Una de las manías más insoportables en el mundo del deporte es la perversión del lenguaje. En demasiadas ocasiones, se abusa de términos como «histórico» o «leyenda» hasta el punto que estos acaban perdiendo su significado. Hoy, por mucho que se usen, os aseguro que no es uno de esos casos.
Tommy Heinsohn es no solo una de las figuras más importantes en la historia de los Boston Celtics o del baloncesto, sino del deporte en cada sentido y extensión de esta palabra. Durante sus 86 años de vida es la única persona que ha estado presente en los #17 campeonatos de los Boston Celtics, en sus distintas facetas como jugador, entrenador o comentarista; siendo además una de los únicas cuatro personas que han sido incluida en el Hall of Fame de la NBA en las dos primeras categorías.
Esta breve nota podría ser un resumen de sus logros como jugador, hablando de sus ocho anillos como campeón, de sus seis presencias en el All-star. También podríamos ponernos un poco pedantes y hablar de cómo es una de las personas más transcendentes en la evolución de este deporte, siendo el creador de un small-ball que ha dominado la última década… 50 años después de que el decidiese utilizar a Dave Cowens – hasta entonces un ala/pivot de 2.05 metros de altura – como center.
«La gente pensó que Dave no podría sobrevivir», decía Tommy Heinsohn, Quería que fuéramos un equipo dinámico, realmente creía en esa estrategia, pero teníamos que jugar de una manera diferente porque no teníamos a Bill Russell rebotando todos los fallos para luego salir corriendo. Y Dave se convirtió en una parte integral de eso»
«Queríamos torturar al center del otro equipo, hacer que el otro jugador jugara como nosotros queríamos. Dave era un atleta excepcional , excelente en la defensa de presión, que era una de las razones por las que Red estaba interesado él, debido a su ferocidad y habilidad atlética en defensa. Trabajé con Dave Cowens para convertirle en un point center», continuaba Tommy Heinsohn «Tendría mucho el balón en sus manos y estaría afuera, en el perímetro. Para que fiese efectivo, pasamos un año trabajando en su tiro exterior y se convirtió en un excelente manejador de pelota en esa situación. Realmente confundió a toda la liga: le cambiarían el ala-pívot, y nuestro ala-pívot (Paul Silas) quedaría abierto ».
Pero no. Sinceramente no estamos para tirar de hemeroteca o para hablar de una carrera de la que apenas hemos visto una décima parte y en grabaciones de pésima calidad. Sabiendo, además, el resultado: una victoria de los de verde.
Esta nota es un adiós a un amigo. A una personalidad que nos ha acompañado durante cuarenta años. Coincidirán conmigo en que la manera de disfrutar de un partido NBA en nada se parece a consumir cualquier otro deporte. Lo que en la mayor parte de los casos consiste en una comunión colectiva, llena de abrazos, gritos, celebraciones e insultos, durante la que apenas se oyen las voces de los comentaristas, en el caso de la NBA es una ceremonia tranquila, a solas, con nocturnidad y alevosía; casi subrepticia.
En ese contexto los comentaristas pasan a ser las únicas personas que tienes sentadas a tu lado, analizando el partido contigo y tu única compañía durante las tres horas que dura el partido. En definitiva, se acaban convirtiendo en alguien cercano a ti, en un amigo.
Y no hay amigo más divertido que Tommy. Apasionado, divertido, bruto, inteligente, mordaz y, sobre todo, más casero que la gaseosa. Pocas cosas son capaces de esbozarte una sonrisa más rápido que escuchar los comentarios que un aficionado de otro equipo tuviera que decirte sobre el bueno de Heinsohn.
Pobre diablo, qué jodido tiene que ser seguir este deporte con la misma dedicación que tú y no tener la suerte de tener al viejo de tu lado.