Es jueves 22 de Marzo y hace una semana que debería haber subido este artículo. La idea era presentar este debate justo antes del último podcast que grabamos el pasado sábado pero cuando llegó el jueves pasado solo había hecho que recoger los datos. Menos mal que Sergio, nuestro querido Tortu, siempre se presta a acompañar en los retrasos.

 

Luego decidí hacerlo tras la grabación del mencionado programa. “Lo tendré reciente y seguro que estos dicen alguna cosa interesante que no se me había ocurrido”, pero al final acabé jugando unas ocho horas al Stardew Valley. Pensar que me pondría a ello en lo que llegase a casa tras el trabajo y acabar haciendo cosas tan productivas como: dormir, plantar patatas o arruinar la partida de mi ADC en la Grieta del Invocador ha sido mi rutina de esta semana.

 

Tampoco quiero engañar a nadie: soy un puto desastre y, en palabras de Andrés, si Javi dice que esta semana escribe sobre algo apunta que en dos o tres semanas se acuerda del tema y lo publica. Hasta esta temporada esto se debía a que mi deficiente sistema de escritura consiste en estar una o varias semanas dándole vueltas en la cabeza a un tema, y cuando al fin sé lo que quiero y cómo lo quiero decir, vomitarlo en el teclado en un periodo de tiempo superior al que necesitas para vaciar la vejiga pero inferior al que te llevaría hacer lo propio con el intestino grueso. Por ejemplo, este comentario del todo desagradable sé que lo quiero meter en un artículo desde el domingo pero es ahora cuando lo he deglutido de manera natural.

 

Como decía, esto es lo que pasaba hasta esta temporada. Pero lo de este año es distinto. Al principio de la temproada pensaba que se debía al cambio del roster, tras años siguiendo lo que hacían el enano y sus secuaces no era fácil hacer el cambio de chip. Ya saben: el corazón tiene razones que la razón no entiende y ese tipo de frases de mierda que se estampan en camisetas, tazas y publicaciones absurdas de Instagram y demás vertederos. Posteriormente, tras varias broncas del cabrón de Andrés – al que quiero como a un hermano mayor y que nos puso de los nervios este fin de semana, en las que me echaba en cara no estar tan activo como otros años pensé que quizás, como la alimaña competitiva que somos todos, el no tener a otras 29 redacciones a las que querer patear el culo me había quitado una motivación diaria.

 

Pero esto es absurdo. Si algo nos ha enseñado Twitter es que si necesitas un enemigo solo necesitas dos minutos para lograrlo. Algo tenía que haber, quizás aún me estaba ajustando a una nueva ciudad, a un nuevo trabajo, a nuevas amistades, pero tampoco parecía tener demasiado sentido pues si algo he hecho desde que me junté con este equipo de macarras a los que quiero como una familia ha sido cambiar de todo.

 

Finalmente, el pasado miércoles mientras veía el partido entre los Boston Celtics y los Oklahoma City Thunder entendí que lo que me pasaba es que estaba de duelo.

 

La temporada 2017/18 de la NBA era afrontada por cualquier aficionado de los Orgullosos Verdes como la más esperanzadora y emocionante desde la 2007/08. Al igual que pasaba aquel año, media plantilla había sido traspasada para conseguir unir a un Big Three que en manos de Brad Stevens se convertía automáticamente en un equipo contender al título – esto es: a perder unas finales de la NBA contra los Golden State Warriors de Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y aquel señor que se reserva su competitividad para Twitter.

 

Pero cinco minutos empezada la temporada, las esperanzas murireron.

 

Negación

 

La negación es la primera de las cinco fases del duelo estableciadas por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. Negar que has perdido a un ser querido es la primera reacción de cualquier persona, y lo mismo pasó con los Boston Celtics: se negaron a dar por muertas sus aspiraciones y consiguieron ganar 16 partidos a base de lucha, coraje y corazón. Pero es una frase tan intensa como breve.

 

Negociación

 

Tras la efervescencia de ese mes de octubre (un abrazo a los compañeros de la revista Gigantes por aquel pedazo de portada), el equipo se mantuvo a un ritmo altísimo en lo que a victorias se refiere pero el juego era claramente insuficiente si lo que necesitas es vencer a dos equipos que están haciendo historia en el costado ofensivo de la cancha: Golden State Warriors y Houston Rockets. Aún así, los aficionados hacíamos cábalas “hemos ganado a ambos equipos jugando con nuestras armas”, “los Cavaliers parece que se derrumban”, “lso Toronto Raptors son los Toronto Kitties cuando llegan los Playoffs” y, sobre todo, “quizás Gordon Hayward esté de vuelta para Playoffs”. No, la temporada no estaba muerta, solo herida.

 

Depresión

 

Pero llegó el mes de enero. El ataque, claramente diseñado para que los doscientos ejecutores del equipo aprovechasen el descomunal talento de Gordon Hayward para crear ventajas que sus compañeros y él mismo puedan aprovechar, se resentía cada día más ante el buen scouting rival. Dobla a Al Horford, no dejes a Marcus Smart ejecutar el sistema, reza para que Kyrie Irving no tenga una de esas noches, y con eso tienes la mitad del partido ganado. La otra mitad será decidida por el corazón, y tras un calendario demencial durante los tres primeros meses de competición – donde los Boston Celtics jugaron hasta seis partidos más que Toronto, por ejemplo, – el corazón apenas tenía combustible que bombear.

Ira

Creo que jamás me acostumrbaré a ver lo que los entrenadores realmente grandes son capaces de construir con dos piezas que apenas encajan entre sí. Tras el parón del All-star, y con la vuelta de ese maníaco que lleva la 36, los Boston Celtics encadenaron ocho partidos de victorias más o menos cómodas y de alguna derrota tan comprensible como inmerecida – sí, esto va por el primer MVP de la historia que nunca ha sido capaz de hacerme disfrutar durante más de 15 minutos seguidos. Si la mejor defensa de la NBA había sostenido al equipo antes del “fin de semana de las estrellas”, uno de los mejores cinco ataques de la NBA abría de nuevo las puertas a la esperanza. Además, ¿qué es eso? Vídeos de Gordon Hayward driblando, declaraciones de Mike Gorman diciendo que estaba seguro de que íbamos a ver al alero de vuelta esta temporada. Quedan tres meses hasta mayo, se lesionó en octubre, me llevo dos, resto una, sí… las cuentas salían.

Aceptación

Gordon Hayward sufrió una recaída hace un mes”.

Jaylen Brown cayó de manera muy fea frente en Minnesotta y será baja indefinida por conmoción cerebral”.

Kyrie Irving tiene una lesión con la que tendrá que lidiar toda su carrera”.

Marcus Smart debe ser operado de un tendón en su mano derecha y es posible que haya jugado su último partido con los Boston Celtics”.

Se acabó la temporada de Daniel Theis tras operarse el menisco”.

 

La temporada de los Boston Celtics se acabó el 5 de 5ctubre de 2017. En el fondo todos lo hemos sabido durante estos meses, pero nos hemos negado a aceptarlo, servidor el primero. Ahora mismo, qué más da caer en primera ronda contra Miami Heat, que en segunda ronda contra Cleveland Cavaliers o en las finales de Conferencia frente a Toronto. La realidad es que ahora mismo el roster que los Boston Celtics tienen disponible de cara a la post-temporada a duras penas es el sexto mejor de la Conferencia Este.

 

Que sienten a Kyrie Irving, que se opere mañana mismo si es lo que necesita y tenga por delante seis meses para descansar sin presión alguna. No fuercen a Marcus Smart, todos sabemos cómo juega ese chico y no sabe dosificarse, va a jugarse la mano en cada acción; y con ello quién sabe si un par de años de su carrera. Aprovechemos que ahora es un agente libre restringido sin tiro y lesionado para conseguir que se quede al menos 3 o 4 años más. Al menos, que firme la Qualyfing offer y todos podamos tener la temporada que viene la que soñábamos en septiembre.

 

Porque sí, escribiendo el artículo que debería haber empezado 1400 palabras atrás: Marcus Smart es el jugador que los Boston Celtics deben retener si quieren conservar al menos a uno de los dos en la pareja que forma con Terry Rozier.

Porque el equipo es mejor con él. No más competitivo, que también, no más organizado en ambos lados de la cancha, que también, no más versátil, que también, sino simplemente mejor. Dicho en números, el equipo anota 4,2 puntos por cada 100 posesiones más con Marcus Smart en la pista. Cogiendo su muestra más reciente, solo en los ocho partidos que jugó tras el All-star, el equipo acabó con un diferencial de +54 con él en pista. Su net rating esta temporada es el segundo más alto del equipo, con un 6.4 en el global de la temporada tras ser de 5.7 antes del parón a 11.1 tras él.

Porque para hacer la apuesta por Terry Rozier debes hacer eso: apostar. Debes dejar ir a Marcus Smart este verano con la esperanza de que el año que viene no llegue un equipo y ofrezca aún más dinero que por el tejano. Es una comparación que ya he usado otras veces en podcast y Twitter, pero sirva su uso una vez más: Tony Allen – el primer jugador que viene a la cabeza de aficionados, periodistas y ejecutivos cuando hablan de Smart pese a que ese nombre debería ser Draymond Green – jamás cobró más de 3.5 millones de dólares al año. Aún subiendo esa cifra al doble a causa del actual contrato televisivo, la cifra no llega a 8 millones de dólares, un par por debajo de los 10 que podrían afrontar los Boston Celtics. Por su parte, Reggie Jackson, el molde en el que se está forjando Terry Rozier, lleva tres años cobrando el doble de lo que podrían ofrecerle los Boston Celtics. Renueva a Marcus Smart por menos de 10 millones y ya verás lo que haces con Terry el año que viene. Pero si tienes que apostar a que no van a dar demasiado dinero por alguien en esta NBA, apuesta por el que apenas llega al 30 % en triples.

Además. la ofensiva es mucho más que anotar puntos, y Marcus Smart es junto a Al Horford el mejor generador del equipo – a la espera de Gordon Hayward, y tiene un bastante decente 2.1 como rating de asistencias pérdidas. Y en defensa, no hace falta que explique qué hace, pero sí me gustaría hablar tan solo de un aspecto tan poco valorado como útil: las cargas ofensivas. Estadísticamente hablando, un robo equivale en torno a 1.1 puntos por posesión mientras que una carga ofensiva robada al rival significa 1.4 puntos. En el siguiente gráfico del Washington Post podemos ver cómo Marcus Smart es uno de los mejores jugadores en este aspecto de toda la NBA desde su temporada como rookie.

Marcus Smart cargas

 

En cualquiera de los dos casos, te quedes con el que te quedes, vas a retener y perder a un gran jugador. Lo que no puedes es dejar ir gratis a tus mejores elecciones de primera ronda en dos años consecutivos cuando ambos han demostrado además que tienen potencial para ser bases titulares de esta liga.

 

Lo que nos lleva al siguiente punto: en algún momento en los próximos dos/tres años, si siguen con esta curva de desarrollo, tanto Terry Rozier como Marcus Smart demandarán ser titulares, ya sea en Boston o en cualquier otro lado. Contando con que Kyrie Irving es y será tu base y jugador franquicia, ¿quién encaja mejor a su lado: Marcus o Terry? Esta es fácil, el que tiene las características más complementarias. Terry hace básicamente lo mismo, pero peor ,que puede hacer Kyrie Irving, mientras que nadie te da lo que aporta el #36 cada noche.

 

Por último, y volviendo un poco más arriba: no puedes dejar marchar gratis dos primeras rondas. Salvo milagro en forma de sign and trade (opción casi en desuso desde hace tres temporadas), ya es imposible sacar algo por un Smart que acaba contrato en Julio. Sin embargo, el valor de Terry Rozier está en su mejor momento: ha respondido tanto saliendo desde el banquillo como de titular cuando se le ha necesitado, ha demostrado tener buena mano en el clutch, y lleva sin perderse un partido por lesión desde el instituto. Pese a que solo le quede un año de contrato, el ser agente libre restringido puede hacer muy fácil que la franquicia interesada le retenga el año que viene siempre y cuando tenga dinero para hacerlo. Quizás no sacas más que un expiring y una segunda ronda, pero ya es más de lo que te va a devolver Marcus Smart a día de hoy.

 

Por supuesto, nada de lo que han leído aquí se va a aproximar demasiado a lo que va a pasar en realidad. Kyrie Irving volverá para Playoffs, Marcus Smart forzará su recuperación y eso, sumado al buen hacer de Brad Stevens y el enorme corazón y afán competitivo que tienen todos los equipos que ha entrenado hasta la fecha, hará que la temporada se alargue más allá de todas las esperanzas que podamos tener los aficionados a día de hoy, Luego, Danny AInge acabará haciendo lo que le plazca con Marcus y Terry, y nada importará porque con esa elección 26 que tendrán los Boston Celtics en el próximo Draft, sacará a un exterior duro y sin muñeca que se acabará convirtiendo en un sólido jugador de rotación. Pero el debate está ahí, y había muchas cosas que decir.