Hace un año por estas fechas, Jaylen Brown era un chico que acababa de finalizar su primer y único año en la Universidad de California y se presentaba a un draft que prometía ser uno de los más flojos de la historia.
Mientras tanto, el equipo que acabaría seleccionándole, los Boston Celtics, estaban rodeados de rumores sobre qué hacer con ese pick, sobre cómo se presentaba la agencia libre, la vida y sobre a qué huelen las nubes.
Al final, el alero de entonces 19 años, acabó siendo elegido en la tercera posición del NBA Draft 2017 por los Boston Celtics, con gran parte de los allí presentes abucheando la decisión tomada por Danny Ainge y su equipo. La razón por los abucheos era el gran hype creado desde los medios de comunicación sobre el gran trade que estaban planeando los Orgullosos Verdes, nombres como el de Jimmy Butler atraían a los aficionados, más que por su indiscutible calidad como jugador, por su capacidad para atraer a los dos grandes agentes libres del mercado: Al Horford y Kevin Durant.
Pero el ex escolta siempre ha sido poco de construir castillos en el aire y mucho de empezar las casas por los cimientos. Y los cimientos de Brown eran bastante prometedores para todos aquellos que no tuviesen la cabeza seca de tanto leer estadísticas: un jugador muy maduro tanto psicológica como físicamente, con una gran ética de trabajo, un buen repertorio ofensivo y unas ganas de aprender y mejorar visibles desde aquella primera entrevista durante el Draft Combine que propició hasta dos, hay quien dice tres, workouts individuales.
Han pasado doce meses desde entonces y la transformación de Jaylen como jugador ha sido tal que ya ha convertido todos aquellos abucheos del pasado Junio en aplausos, y expectación cada vez que recibía un balón en el último partido que jugó con los Boston Celtics esta temporada. El Game 5 de unas finales de Conferencia contra los Cleveland Cavaliers de LeBron James, el mejor jugador en activo de este sistema solar y su pareja de baile cada vez que ambos equipos se enfrentan.
¿Cómo ha logrado todo esto? Empecemos por el principio
Tras una prometedora Summer League con los Boston Celtics en la que dejó buenísimas sensaciones dentro y fuera de la cancha, con buenas actuaciones tanto individuales como colectivas, varias cosas quedaron claras para aficionados y entrenadores: el chico tenía un techo inmenso en ambos lados de la cancha, su mecánica de tiro era muy mejorable, no sabía encontrar sus mejores posiciones en la pista y, desde luego, no sabía botar el balón. Si a cualquiera de nosotros nos hubieran dejado diseñar su verano, le habríamos puesto 40 horas semanales de entrenamientos de tiro, gimnasio, peleas de gallos con Marcus Smart, Avery Bradley y Jae Crowder, y otras 15 horas de vídeo. Todo eso habríamos puesto en su agenda de deberes…. Y nos habríamos quedado cortos en comparación con lo que al final acabó realizando durante su ‘descanso’ estival.
Llegó físicamente impecable al Media Day, y no solo en apariencia, pocos rookies pueden decir que acabaron aportando hasta los minutos recibidos en una temporada de 100 partidos. Su temporada fue claramente de menos a más, algo lógico en un jugador novato que llega a uno de los mejores equipos de la liga, bajo el ala de un entrenador que jamás ha regalado un minuto a nadie y rodeado del que es quizás el grupo de jugadores más competitivo y ‘rencoroso’ de cuantos hay en la NBA.
Pero Jaylen Brown siempre fue un chico listo, y cuando su culo empezó a oler a cangrejo – el equipo afiliado de los Boston Celtics en la D-League son los Red Maine Claws – a causa de un bajón de rendimiento en el mes de Diciembre, incrementó sus esfuerzos no para crecer como jugador sino para aportar al equipo. Al igual que pasó con Marcus Smart, desde su llegada a la NBA los minutos recibidos por Jaylen Brown no han sido par que él mejore como jugador, sino para que él mejore al equipo. Con unas dolencias tan evidentes como las mostradas por el conjunto de Brad Stevens por aquel entonces, no había que ser un genio por dónde empezar a arremangarse: defensa y rebote.
Danny Ainge: “Si no estás jugando duro, no estás jugando. Y si cometes un error, se te saca del partido y se te dice en qué has fallado. Estás jugando en las mismas condiciones que los veteranos de la plantilla”
Quizás de Febrero a Abril no vimos un partido de Brown tan completo estadísticamente hablando como el de su primera titularidad, precisamente contra los Cleveland Cavaliers (19 puntos, 5 rebotes, 3 robos y 2 asistencias para un +15 del equipo con él en pista); pero sí que demostró una consistencia poco propia de un rookie una vez alcanzó la titularidad tras la lesión de Avery Bradley. Con él como escolta titular, los de Brad Stevens alcanzaron el mejor momento de juego de toda la temporada con un parcial de 21 victorias y tan solo 5 derrotas.
En cuanto a sus números individuales, poca broma y mucho indicador de que los Boston Celtics tienen un auténtico diamante que pulir a martillazos de gimnasio y banquillo: solo el alabadísimo Joel Embiid supera a la del rookie de los Boston Celtics en cuanto a puntos por posesión, y lo hace literalmente por una milésima. Si lo ponemos en contexto, con el rol de cada uno dentro de su equipo y el número de minutos disputado por cada uno, ninguna conclusión a la que podamos llegar sobre el techo del alumno de Cal es descabellada.
Sobre la mayor laguna en su juego como prospect, el tiro exterior, ha sido bien cubierta gracias no tanto como a un trabajo específico sobre su mecánica como a un esfuerzo por identificar, buscar y atacar aquellos lugares desde donde sí que es efectivo. En su caso, las esquinas de la cancha, especialmente la derecha. Especialmente remarcable fueron sus primeros 17 partidos como escolta titular, donde lanzó por encima del 43 % de tres, mientras intentaba más de 2.6 lanzamientos de larga distancia por partido. Desde esas esquinas lanzó a un 48.8 % de acierto, incluyendo un Game-winner contra los Detroit Pistons en el que los Boston Celtics estaban haciendo todo lo posible por perder hasta la intervención del rookie. El que llegó siendo un pobre lanzador de tres a la NBA (28 % en la NCAA), ha acabado excediendo los registros de especialistas como Jamal Murray.

Cuadro de tiro Jaylen Brown (42 % FG) durante su temporada de rookie
Otro aspecto a destacar sobre su temporada, es que el jugador parecía ser inmune al tan temido rookie-wall, ese momento del curso en el que jugadores acostumbrados a jugar 20/30 partidos al año, sucumben ante el cansancio físico que supone una temporada de 82 con continuos viajes de miles de kilómetros y varias franjas horarias. Allí donde otros hincan la rodilla, tras el parón del All-star, el ajedrecista alcanzó su pico de forma.
El único amago de bajón en su juego, tras el mencionado mes de Diciembre, cuando para ser justos todo el equipo se resintió tras las continuas lesiones y una rotación aún en formación, fue en la primera ronda de Playoffs contra los Chicago Bulls. Ya está, hasta aquí ha llegado una buena temporada del chaval, pensaron muchos. La temporada regular es una cosa, pero los Playoffs son demasiada exigencia para un chico de 19 años recién cumplidos, se comentaba por twitter mientras un desenfrenado Terry Rozier robaba cada minuto de partido a Jaylen y este quedaba fuera de la rotación.
Pero en ese momento llegaron las tan esperadas Semifinales de Conferencia contra los Washington Wizards y, cuando Bojan Bogdanovic amenazaba con arrancar la victoria de las manos verdes, Brad Stevens se acordó de quién había defendido muy bien al bosnio medio año atrás. Jaylen secó al alero de los Wizards en un costado de la cancha mientras seguía aprovechando los cortes por detrás de las espaldas de los defensores y las esquinas para hacer daño en el otro. Sus defensas sobre John Wall fueron la guinda de un pastel que aquellos que le abuchearon 10 meses antes no se merecían ver ni a través del más grueso de los cristales.
19 años, tercer pick del draft, uno de los cinco jugadores más jóvenes de su camada, y clave en unas semifinales de Playoffs de la Conferencia Este, la de los codazos y las técnicas solo con heridas abiertas. Jaylen Brown había derribado el rookie-wall y las dudas iniciales de todos aquellos que querían a un jugador contrastado a base de trabajo, sacrificio y un chorrazo de talento.
De las Finales de Conferencia, poco que decir. El resultado estaba escrito desde antes que comenzasen los Playoffs y firmado por un notario tras la lesión de Isaiah Thomas. Pero si dejamos al lado al pívot que cobra 30 millones y le saca 12 años, y al base sin muñeca que metió siete de diez en triples en un partido, Jaylen Brown volvió a ser la nota más positiva de los Boston Celtics en esta serie.
El futuro es suyo, nuestro es el placer de disfrutarlo.
“He tenido que pelear por todo lo que tengo. Me tuve que ganar cada minuto, cada posesión, y me gusta que las cosas sean así”
Fuentes: Foto Nil Alemany.