He de reconocer que el pasado mes de diciembre no salía de mi estupefacción cuando veía a multitud de seguidores de los Boston Celtics a punto de montar una intifada en las oficinas de Danny Ainge por rechazar un traspaso que devolvía a Gordon Hayward de vuelta a Indiana a cambio de Myles Turner y alguna cosilla más, supongo.
Dejando a un lado que a estas alturas sigamos creyendo en cada rumor que sale como si fuesen las sagradas escrituras, y que algunos parecen no querer entender que el alero se fue a Charlotte simplemente porque le pagaban cinco millones más al año que Pacers y Celtics, ¿de dónde nace esta querencia por Myles Turner?
Sí, el pívot tenía una gran pinta durante su primera temporada en la NBA, donde parecía asentarse como un defensor versátil que además tenía buena mano… y esta parece dispuesto a destrozar el récord de tapones en un curso, pero a lo largo de su ternura en la liga solo ha demostrado ser un interior fiable en defensa cerca del aro, y contra gente que no le supere demasiado en tamaño.
Viniendo de un año en el que Brad Stevens armó la quinta mejor defensa de la NBA gracias a la capacidad de todos los jugadores de defender múltiples posiciones, en la que Daniel Theis es su center, y que solo ha sido destrozada por Bam Adebayo, quizás es hora de confiar en lo que hay en casa a un precio mucho más razonable.
Robert Williams, un center defensivo más valioso por su ataque
No era difícil que los aficionados de los Boston Celtics nos ilusionásemos con la elección de Robert Williams. El jugador no solo había caído hasta unas posiciones impensables apenas unos meses antes… sino que encima era alto. Tras años esperando la selección de un jugador alto en el NBA Draft que solucionase los problemas que llevan acuciando la pintura de los Boston Celtics desde la salida de Kendrick Perkins, elegir a un prometedor tarugo en lugar de a otro base sin tiro o a un interior bajito, blanco, con buena mano o cualquier otro adjetivo igual de poco deseable para un center, TimeLord era maná caído del cielo.
Por desgracia, durante sus primeros años en la NBA el center apenas dejó destellos aquí y allá de lo que podría llegar a ser, continuamente secado por sus lesiones e incapaz de entender un sistema defensivo que premia tanto la movilidad y la capacidad de lectura como el de Brad Stevens.
La redención llegaría en una burbuja donde el jugador sería clave en muchos encuentros… gracias a su aportación ofensiva. Sus números tanto base como avanzados durante este verano quizás no digan nada de inmediato, pero entre aquellos que sí vieron los partidos pocos puede haber que duden de este último punto.
La capacidad de Williams para jugar por encima del aro, su buen entendimiento en el pick and roll con Marcus Smart y, sobre todo, su gran habilidad para pasar el balón, sirvieron para desatascar el ataque de los Boston Celtics en no pocos encuentros. Y eso era algo tan valioso como el oro para un equipo con una segunda unidad incapaz de meter el balón en la canasta aunque esta fuera un agujero negro.
JB +Timelord = slam#Celtics Rewind presented by @tmobile pic.twitter.com/S4WjOcv5cr
— Celtics on NBC Sports Boston (@NBCSCeltics) December 31, 2020
El tiempo de TimeLord
Con estos partidos como última referencia para el aficionado, es normal que muchos tuviéramos unas expectativas quizás demasiadas altas con el salto que podría dar el jugador durante el presente curso. Si bien es cierto que el principal experimento con gaseosa de Brad Stevens esta temporada, la alineación tradicional con dos hombres altos en la pintura, ha demostrado ser un desastre desde casi cualquier punto de vista, una de las pocas lecturas positivas que se puede sacar del mismo es la cantidad de minutos que el jugador ha tenido como única referencia en la pintura- o acompañado de Grant Williams, un interior con vocación de alero cuyo juego complementa muy bien el de TimeLord.
Tras un desastroso primer encuentro, el jugador viene promediando 6.6 puntos, 6.9 rebotes, 1.6 tapones, 1.1 robos y casi una asistencia de partido con un absurdo 78.9 % en tiros de campo (líder de la NBA) en los 16.6 minutos que juega de media.
Timelord made this block look comically easy. Like a D1 player swatting a middle-schooler. pic.twitter.com/W59UebncHK
— Taylor Snow (@taylorcsnow) December 31, 2020
Como decíamos, al contrario que en el caso del rookie Jaylen Brown, es en la parte ofensiva donde Robert Williams comenzó a ganarse las oportunidades brindadas por su entrenador, pero durante esta temporada 2020/2021 se empieza a ver cómo cada vez empieza a encajar mejor en el sistema defensivo de los Orgullosos Verdes. Sí, sigue perdiéndose con demasiada frecuencia tras el primer cambio de marca, es incapaz de contener a jugadores más altos y/o fuertes que él y salta tras cada amago o finta como si de Mario buscando monedas se tratase, pero el actual esquema defensivo le pone en muchas más ocasiones en situaciones donde su la capacidad de permanecer frente a los exteriores rivales le permiten ser efectivo en este costado de la cancha. Su defensa del pick and roll también ha mejorado, especialmente en el alto, donde puede decidir entre cerrar o retroceder, aprovechando su en ocasiones buena lectura del juego y siempre excelente condición atlética.
También hay que destacar su paso adelante en un área que tantos quebraderos de cabeza a traído a lo largo del último lustro: el rebote. Si bien podemos asegurar que la labor de Jayson Tatum a la hora de cargar el rebote ofensivo y el talento de Tristan Thompson para capturar los fallos de sus compañeros han sido mucho más significativos a la hora de curar esta herida, también es evidente cómo ha mejorado Robert Williams en este aspecto.
Pese a su tamaño y atleticismo, el jugador nunca ha destacado en la NBA por sus grandes capacidades reboteadoras, promediando apenas 3.8 a lo largo de su carrera. Sus números esta temporada están casi duplicando esta cifra pese a que apenas juega tres minutos más por partido de lo que lo hizo la pasada.
Sin ir más lejos, dos ejemplos de la última semana: contra los Memphis Grizzlies, Williams consiguió 10 rebotes (6 defensivos, 4 ofensivos) mientras que contra los Toronto Raptors, en el que ha sido a la hora que se escribe este artículo el último partido disputado por los Boston Celtics, elevó esta cifra hasta los 15 , acompañados por 11 puntos y 2 tapones.
Con Daniel Theis alternando entre las posiciones de cuatro y cinco, Robert Williams está contando con más oportunidades y minutos; y por ahora está haciendo todo lo que está en su poder para demostrar que lo merece. En algún momento no demasiado lejano, Brad Stevens abandone está alineación con dos jugadores altos que tiene uno de los peores ratings tanto ofensivos como, especialmente, defensivos de la liga y apueste por un sistema con una única referencia interior: Robert Williams.