Danny Ainge tiene en sus manos hasta cuatro rondas del próximo NBA Draft 2019 y, a día de hoy, podría hacerlas todas efectivas – consulta aquí las rondas, salarios y plantilla de los Boston Celtics para los próximos años. A pesar de lo felices que estábamos a principios de este curso 201/19 con el Kings Pick proveniente de Sacramento mediante el traspaso de Jayson Tatum por Markelle Fultz, su buen comienzo de año parece que ha rebajado un poco las expectativas de los aficionados de los Orgullosos Verdes.

 

La temporada de la NBA está siendo especialmente interesante en la Conferencia Oeste por lo que es difícil hablar sobre cuantos picks podrán hacer efectivos los Boston Celtics el próximo NBA Draft 2019. Con Los Angeles Clippers entrando y saliendo de Playoffs (ronda protegida en lotería), los Sacramento Kings (protegida top-1) haciendo una de sus mejores temporadas este siglo y los Memphis Grizzlies en caída libre y hablado públicamente de traspasar a dos de los tres mejores jugadores de su historia, solo una cosa parece clara: como mucho, Danny Ainge podrá draftear a tres jugadores, al ser la ronda de los osos protegida top-8 y estos yendo de cabeza a uno de los tres/cuatro peores récords de esta temporada.

Tras años acostumbrados a mirar con deseo y codicia la parte más alta del Draft, este año toca analizar esa zona en la que Danny Ainge no ha estado especialmente acertado (Kelly over Giannis) aunque sí ha conseguido rascar algún que otro jugador importante (Rajon Rondo, Avery Bradley y Terry Rozier). El problema, para ustedes, queridos lectores, es que a quien esto escribe no le apetece nada rascar en esas profundidades pero sí que ha visto algún partido de Duke; así que, en lo que se me ocurra alguna buena idea para justificar por qué voy a hablar de la zona noble del NBA Draft 2019 cuando solo tenemos rondas de plebeyos, procederé a hacerlo…… ah, sí: este año ha cambiado el sistema de sortear los picks de lotería y ¡nunca se sabe qué puede pasar! Al lío.

 

Zion Williamson

 

Muy de vez en cuando, dependiendo de lo prolífica de la generación, aparece un jugador como no ha habido ninguno antes. Este es el caso de Zion Williamson, seguramente el jugador de instituto que más ha llamado la atención de prensa y aficionados desde LeBron James.

Había tantas expectativas como dudas sobre su adaptación a la NCAA y, en especial, a unos Blue Devils que tienen en sus filas a tres de los mejores  prospects de esta camada que llegará a la liga en el próximo NBA Draft 2019. ¿Podrá dominar con su físico fuera del instituto? ¿Se adaptará a un rol más secundario, al lado de Barret y Reddish? Las respuestas, bastante claras: sí, la NCAA se le queda pequeña a alguien con su exuberancia física y no, no se ha adaptado a ningún tipo de rol secundario porque a día de hoy parece estar un escalón por encima de Cameron Redish y varios por encima de R. J. Barret, quien sí está sufriendo un poco al no ser la referencia de su equipo por primera vez en carrera, pese a que en talento bruto puede que esté por encima de su compañero.

Como jugador, Zion es una mala mula, y capaz de saltar como un jugador con la mitad de su peso pero con todas las ventajas que otorga estar fuerte (129 kilos) para su altura (2,01). Tiene el potencial, la calidad y la inteligencia (en pista) para que su cara aparezca al lado de la definición de jugador franquicia en el diccionario de la NBA.

Dominador en el costado defensivo gracias a sus buenas lecturas, gran timing para el bloqueo y un atleticismo asombroso, apenas hay lagunas en este lado de la cancha. En el contrario, solo su jumper parece necesitar mucho trabajo, algo cada vez más visible porque en los últimos partidos está tirando más de lejos. Todo lo demás parece en su sitio: juego de pies aceptable, dominador en la pintura, buenos instintos para el rebote, y una infravalorada habilidad para el pase.

Puedes montar un equipo a su alrededor de una manera tremendamente sencilla.

 

R.J. Barret

 

Si el talento se pudiese cuantificar y extraer de los jugadores, es posible que R.J. Barret llenase más barricas que Zion Williamson. Todo lo dotado que está el alero físicamente, lo está Barret para jugar al baloncesto. Juega con muchísima facilidad, se ve rápidamente que es de los buenos, y su capacidad para producir tiros tanto para él como para sus compañeros está fuera de toda duda. El problema con él es que los únicos interrogantes que hay sobre su estilo de juego son las mayores virtudes que necesita un jugador de su posición para triunfar en la NBA: eficiencia y tiro de larga distancia.

Un base sin tiro de tres y anotador de volumen no es precisamente el sueño de una franquicia obsesionada por la estadística avanzada – ¿número de cuerpos técnicos no obsesionados con la estadística avanzada? Todos los que no juegan como locales en Chicago y Phoenix. Aún así, su calidad está fuera de toda sospecha y si no fuese porque comparte equipo con quien lo hace, no habría dudas de que Barret sería la primera elección del próximo NBA Draft 2019; pese a sus lagunas y un equipo que no tiene precisamente las piezas necesarias para sacar lo mejor de sus características, está firmando una de las mejores campañas individuales de este año en la NCAA.

 

Nassir Little

 

Su comienzo de temporada, saliendo desde el banquillo para la Universidad de North Carolina, fue francamente decepcionante tras acabar su último año en el instituto quemando la pista del All-america y echando sal para que nada más saliese de allí. Cualquiera que lleve siguiendo un tiempo la web y podcast de El Despacho sabrá de mi gusto por esos aleros físicos, cabezones, con condiciones para la defensa y unas muñecas aparentemente rotas: pues Nassir Little es ese tipo de jugador que si sale cara puedes acabar en tus manos con un Jaylen Brown o Josh Jackson pero que si sale cruz puedes preguntar en Detroit qué opinan de haber elegido a Stanley Johnson por encima de Devin Booker, Justice Winslow, Myles Turner, Terry Rozier o Kelly Oubre.

Pese a jugar como alero, su juego rápido e incansable y sus características físicas (2,15 metros de envergadura) hacen que el jugador al que más recuerde sea a una versión estirada de De´Aaron Fox. Está jugando francamente bien desde que comenzase el presente año 2019, por lo que está a un buen mes de marzo de volver a situarse en el top-3 del NBA Draft 2019; donde le tenían la mayoría de scouters el pasado verano.

 

Cameron Reddish

 

En las antípodas de su compañero, R.J. Barret, si el primero está rindiendo a un gran nivel pese a unas características contrarias a las necesarias hoy en día para triunfar en la NBA, Cameron Reddish está teniendo demasiados problemas para encontrar su ritmo y juego en la NCAA pese a que su  conjunto de habilidades, físico y estilo de juego encajan perfectamente en el prototipo de jugador ideal para el baloncesto actual. Con buena muñeca, alto (2,03), con mucha envergadura (2,15) y una manera de jugar muy fluida, Reddish recuerda por momentos al Justice Winslow que enamoró a tantos en la universidad y que está empezando a despuntar este año tras superar demasiados problemas físicos en sus primeras temporadas en la NBA.

Es, quizás, el jugador más complicado de analizar por lo extraño de su entorno. Rara vez vemos a un jugador con su calidad y potencial siendo la tercera espada de un equipo universitario, pero así están de sobrados van este año en Duke. La configuración de la plantilla de Coach K. hace que el jugador tenga muy poco tiempo el balón en sus manos por lo que las desconexiones de Cameron son constantes. La cantidad de minutos que pasa fuera del circuito de Duke hace que se enfríe su tiro y se descuelgue en defensa, precisamente las dos zonas en las que más debería estar destacando.

Aún así, y pese a su mala temporada. es un talento top-5 de este NBA Draft 2019 y el que más papeletas tiene para acabar convirtiéndose en «El robo» del mismo.

 

En definitiva, estos son los cuatro jugadores más interesantes del próximo NBA Draft 2019 en opinión de quien esto escribe. Eso sí, no se entusiasmen ni enamoren demasiado de ninguno de ellos porque todo apunta a que los Boston Celtics acabarán eligiendo en posiciones mucho más atrasadas – de las que empezaremos a hablar más adelante en la temporada. Salvo milagro en la lotería… o de Danny Ainge.