En un muy entretenido encuentro los Boston Celtics caen ante los capitalinos 125 a 124, luego de desperdiciar 20 pts de diferencia y haber tenido tres oportunidades para cerrar el partido.


Si a uno le dicen que los Boston Celtics no van a contar con Kyrie Irving (tendinitis), Al Horford (enfermedad), Jaylen Brown (concusión), Daniel Theis (meniscos) y el ya malogrado Gordon Hayward (tobillo) no tiene muchas esperanzas de ver un partido entretenido. Por suerte está Brad Stevens para imprimir ese espíritu de competencia ante todo.

Los verdes saltaron a pista con: Terry Rozier, Jayson Tatum, Marcus Morris, Guerschon Yabusele y Aron Baynes. Un mix entre los dos titulares que quedaban en pie, dos de la segunda unidad, y un jugador de los Red Claws. Las persepectivas de victoria no eran muchas.

El inicio no pudo ser mejor para los locales, que mediante una defensa recia y ante unos descolocados Wizards, pudieron sacar rápidamente distancia en el marcador, de la mano de un buen pasaje de Jayson Tatum y Marcus Morris.

 

El conjunto de Brooks parecía haber subestimado la capacidad de los Celtics. Se podía ver al entrenador en los tiempos muertos pedirles a sus jugadores que se metiesen en partido, más que nada defensivamente, donde estaban siendo vulnerados por un buen movimiento de pelota de los locales.

La entrada de Shane Larkin le dio un segundo aire a los de Brad Stevens, que llegaron a sacar 20 pts de diferencia ante la mirada atónita de propios y extraños.

 

Con la segunda unidad de los capitalinos en pista el trámite empezó a igualarse. El triple fue un factor importante para achicar los guarismos. La falta de efectividad de los Celtics en este parcial le dio la ventana que estaba buscando para dejar la primera parte con una diferencia de un dígito.

El segundo tiempo mostró otro desandar. Bradley Beal y Markieff Morris se metieron ofensivamente y aprovecharon la falta de personal idóneo del otro lado para atacar en repetidas oportunidades con el drible o con tiros de media distancia.

Mas allá de la mejora de los visitantes, la defensa de los Celtics, los mantuvo en partido. Terry Rozier en varias oportunidades pudo cortar línea de pase y concretar puntos fáciles para mantener a los suyos en partido.

 

Marcus Morris fue el arma ofensiva en la que descansaron los orgullosos verdes. Con su salida y la de Terry Rozier el match cambió de curso para dejar a los Wizards con la delantera.

La prueba de personalidad estaba a la orden del día, y así parece que lo hicieron, ya que siempre que los Wizards se ponían al frente venía un parcial de buenas defensas y ataques concretados de gran factura equipísta.

Durante el último cuarto hubo ejecuciones de alto vuelo por parte de jugadores que no ven mucho tiempo en cancha (Nader por ejemplo). Se corrieron las jugadas, se pusieron buenos bloqueos para liberar a compañeros y se pasó la pelota a buen ritmo y con mucho tino.

 

Con ventaja de cinco puntos para el cierre, la falta de experiencia y los errores puntuales (Morris en la última jugada no cerrando el triple) llevaron al primer suplementario.

Las prórrogas estuvieron pautadas por unos Wizards que se mantuvieron al frente durante la mayoría de los parciales. En el primero y en el segundo de ellos con unos Celtics viniendo de atrás.

Otra vez los locales tuvieron el partido en sus manos después de levantar un parcial en desventaja. Jayson Tatum encontró la oportunidad de definir el encuentro tras este «and one», pero no pudo liquidar desde la línea de libres dándole otra vida a los de Brooks.

 

Un Bradley Beal indetenible se adueñó del segundo tiempo extra, sacando ventaja de los cambios de marca y los miss match de velocidad. Cuando el partido parecía definido, Terry Rozier (triple clave), puso a su equipo en condiciones de ganar con la última jugada (16 segundos un punto abajo), pero insólitamente Brad Stevens no pidió tiempo muerto, lo que derivó en un mal tiro de Jayson Tatum.

Los Washington Wizards se llevaron finalemente el partido 125 a 124. Para rescatar el nivel de competitividad de unos Celtics completamente remendados y con un sentido de juego en conjunto muy elaborado para el poco rodaje con el que contaban. Al final la inexperiencia y los errores en tiempos de cierre terminaron decantando un partido que en la previa parecía una quimera.