Los Boston Celtics anunciaron este jueves previo al duelo entre el local y Los Angeles Clippers que retirarían el número de Kevin Garnett. La noticia no sorprendió a los verdes que son muy conscientes del impacto deportivo e institucional que tuvo el nacido en Greenville, pero no está de más repasar dichos motivos.

La llegada de Kevin Garnett

Todos en Massachusetts tenían la esperanza de que “the big ticket” en aquel 2007 modificara más de 20 años de “suerte irlandesa”: muertes inesperadas, malas decisiones de los directivos, técnicos negligentes y lo peor de todo… el olvido de un legado de culto a la defensa y al trabajo en equipo que había sentado las bases de la franquicia desde su creación.

Por esos tiempos, el bueno de Paul Pierce, mantenía sobre su espalda y en SOLITARIO más historia de la que podía soportar un solo jugador. El arribo del ex MVP, fue un premio a años de frustraciones y sacrificios del número 34, que aguantó la peor época de la historia celta, llegando a firmar temporadas que serán recordadas por derrotas y frustraciones. Con la llegada de KG, podía compartir el costal de ladrillos en forma de banners y números retirados que le recordaban una y otra vez eso a lo que no podía aspirar. El resto, como se suele decir, es historia.

No voy a detenerme a enumerar cuestiones estadísticas y numerológicas, que las hay y muchas, para indicar el vuelco histórico que realizó Kevin Garnett al ponerse la número 5 de los Boston Celtics, ésto va a ir por otro lado, voy a tratar de concentrarme en los intangibles, porque las estadísticas no me van mucho y porque Kevin Garnett es el “Himalaya de los aportes invisibles”.

 

“El Cuervo” pareció haber nacido para ponerse la camiseta de los Celtics, por esa maldita suerte que nos persigue como si fuera un recordatorio de que las cosas fáciles no son para nosotros, tocó la “fortuna” de verlo durante años en los Minnesota Timberwolves, cambiando el destino de la franquicia de los Grandes Lagos.

El destino tiene sus vueltas y llegó el tiempo indicado para que arribe como el Mayflower a Massachusetts (no cargado de peregrinos y puritanos separatistas) sino de una bodega repleta de filosofía de equipo, amor por el compañero, sacrificio defensivo, respeto por la historia, fortaleza mental, actitud ganadora e intimidación ajena. En efecto, Kevin Garnett llegó a Boston.

Muchas características personales del jugador se amoldaban como si fueran propias a la historia de los Celtics: su defensa de élite fue una marca registrada de la institución verde durante años, el respeto por el compañero y la filosofía de conjunto es parte del ADN de la estructura verde y fue traída en forma de “Ubuntu” por el ex Farragut, su intensidad y sacrificio en la cancha era un recordatorio de esa característica del “orgullo verde” perdida en el tiempo.

EL legado de KG

El alcance de su influencia transformadora llega hasta nuestros días, más allá de que se fuera rumbo a los Brooklyn Nets (ya hablaré de esto) hace años. “El giro copernicano” que significó su paso por Boston marcó un camino a seguir y una filosofía que, transformada de alguna manera, vemos diariamente en Marcus Smart, Grant Williams, los Jays y Stevens.

Téngase en cuenta la dirección que se tomó cuando Ainge apretó el control + alt + supr está inspirado en esa cuestión profesional y de conjunto que Garnett trajo y revitalizó allá por el 2007, cuando los Celtics pasaron de haber tocado fondo en la liga al Olimpo que supone ganar el anillo.

Avery Bradley dijo en su momento que debe su profesionalismo a haber compartido un vestuario con Garnett y que su legado estuvo presente cuando Jae Crowder aseguró que él quería llegar a asemejarse a KG en intensidad y sacrificio, o cuando el propio Stevens llegó con su trabajo táctico haciendo hincapié en la cuestión equipista por encima de todo ¿o ustedes se creen que esto es una casualidad? Ainge se empapó diariamente de ésto, y cuando el nuevo rumbo asomó sabía que no había que perder eso que KG había vuelto a revitalizar en Beantown.

El último gran aporte del nacido en Greenville fue haber tomado la decisión de partir hacia Brooklyn; él siempre dijo que se quería retirar en Boston, lo repetía una y otra vez y por eso muchos no entendieron de su partida. Conocedor de la filosofía de Ainge (todos son transferibles) se reservó su veto de traspaso y no lo utilizó solo porque Paul Pierce y el mismo Ainge le explicaron que su aporte hacia la franquicia podía ser mucho mayor si permitía un nuevo comienzo. 

 

 

Ese traspaso marcó el punto cero de la historia reciente de los Celtics, con la llegada de Brad Stevens, Marcus Smart, Jaylen Brown, Jayson Tatum como continuadores del legado de KG.

Tranquilamente se podría haber quedado en Boston y haberse retirado por la puerta grande, pero como le explicó en su momento el general manager, solo iba a retrasar el renacimiento de la franquicia ¿les suena esto?

La línea de comportamiento, de reclutamiento de jugadores con perfiles desinteresados como Kemba Wlaker, Gordon Hayward o Grant Williams pasa por esta marca indeleble que dejó el jugador.

Desde su arribo en el 2007 hasta la actualidad, siempre se siguió su filosofía, solo rota por el interludio Irving y todos sabemos como terminó eso. El propio Danny Ainge reconoció que se habían alejado de ese pensamiento y que había que recuperarlo.

Su trabajo esta hecho y en ese aplauso y ovación cerrada en la noche del jueves en un TD Garden entregado y extasiado ante el anuncio de su ascenso a lo más alto terminé de entender que a Kevin Garnett se le va a retirar el número, no por el hecho de haber ganado un título, quizás eso sea hasta poco injusto con otros…se lo va a hacer porque reconstruyó la filosofía y el orgullo verde para siempre.

 

Foto: Boston Globe