Los Boston Celtics sufrieron una dura derrota en casa contra los Detroit Pistons en una lamentable versión de Kemba Walker y la mayoría del quinteto dirigido por Brad Stevens, que arruinaron la segunda mitad y cayeron en la primera noche de juegos en back-to-back en el TD Garden por 116-103 con una rareza a su favor: dominaron los rebotes.


En la primera parte, Boston estaba en juego en gran parte gracias al desacierto desde el perímetro de los visitantes. Markieff Morris, cuento a parte, llevaba 17 puntos temprano en el partido. Para los de Stevens, Brown también llevaba 17 acarreando la ofensiva verde.


La segunda mitad llegó con dramatismo para los hinchas de Boston. Derrick Rose jugó como la estrella de la liga que alguna vez fue y dominó por completo el juego con 22 puntos y 6 asistencias, recibiendo el apoyo de Sekou Doumbouya (?) que sumó otros 24 tantos para los Pistons.


Sin movimiento en defensa y con Kemba fallando nueve triples y doce tiros de campo terminaron siendo letales para las aspiraciones de los Celtics. Gordon Hayward y Jaylen Brown sacaron la cara por Boston, con 25 y 7 rebotes para Gordon y 24 con 12 para Jaylen, que no metió ni uno de los cinco tiros libres que lanzó.


Boston no pudo remontarse a la ausencia de Jayson Tatum y, como si fuera poco, viaja inmediatamente al estado de Wisconsin para medirse con los Bucks de Antetokounmpo en otra jornada de juegos en noches consecutivos que pinta amarga para los de Massachusetts.

 

 

 

Foto: Celtics.com