El deporte no despertaría la misma expectación y pasión si solo contáramos lo que pasa dentro del terreno de juego. Al público le gusta la polémica, ya sea mediante dardos en las redes sociales o túneles secretos entre vestuarios para celebrar reuniones de El Club de la Lucha. Así es el ser humano y su necesidad por el morbo. Hasta las franquicias teóricamente más serias tienen su dosis periódica de controversia, no obstante, no es normal que los protagonistas de la discusión ya no figuren en sus filas. Los Boston Celtics han tenido una semana movidita, y todo ha vuelto a girar alrededor de Isaiah Thomas.

Efectivamente, toca hablar de nuevo del vídeo-homenaje más importante en la historia del deporte en general, y el baloncesto en particular. El pequeño base, referente de los verdes en el último par de temporadas, regresó a su antiguo hogar con su nueva familia. Hasta ahí todo normal; sabíamos que ese momento tenía que llegar. El origen del problema llegó al saber que Thomas no se vestiría de corto debido al seguimiento de su plan de retorno progresivo a las pistas. The Little Guy‘ se sentaría en el TD Garden, pero no estaba dispuesto a vivir su esperado homenaje sin poder cumplir su deseada venganza hacia Danny Ainge sobre la pista. Sus 50 o más puntos en su retorno a Boston son inapelables. Todo quedó aplazado a la próxima visita de los Cavs al feudo de los Celtics, pero ese día ya estaba cogido.

La figura más importante de la franquicia en el Siglo XXI vería su dorsal colgado en el Olimpo de los verdes en el duelo ante Cleveland, y ahí comenzó un auténtico conflicto de intereses. Paul Pierce no quiere que nadie le haga la mínima sombra en su día especial; sus años de sudor y lágrimas le costaron. Lejos de quedarse esa amargura para así mismo, ‘The Truth’ aprovechó su nuevo trabajo en la televisión para expresar abiertamente su descontento. Tras esto, muchos vieron en el mítico alero un arrebato de diva que siguen criticando hasta la saciedad. Al fin y al cabo, ese homenaje a Thomas solo duraría un tiempo muerto. Correcto, pero la noche es del 34.

Las opiniones son como los culos; todo el mundo tiene uno. Los aficionados hablaban, pero solo los jugadores saben lo que realmente significa una fecha de tal calado. Esta polémica prometía ofrecer un mes de cruces de acusaciones, aunque, dicho sea de paso, Thomas demostró un gran talante y caballerosidad para dar el circo por terminado.

I’d like to thank the Celtics for their gracious offer to play a video tribute on Feb 11th celebrating my 3yrs in Boston. But since it appears this has caused some controversy w/ Paul Pierce’s night I’d ask the Celtics instead to focus all of their attention on #34’s career.

— Isaiah Thomas (@isaiahthomas) 17 de enero de 2018

«Me gustaría agradecer a los Celtics su amable oferta de reproducir un vídeo-homenaje el 11 de febrero celebrando mis tres años en Boston. No obstante, como parece que esto ha causado algo de controversia con la noche de Paul Pierce, pediría que los Celtics centraran toda su atención en la carrera del #34«.

Bravo. ¿Para qué causar problemas por una cuestión tan insignificante? Thomas, pese a no ver sus mejores momentos en el vídeomarcador del TD Garden, recibió el cariño de la parroquia de Boston y optó por no hacer una bola gigante de algo mínimo. Todos aplaudieron la decisión de Isaiah y dieron carpetazo al asunto. Polémica terminada, ahora vamos a centrarnos en meter la pelota por la canasta, que falta nos hace. Ni una cosa ni la otra. La controversia no alcanzó su punto y final, más bien, llegó a su momento álgido.

Pierce no aceptó su pequeña «victoria» ni tampoco agradeció el gesto. La leyenda verde quiso explicar su versión de los hechos echando por tierra las intenciones previas de Thomas e, incluso, dejando caer un dardo a la organización de los Celtics por cómo había manejado todo desde el traspaso del base a los Cavaliers.

«Danny (Ainge) trató de vendermelo, pero le dije ‘tuvo su oportunidad, y pasó de ella. Él ha dictado prácticamente todo’. Ellos lo han dejado pasar porque se sentían arrepentidos por cómo fue el traspaso. Es culpa. Eso es lo que es«.

¿Era necesario seguir echando leña al fuego una vez Thomas ya había dado su brazo a torcer? Seguramente no. ¿Tiene razón Paul Pierce en el porqué se ha llegado a este punto? Tiene toda la pinta. El ex base de los Celtics se merece el reconocimiento de la franquicia y sus aficionados por lo que significó dentro y fuera de la cancha. Hasta ahí, toco correcto. Pero que se siga hablando del dichoso traspaso varios meses después que Ainge decidiera apretar el botón ya se hace demasiado cansino. Cada vez que Thomas ha tenido que hablar con la prensa ha respondido a las mismas preguntas. Su serie de vídeos en ‘The Players’ Tribune’ tampoco ayudó a cerrar la herida. Todo giraba entorno a lo mismo. ‘The Little Guy‘ puso en entredicho a Danny Ainge y a la organización por cómo fue tratado después de lo que él había puesto encima de la mesa en las peores circunstancias personales. Si Thomas hubiera seguido tirando de la manta, quizás los Celtics habrían tenido que organizar un desfile.

Muchos jugadores han pasado por Boston a lo largo de las últimas temporadas, y es cierto que muy pocos han dejado una huella parecida a la del pequeño base. En mayor o menor medida, los grandes nombres que han vestido la elástica verde han recibido sus respectivos homenajes. Ya sea un clásico como Avery Bradley, el todavía compañero de Thomas Jae Crowder, o Kelly Olynyk (por contribuir a la comunidad, eso sí). Quizás nos quedamos con ganas de un pequeño reconocimiento a James Young.

Pese a la respuesta de Pierce, todo parecía ya dicho. ‘The Truth‘ tendría la noche para él solo, y Thomas tendría  que conformarse con lo vivido hace una semana o con otro homenaje en otra fecha mucho más lejana. ¿Serán los Celtics tan cazurros de honrar a un rival en una serie de Playoffs? Cualquiera sabe. Como la historia quedaba todavía algo sosa, faltaba algún protagonista más. Con la visita de los Pelicans al TD Garden, uno de los grandes «bocazas» de la historia reciente de Boston saltó a la palestra. Turno de Rajon Rondo.

«¿Qué ha hecho? [El periodista le contesta que llegó a unas Finales de Conferencia]. Oh, ¿es eso lo que celebramos por aquí ahora? Estos son los Boston Celtics. No son los Phoenix Suns, sin faltar el respeto a la organización, pero aquí no colgamos títulos de Conferencia. ¿Colgamos el llegar a las Finales de Conferencia? ¿Qué colgamos aquí? [Títulos, le responden]. OK».

Tu cariño hacia Thomas puede ser mayor o menor, pero hay que reconocer que Rondo tiene más razón que un santo. IT ha liderado una etapa en los Boston Celtics, aunque esta época no se acerca al estándar de éxito de la franquicia más laureada de la historia de la NBA. Hablando de anillos y leyenda, ¿no os falta otro nombre propio para rematar el asunto? Damas y caballeros, que pase Bill Russell.

«Paul [Pierce] tiene razón. Lo ha manejado mejor de lo que yo lo habría hecho. #Insignificante«.

Entre mitos parecen entenderse. Estas declaraciones de Russell nos despiertan una gran duda. ¿A qué altura levantaría el pívot a Thomas de las solapas? Parece un simple comentario, pero nos da una clara perspectiva de lo que piensa un jugador, que, al fin y al cabo, es lo que importa. Cabe recordar que Russell vio su #6 retirado en una ceremonia privada debido a sus tiras y aflojas con la afición de los Celtics. No obstante, sus declaraciones implican la gran importancia que tiene este tipo de actos. No quieren que haya otro protagonista, y tiene todo el sentido.

Llevamos ya unos cuantos días de calma, pero hasta el 11 de febrero cuando vuelvan los Cavaliers e Isaiah Thomas a Boston no hay que descartar más novedades en esta polémica. Poniéndose en la piel de cada uno, se puede encontrar parte de razón en los argumentos expuestos, pero, y aquí entra mi opinión, se está dando una excesiva importancia a un asunto baladí. Thomas ha sido una pieza fundamental en la historia reciente de los Celtics, no obstante, no está por encima de la franquicia y por ello ha errado al marear a la organización. Paul Pierce tampoco ha estado acertado debido a la contundencia de su negativa, cuando todo se podía haber solucionado internamente. Todo se gana sobre la cancha, y es ahí donde tiene que recaer la atención.