Los grandes jugadores están para estas cosas. Cuando el partido está feo, es incómodo y puede estar cerca de caer en la cesta del equipo rival, llega la hora de tirar de galones. Y hoy por hoy, a finales del año 2017, los Boston Celtics tienen muchos más que los Philadelphia 76ers. Efectivamente, con jugadores como Kyrie Irving en tus filas, todo es más llevadero. El base estrella de los verdes añadió la capa a su vestuario ya compuesto por la máscara, y con sus 36 puntos evitó males mayores para liderar la victoria de los Celtics por 97-108.

Irving fue el artífice principal, pero uno no consigue éxitos sin ayuda. Si algo nos ha enseñado la cartelera contemporánea repleta de películas de superhéroes, es que éstos necesitan refuerzos de garantías. No vuelan ni tienen una fuerza extraordinaria, no obstante, Al Horford, Marcus Morris, Daniel Theis y Marcus Smart completaron un grupo de garantías. Los 76ers interpretaron a un villano convincente pese a la baja de su máximo estilete (Joel Embiid sigue sin poder jugar ‘back to backs‘), aunque su resistencia no alcanzó para el último tramo de la función.

Los Celtics quisieron evitar su típico y exasperante inicio de contienda; ese que les ha obligado a remontar en una excesiva cantidad de encuentros. Tardaron un par de minutos en aparecer, pero Irving se aseguró de hacer una entrada convincente. El ex de los Cavs demostró desde el primer momento que podía ser una buen noche para él, y sus 11 puntos en el primer cuarto dieron buena fe de ello. Horford tampoco se cortó con otros 10 en ese mismo periodo, y mano a mano consiguieron que Boston lograra sus primeras bajas pese al daño causado por un superlativo Dario Saric bajo el aro propio.

La falta de contundencia, y sobretodo, el mal cuidado del balón brindaron a los Sixers la oportunidad de seguir cerca en el marcador. No era su mejor actuación, pero con la salida de Irving y Horford rumbo al banquillo, los Celtics ponían a Philadelphia la alfombra roja para no perder comba. Afortunadamente para Brad Stevens, allí apareció Daniel Theis para construir una buena primera línea de defensa donde, como siempre, ya estaba Marcus Smart con el escudo. El alemán se ganó el sueldo en una lucha sin cuartel a lo largo del encuentro (8 rebotes y 3 tapones). Ya saben, Theis siempre aporta.

La vuelta de los máximos baluartes de los Celtics a cancha propició un parcial de 11-3 para finalizar el segundo cuarto, y en consecuencia, una buena ventaja de 10 puntos al descanso. Philadelphia quizás llegó algo justo de gasolina ante sus numerosas bajas, y en estos momentos sufrió ante la fase de mejor juego de los verdes.

Los 20 puntos de Irving tras la primera mitad no cubrían del todo el nubarrón que supusieron las 12 pérdidas del equipo. Los Sixers aprovecharon estas ocasiones a la perfección; sacando réditos al contraataque siempre bien llevado por Ben Simmons, que acabó con 15 puntos. Después del paso por vestuarios, los Celtics destaparon su particular festival de los horrores. J.J. Redick salió como un tiro, mientras que Boston no era capaz de defender el ataque rival desde el triple. Los locales tenían problemas, y tuvo que entrar otro salvador. Marcus Morris, como en alguna que otra ocasión esta temporada, supo recoger el peso anotador de los Celtics cuando el aro parecía más pequeño para sus compañeros. El tercer cuarto no fue el que esperábamos.

Los Sixers se pusieron por delante por primera vez desde los minutos iniciales, pero el ex de los Pistons no dejó que la cosa fuera a mayores. Sus 17 puntos desde el banquillo aparecieron cuando el equipo más lo necesitaba. Llegó la hora de noquear de una vez por todas al rival y, ¿adivinan quién fue el héroe?

Irving cerró el telón, pero otro protagonista quiso hacer aparición. Jayson Tatum, que tenía muchas miradas puestas en su particular duelo de novatos con Simmons, dejó su huella en el último cuarto, y ambos sentenciaron a los Sixers para no sufrir en demasía en los momentos finales.

El segundo partido entre Celtics y 76ers acabó con el mismo resultado que el primero. Boston demostró a base de galones, que Philadelphia está todavía a algún que otro escalón del nivel que deberían alcanzar para luchar por la división. El buen hacer de Saric (18 puntos y 10 rebotes) no bastó ante las actuaciones de Irving y Horford (21 puntos). Los Celtics siguen dejando alguna que otra duda sobre la cancha, pero siguen sumando victorias a un ritmo que asusta.