Hay jornadas de jornadas. Lo que hizo Jayson Tatum contra los Washington Wizards al cierre del partido merece una historia a parte que acapare todo el espacio de esta humilde crónica de la victoria de los Boston Celtics por 111-110 sobre el equipo del magistral Bradley Beal.


Los Celtics llegaban al encuentro sin una pieza fundamental: Jaylen Brown. Sin su compañero, Jayson tuvo que cargarse la ofensiva del equipo por largos trechos. Kemba Walker pudo aportar y sigue en un evidente estado de mejoría con respecto a lo que era en sus primeros partidos por allá en el lejano pero cercano enero.


Pero cuando el encuentro se puso complicado, los Wizards se pusieron al frente con restos de esa dinámica endemoniada que los ha llevado a ganarle hasta a los campeones defensores y Bradley Beal… Fue Bradley Beal (46 puntos con 7 rebotes) y lo que parecía ser la bandeja del triunfo – o al menos así la festejó -haciendo las cosas muy complicadas para estos temerosos verdes.

Jayson


No hay que alargar el subtitulo.

A su exhibición exagerada de recursos ofensivos, el alero le metió un poético cierre de partido, cuando los Wizards metieron ventaja de 110-105, el padre de Deuce anotó 6 puntos consecutivos, con bandejas contorsionándose y atacando al aro en vez de conformarse con tiros de media y larga distancia que terminaron liquidando el encuentro y mandando a Beal de vuelta a casa como a los hinchas de los Sixers la noche del confeti frustrado.

31 puntos, 8 rebotes, 3 asistencias, 3 robos.

El oriundo de Saint Louis cada día se consolida más como la estrella que es y, a una semana de iniciar en su primer juego de estrellas, puso todo el fuego en el asador para la segunda victoria consecutiva de Boston que necesita el descanso del All-Star como el agua en el desierto.


 

Foto: Celtics.com