Parece que ya ha pasado una eternidad cuando los aficionados de los Boston Celtics salíamos de casa relucientes y orgullosos del buen andar del equipo, que le sirvió para encajar 16 victorias consecutivas, reponiéndose a la ausencia del segundo mejor jugador de la franquicia.
Como pudo ir viéndose desde los últimos partidos de la racha, las cosas fueron yendo de más a menos en el rendimiento del equipo, y desde la primera derrota ante los Miami Heat, Boston lleva un récord de 13-8 con un andar bastante flojo en el costado ofensivo y una pérdida de intensidad notoria en la defensa.
Sin embargo, tras la derrota contra los Wizards en la jornada navideña, se pudo notar cierto pesimismo exacerbado en las redes sociales que -aunque se puede entender la frustración de un cierre de partido deprimente- pudo llegar a ser exagerado teniendo en cuenta varios factores que le han pasado factura a los Celtics ahora mismo y que pueden llegar a cambiar en un futuro no tan lejano.
El primero, por supuesto, el cansancio. El calendario que han tenido los Celtics ha sido ridículo, como lo muestra la tabla que resaltó Shane Young, que resalta a los Celtics jugando más de 34 partidos con 0 o 1 día de descanso, con equipos como los Cavs que apenas llegan a los 25 o los Raptors, con 23.
A pesar de ese calendario tan apretado, los Celtics se las han arreglado para seguir ganando y mantenerse arriba en la Conferencia del Este, pero los problemas han llegado a medida que los partidos se siguen acumulando en el cronograma de los de Brad Stevens.
La ofensiva del equipo, que llegó a fluir de manera espléndida por momentos en la racha de 16 partidos, ahora es un dolor de ojos que se limita al pick central y a partir de las individualidades, tratar de finalizar. Los números de Kyrie Irving en cuanto a anotación han crecido, pero al verlo es imposible no recordar al jugador que temíamos que llegara de Cleveland, empeñado en anotar pero incapaz de habilitar a sus compañeros en mejores posiciones.
Como si fuera poco, las lesiones están lastimando la profundidad de unos Celtics que ya tuvieron que hacer un gran esfuerzo para suplir la ausencia de Gordon Hayward, pero a lo largo de la temporada han caído Irving, Horford, Larkin, Brown, Ojeleye y hasta Tatum, que nos dio un susto a todos al torcerse un dedo de la mano.
El desgaste que están haciendo para reemplazar las ausencias, y mantener al equipo a tope, empieza a pasar factura en un equipo que ha visto continuamente como las segundas mitades terminan siendo fatales porque las piernas ya no responden.
Incluso las estadísticas del equipo se parecen mucho más a las del año pasado que a lo que se hizo entre octubre y noviembre:
Since the day the winning streak ended, the Celtics have essentially morphed into last season’s team.
2016-17: ORtg 108.6, DRtg 105.5, Reb% 48.5.
Since Nov. 23: ORtg 108.6, DRtg 105.9, Reb% 47.5.
— Jay King (@ByJayKing) December 26, 2017
¿Cuándo terminará?
Como muchos saben, lo ajustado del calendario responde al partido que los Celtics disputarán en Londres el 11 de enero contra los Philadelphia 76ers y que, a instancias de Boston como asegura Chris Mannix, tendrá cuatro días de descanso antes y después del viaje al viejo continente. De esta forma, Boston jugará tres partidos entre el 6 y el 16 de enero. Un alivio para toda la franquicia.
Así pues, días antes se hablaba de la inminente necesidad de darle más balones a Jayson Tatum y como Brad Stevens aseguró que cuando el equipo pueda volver a entrenar, va a hacer varios ajustes según lo visto a lo largo de esta primera parte de la temporada. Y sin duda alguna, Tatum será solo uno de ellos.
El tiempo que van a tener para entrenar va a ser más que útil para trabajar nuevos esquemas ofensivos que involucren más el movimiento del balón y por qué no, buscar la forma de que Irving juegue el papel de Isaiah Thomas el año pasado, no tanto cargando la pelota pero ejecutando los tiros en posiciones más cómodas que como lo está haciendo ahora.
En el apartado defensivo, será necesario encontrar una solución al hand-off y al pick central que ha matado a los Celtics todo el año y que el cansancio lo ha acentuado, con el constante cambio de marcas para reducir el esfuerzo físico de los jugadores.
Además, desde su llegada a Massachusetts, una constante en los equipos de Stevens ha sido que utiliza los primeros dos meses y medio de la temporada para ajustar el equipo a su gusto, de forma que la segunda parte sea el pico de rendimiento del equipo.
Como sucedió en la 2014-2015, cuando luego del All Star Game no dejó de ganar hasta meterse en playoffs con un equipo bastante liviano de talento. O como ha pasado los últimos dos años luego de navidad, levantando el ritmo de manera exponencial a partir de un mejor funcionamiento individual que se genera desde el sistema correcto.
Si bien queda una gira por el oeste para medirse con los más fuertes de esa conferencia y un par de partidos con los Cavaliers, el calendario de los Celtics va a bajar su intensidad notablemente y a partir de ahí, las cosas seguramente vuelvan a mejorar.
De tal forma que, teniendo en cuenta que con el equipo descansado la defensa ha sido feroz y han existido momentos de buen juego ofensivo, el «post-Londres» debería ser mucho más amable con los Celtics, brindarle a Brad Stevens la oportunidad de establecer el equipo a su gusto y perfilar la plantilla a su gusto de cara a la postemporada.