Una de las grandes virtudes que uno puede tener en la vida es ser conciso. El que escribe no puede presumir de ello, pero acaba de recibir una gran lección. Después de más de 70 partidos, los Boston Celtics han decidido hacer un resumen prácticamente perfecto de lo que está siendo su desesperante campaña. 18 puntos de ventaja a algo más de ocho minutos para el final y derrota en Charlotte. Capitulazo en esta serie de catastróficas desdichas.

Lo que debería haber sido un partido sin mayor historia que contar, acaba valiendo como ilustración que viene al dedillo. Los Celtics han fallado otra bala para hacerse con el cuarto puesto de la Conferencia ante un rival que ya estaba dando casi por finalizada su temporada. Los Hornets encontraron a su héroe Kemba Walker, mientras que el conjunto dirigido por Brad Stevens se metió en un vacío que les llevó al impresionante dato de cinco puntos anotados en los mencionados últimos ocho minutos. Imponente.

Los 31 puntos de un Kyrie Irving que parecía haber dilapidado el encuentro a todas luces, y los 29 de un Jaylen Brown que también estaba significativamente entonado parecían suficientes para que no aparecieran mayores sobresaltos. Error. Solo fueron un espejismo para la triste realidad que vivió el equipo de Boston con un final más digno de un cuadro que se entrega al tanking, y no de otro que quiere aspirar a algo.

Los Celtics, una vez más, se entregaron a las heroicidades de su máxima estrella tras desperdiciar una tremenda ventaja y salió cruz. Walker (36 puntos, 11 rebotes y 9 asistencias) ganó el partido en los últimos instantes cuando Irving solo podía fallar lanzamientos y negar con la cabeza. El ridículo intento de triple de Terry Rozier para empatar no hizo más que poner otra roca más atada al tobillo de un equipo que ni está ni dolorosamente se le espera.

Todo lo que pudo salir mal lo hizo. Todo lo bueno que se hizo hasta los momentos finales, acabó por no valer de nada. Irving y Brown marcaron el ritmo de un partido controlado en todo momento por unos Celtics que se veían claramente superiores. El movimiento de balón fue por momentos excelso y hasta los secundarios parecieron saber qué hacer y cómo proceder en todo momento.

Boston supo interpretar la mejor forma de atacar y, además, limitó a la gran estrella del conjunto local en buena parte del encuentro. Precisamente fue durante esos fatídicos minutos finales cuando Walker se liberó de la correa y demostró su merecido estatus como uno de los mejores bases de la competición.

Un parcial de 30-5 en el tramo final del partido volteó por completo las tornas y brindó el triunfo para los locales. Los Hornets siguen soñando con entrar en Playoffs mientras que los Celtics son una incógnita. No se sabe si están esperando a ese momento para jugar, o aguardan el día cual cerdo antes de la matanza. Desde luego, desperdiciar 18 puntos de ventaja en el último cuarto a tan pocos días de la postemporada se acerca más al segundo escenario.