Vaya día. Brad Stevens empieza fuerte, traspasando a Kemba Walker, el pick 16 del Draft de este año y una segunda ronda de 2025, por Al Horford, Moses Brown y una segunda ronda de 2023.

 

 

El traspaso es, esencialmente, un movimiento para liberar espacio salarial del que veníamos hablando durante mucho tiempo, siendo el ejemplo de Horford una de las varias posibilidades que habían salido a la palestra.

Walker tiene asegurados 73 millones, mientras que Horford tiene 27 la temporada que viene, y en la última de su contrato solo 14.5 asegurados de los 26.5 que firmó con os 76ers.

Así, el nuevo director de operaciones empieza dejando las cosas claras. El movimiento podría suponer el buscar la renovación de Evan Fournier, y la adquisición de Moses Brown, con contrato hasta la 23-24 (último año opción de equipo), por menos de 2 millones cada temporada, junto a la llegada de Horford, podría suponer la marcha también de Tristan Thompson y de Luke Kornet. 

 

 

Los Celtics pagan una primera ronda para deshacerse del contrato de Kemba Walker, pasando página al último coletazo de la gerencia de Danny Ainge, y resolviendo, seguramente, la mayor incógnita del verano de los Celtics.

A nivel económico, se reducen directamente 9 millones del payroll, más las ventajas anteriormente explicadas, además de cierta diferencia entre el contrato de Brown y el de Kornet, unos 10 millones en total.

En definitiva, tras esto, se debería poder renovar a Fournier y a Marcus Smart sin entrar en lujo, aunque los números son finos y esto no es algo totalmente seguro.

Esperad más movimientos, porque lo más seguro es que Thompson sea el siguiente. Todo esto sin ni siquiera tener contratado al nuevo entrenador. Perdón por usar esta expresión, pero: de locos.