Tras una semana de dudas, con cifras que bailaban más que Marcus Smart de fiesta, los Boston Celtics y Jaylen Brown llegaron a un acuerdo para extender su contrato con la franquicia por 4 años y un total de 115 de millones de dólares. Las intenciones de Danny Ainge parece que siempre han sido las mismas, y se confirman viendo la confianza depositada en el que tendrá que ser uno de los pilares del futuro de la franquicia.
Muchos los considerarán un robo, yo mismo pensé eso con la ya anticuada renovación de Avery Bradley, así que vamos a desmenuzar el último movimiento de los Celtics para intentar entenderlo, y si al final hay que cagarse a trompadas con Ainge, seré el primero en remangarme y alzar los puños.
Detalles del contrato
No es oro todo lo que reluce, y en la extensión de Jaylen Brown no todo es tan bonito como lo parece de primeras. Las cifras oficiales hablan de unos 115 millones en 4 años, pero la letra pequeña dice otra cosa.
Solo 103 millones son garantizados, siendo los 12 restantes incentivos por alcanzar ciertas metas. En concreto, 4 millones en función de objetivos sencillos (jugar más de 65 partidos, 49 victorias, llegar a segunda ronda…), y 8 millones en otros no tan fáciles de conseguir (MVP, DPOY, All-NBA…). Además, se trata de un contrato que escala con el tiempo, partiendo de una cifra de 23 millones, que irá aumentando un 8% cada año.
Los tiempos han cambiado
Y en realidad hace rato ya de esto, deberíais estar acostumbrados. Los jugadores, desde la tremenda subida del límite salarial, ya no valen lo mismo, y cifras que nuestra mente sigue asumiendo que deberían ser para las más absolutas estrellas, son ahora propiedad de jugadores con un rol más humilde en la liga.
Puede que fuese culpa de los contratos que se firmaron en esos primeros y salvajes días, pero el mercado dicta, y si los Turner, Crabbe, Gordon, Lavine o Ibaka del mundo, pueden cobrar más de 20 millones, amigos, Jaylen Brown no iba a pedir menos.
Debemos ajustar de una vez nuestras mentes a este ya no tan nuevo paradigma. En palabras menos pretenciosas: es lo que hay.
Unos Celtics con las manos atadas
¿Qué otras opciones tenían los Boston Celtics?, ¿cuál era la mejor?, ¿había alguna buena?
Lo primero que hay que tener claro, antes de entrar a analizar este apartado, es que los Boston Celtics querían quedarse con Jaylen Brown, creen en él. Ainge no paga esas cifras a cualquiera, y ya sabemos que no es muy de hacer estas extensiones a los jugadores con contrato rookie.
Opción A: esperar a verano y volver a negociar o igualar la oferta que acepte el jugador. El mismo método que salió bien con Marcus Smart, y que entiendo que no siguieron por dos razones: en el mercado que viene habrá mucho dinero que gastar y poco jugador al que pagárselo, y creen que Brown se va a revalorizar durante el curso.
Si piensas que por esto te puede salir más caro en verano, lo normal es intentar renovarlo ahora.
Opción B: intentar un traspaso antes de renovarlo. Podría haber sido una opción plausible, aunque difícil de conseguir, como todo traspaso en estas fechas. Entiendo que no se optó por esto por una de estas dos razones: querían quedarse al jugador a toda costa o no encontraron nada que mereciese la pena.
Al fin y al cabo, para esto necesitas una pareja que quiera lo que ofreces y que tenga algo que quieras. No es fácil. Además, si Ainge le tiene tanta fe, puede que ni se le pasase por la cabeza. Otro punto negativo de esto, es que si buscas a alguien de valor similar y misma edad, vas a tener que pagarle también mucho dinero (el mercado no perdona). Si buscas a alguien de ese nivel que ya tengo contrato firmado, tendrías que haber llegado a un acuerdo con Jaylen para un sign and trade, lo cual es excesivamente complejo.
Opción C: perderlo sin nada a cambio. No te gusta, no lo quieres. No vas a pagarle lo que pide ni por asomo, no encuentras un traspaso que te guste, le dejas ir. Obviamente la peor de las opciones no se ha dado por motivos más que claros.
Ainge, como ya sabemos, decidió escoger la Opción D, una que pocas veces usa, y que le permite mantener al jugador, tenerlo contento y sin dramas durante la temporada (no está mal eso), y es la que más opciones le deja abiertas de cara al futuro. Y es que los Boston Celtics tienen las manos bastante atadas, porque no disponen de espacio salarial para firmar agentes libres, y las rondas se van terminando. Además, si lo que quieren es un traspaso, el único contrato alto para un movimiento de dimensiones considerables es el de Smart, una pieza de la que Ainge no se quiere desprender (a Hayward no lo quiere nadie, sobre todo con su opción de jugador por más de 30 millones).
Jaylen Brown no vale 115 millones a día de hoy. Es verdad. Pero tiene 22 años y tu equipo necesita apostar por los jóvenes de cara al medio-largo plazo. No vas a conseguir rondas altas como las que has tenido, no vas a poder fichar grandes agentes libres en un tiempo, y necesitas agarrarte a algo. Igual no es la opción perfecta, pero creo que es la menos mala.
Cuando los Celtics quisieron firmar a las estrellas que salían al mercado, tuvieron que abrir las puertas de su caja fuerte de par en par, y puede que Horford y Hayward no valiesen exactamente lo que se les pagó en su día, pero era lo que dictaba el mercado: si lo quieres, paga. Con Jaylen pasa algo parecido. Mantienes el talento joven de tu plantilla, sobrepagando, y apostando a que algún día valdrá lo que has invertido. No te quedaba otra. Además, con ese contrato, generas un activo que no podrías haber generado firmando un agente libre (los derechos Bird ayudan).
El futuro
Y ahora solo queda sentarse a esperar. No hay tensiones. No hay egos por ser año de contrato. No hay preocupaciones. Jaylen Brown tiene todo el tiempo y la confianza necesarias para terminar de desarrollarse en un entorno que le va a ofrecer oportunidades y competitividad, y los Celtics, en su situación, solo pueden confiar en que los jóvenes tiren del carro. Repito, no quedaba otra.
Centrando más el análisis en el rendimiento, el jugador viene de un año raro, en el que ha bajado sus prestaciones saliendo desde el banquillo, pero tras el Mundial, y una buena pretemporada, parece que se ven signos de mejora claros y a un jugador con ganas de comerse el mundo. Tiene mucho en lo que mejorar, quizás demasiado, pero la apuesta de la franquicia ha sido clara.
Y respecto al futuro todavía más lejano, en relación con preocupaciones que ya invaden la mente de cualquier aficionado, no, Jaylen Brown no va a ser traspasado. Bueno, por lo menos todavía. Y es que os tengo que hablar de la «poison pill provision«, una especie de cláusula incluida en las extensiones de contrato que impone una carga al equipo que quiera traspasar al jugador antes de que la extensión surta efectos. Es decir, aunque Jaylen haya firmado el contrato hoy (y aunque sea traspasable desde ya, que lo es), no empieza a bañarse en billetes hasta el año que viene, y si los Celtics quieren traspasarlo ahora, la liga convierte el salario de Brown y lo aumenta a un promedio entre su nuevo contrato y el último año de su escala rookie, unos 24 millones de dólares, valor que tendría para el equipo que lo recibe, mientras que para los Celtics contaría como un equivalente a su salario actual, 6.5 millones. Por lo que los Celtics deberían asumir más salarios de los que están mandando como compensación. ¿Difícil verdad?, no es imposible, pero me extrañaría mucho que pasase.
En definitiva, y como conclusión, es entendible pensar que el contrato es alto, que Jaylen Brown está sobrepagado y que no merece tanta «confianza». Pero los Celtics no podían hacer mucho más, no tenían tantas opciones como parece. Y lo más importante, puede, y solo puede, que realmente quisiesen contar con el jugador a toda costa. El futuro se escribe con J en Boston. No queda otra.