En estos días, ser aficionado a los Boston Celtics se está volviendo complicado. Con la llegada del verano y la falta de baloncesto en nuestras vidas, lo lógico es andar algo despistado sobre todo lo que se mueve en la NBA, y más si no se implica a los grandes nombres de la liga. Con Danny Ainge no puedes bajar la guardia. En cuestión de horas, la franquicia de Massachusetts se ha puesto a redactar contratos a diestro y siniestro, y el último en caer en el guante del General Manager de los verdes es Shane Larkin.

El base de 24 años se convertirá en nuevo jugador de los Celtics para la próxima temporada, según han afirmado múltiples fuentes norteamericanas aunque todavía no se haya hecho oficial. Todo ello, junto a la sí corroborada firma de Daniel Theis, parece que aleja a Yabusele de Boston por una simple cuestión salarial. Los Celtics han preferido dar hueco a dos jugadores experimentados procedentes de Europa en lugar del ala-pívot francés. Pero ya saben, con Ainge no hay que bajar la guardia. Desde Massachusetts se sigue confiando en que Yabusele se vestirá de verde la próxima campaña, por lo que no podemos descartar algún movimiento más en forma de traspaso.

Lo que sí está claro, es que la llegada de Larkin viene a cumplir una función bien clara. Tal y como está conformada la plantilla en estos momentos, los Celtics solo cuentan con dos bases tras el necesario corte de Demetrius Jackson. Tan solo Isaiah Thomas y Terry Rozier podrían, teóricamente, ocupar esta posición, y en una temporada tan larga necesitas una tercera bala en la recámara. Todavía desconocemos el alcance real de la lesión que Thomas sufrió el año pasado, y desde luego que tampoco podemos asegurar que ‘El Tren’ pueda hacerse con el mando de las operaciones en un equipo con aspiraciones tan altas. Necesitas limitar riesgos, y un jugador como Larkin puede ayudar y mucho.

Seleccionado en el puesto 18 del Draft 2013, el base de la Universidad de Miami goza de experiencia en la NBA, aunque la regularidad no ha sido su fuerte. El ex del Baskonia pasó por tres equipos en los tres cursos en los que militó en la mejor liga del mundo. Mavericks, Knicks y nuestros queridos Nets gozaron de sus servicios, pero nunca llegó a triunfar del todo. En las dos franquicias de Nueva York pasó sus mejores momentos. Larkin pudo disfrutar de los minutos en pista que todo joven jugador necesita, aunque su rendimiento nunca llegó a despegar y acabó comprando el billete con destino a Europa para probar suerte en la Liga Endesa.

Por encima del dinero

La noticia ha pillado por sorpresa a propios extraños. Ningún rumor previo indicaba un movimiento como éste, aunque desde España se ha hablado, y mucho, de su próximo destino. Tras una genial campaña con el Baskonia, Larkin se convirtió en uno de los activos más importantes de la Euroliga. Su continuidad en el cuadro vasco no estaba asegurada, y el Barcelona no dudó en poner unos seis millones de dólares por dos años encima de la mesa para vestir al base de la Universidad de Miami de blaugrana. Baskonia igualó la oferta de su rival en la liga española, y por el momento parecía que Larkin seguiría en Vitoria ante tan suculenta oferta. Para beneficio Celtic, el peso económico no fue determinante.

Boston ha logrado convencer al jugador para volver a la madre patria con una oferta muchísimo más baja (1.5 millones de dólares), y solo se compromete por una temporada. Larkin cobrará el mínimo de veterano en lo que parece una intentona bastante evidente para ganarse de nuevo un hueco en la NBA en un futuro inmediato. Los Celtics se han hecho con los servicios de un base con una velocidad endiablada para abrir las defensas rivales desde la segunda unidad; una pieza útil en los últimos puestos de rotación. Presumiblemente, Larkin no contaría con demasiadas oportunidades salvo catástrofes en forma de problemas físicos, pero su presencia puede ayudar a la competitividad interna y por qué no, pensar en buenos minutos para él en determinadas fases del campeonato. Los Celtics siguen completando huecos en el plantel, pero sigan atentos ante más trucos debajo de la manga de Danny Ainge.