos ha dejado un último disgusto procedente de sus redes sociales. Y sí, digo disgusto porque eso de «para gustos, los colores» tiene un límite cuando se roza lo ofensivo. Aquí, señorías, tienen la prueba:
Mmmmm pic.twitter.com/FKtprvDM9P
— El Despacho (@DespachoCeltics) October 28, 2019
Como en esta prestigiosa web nunca hemos sido de criticar el apartado de estética y estilo aunque sea por respeto a nosotros mismos, no vamos a entrar en detalles técnicos. Más que nada, porque tendríamos que hablar también de las opciones capilares de Marcus Smart y esto puede ser más largo que una novela de Ken Follett.
Los Celtics siempre han tenido una fórmula que funciona en el terreno de las camisetas. Simples y que evocan a esos tiempos pasados mejores. En la NBA, hay pocas elásticas más míticas que la de Boston. A eso, se le añadió una maravillosa versión para San Patricio con el verde característico y las letras y el dorsal en dorado. Pura belleza. Entonces, ¿por qué se quiere innovar tanto?
Ver a los Celtics con su uniforme habitual es más raro que un jugador tirando 30 tiros libres en tres cuartos, y la versión «festiva» desapareció para dejar paso aparentemente a esa monstruosidad de arriba. Vale que ese sucedáneo de verde puede ser un efecto de la cámara prehistórica que parece tener Kanter, no obstante, el arreglo cromático no es garantía de que esto funcione. Esperemos que todo haya sido una broma.
Cambios de humor
¿Mal de muchos, consuelo de tontos? Pues tampoco vamos a presumir de inteligencia. Con tan solo una semana de temporada en el calendario, nos llega la primera noticia jubilosa para los Celtics. Podría ser Grant Williams, Jaylen Brown o Gordon Hayward, pero no; el mal ajeno es mucho más divertido y más cuando Kyrie Irving está de por medio.
El base de los Brooklyn Nets ha comenzado a un nivel superlativo sobre el parqué, pero parece que el duendecillo a su hombro ha tomado el control desde bien pronto. Según Jackie MacMullan de ESPN, parece que la gerencia de su nueva franquicia está, digamos, algo inquieta con el comportamiento de su jugador estrella. Literalmente según la información que llega desde los Estados Unidos, los Nets están preocupados por los constantes cambios de humor de Irving. Inesperado como la lluvia en Londres.
«Cambios de humor» y «falta de liderazgo» son dos conceptos constantes a la hora de evaluar la actitud del base y, posiblemente, los nombres de los dos primeros hijos de Jaylen Brown. La noticia ha saltado después de tres partidos, aunque los problemas parece que afloraron ya desde pretemporada con variados desplantes hacia compañeros y directiva. ¡Y todavía falta Kevin Durant en esa ecuación!
De momento, Kyrie está replicando a las mil maravillas su último curso en los Celtics ahora en Brooklyn. Promesa de amor eterno micrófono en mano, entrega de la camiseta del partido a su señor padre e indiferencia con el resto de sus compañeros. El skyhook de Kareem Abdul-Jabbar, el látigo de Dejan Bodiroga, la bomba de Juan Carlos Navarro y la inestabilidad de Kyrie Irving. Clásicos.