Semana de cal y arena para unos Boston Celtics que no dejan la montaña rusa en la que se subieron al inicio de temporada. Tras dos muy buenas victorias ante Nets y Pacers, llegaron dos dolorosas derrotas ante los Heat y los Magic, que volvieron a hundir al equipo en una espiral de mal ambiente y discusiones que puede que vengan bien para afianzar la argamasa de un equipo campeón.


 

Generosidad en una liga egoísta

 

Todo el mundo en la NBA busca sus tiros, sus puntos, su pan para comer y poder reclamar los ceros en su siguiente contrato. Los Boston Celtics no se libran. Hemos derramado cantidades ingentes de tinta virtual hablando sobre el tema de los roles, de cómo jugadores con papeles importantes el año pasado no se adaptaban a un trabajo más limitado o de jugadas avaras que buscaban más el éxito personal que el colectivo. La solución a casi todos los males eran tan simple como efectiva: compartir.

Hasta las dos últimas derrotas, esa cal de la que esperamos no tener que acordarnos al final de temporada, los Celtics venían en una racha a nivel pasador muy prometedora. Comenzando contra los Rockets, alcanzando su zenit contra los Nets, y finalizando contra los Pacers, el equipo de Stevens consiguió dar 28 o más asistencias durante 7 partidos seguidos, jugando a un ritmo muy alto y robando muchos balones, con partidos defensivos muy buenos como contra Indiana.

Compartir la pelota hace que todo el mundo se sienta involucrado, parte del ataque, que nadie se desconecte y que todos vayan al unísono, atacando para el equipo y no para sus estadísticas. No descubro nada novedoso cuando digo que los Celtics son mucho mejores cuando la pelota corre más rápido que los jugadores. Veremos si este bache no es más que eso, y continúan por la senda de la colaboración.

 

 

Discusiones de vestuario

 

En el segundo cuarto del partido contra los Heat, en medio de un tiempo muerto y tras una jugada en la que Jaylen Brown realiza una transición defensiva digna de Jared Sullinger, éste y Marcus Morris se enzarzaron en una discusión que terminó con el gemelo empujando a Brown y teniendo que ser separados por sus compañeros.

Cualquiera que haya sido parte de un equipo sabe que estas discusiones son más normales de lo que parece, aunque el hecho de llegar a la confrontación física sea cruzar la raya. Ambos jugadores han querido restar hierro al asunto, admitiendo que la competitividad que ambos atesoran, hace que los nervios afloren y surjan este tipo de situaciones.

El problema es que a perro flaco todos son pulgas, y con los Celtics volviendo a dar una mala imagen en sus dos últimos partidos, cualquier suceso de este tipo no ayuda a suavizar los ánimos ni a espantar los fantasmas que persiguen al equipo.

Sin querer profundizar mucho en el tema, ya que tendréis algo más específico en los próximos días en la web, parece que existe cierto tipo de problema entre los veteranos y los jóvenes. Los más novatos no están sabiendo adaptarse a lo que le piden los adultos, con actitudes que dejan bastante que desear, con falta de disciplina y algunas acciones que dejan entrever cierto pasotismo a la hora de enfrentarse a una larga temporada regular. Hemos visto varias reprimendas, sobre todo contra Jaylen Brown, y Brad Stevens no está consiguiendo que el equipo encuentre un punto de unión en el que todos se pongan de acuerdo y vayan de la mano hacia objetivos más grandes.

Cerrando este tema, no le daría mucha importancia a lo que ha pasado, como dijo el entrenador, lo más curioso fue que Marcus Smart separase la pelea y no estuviese en el medio soltando mamporrazos. Que Gordon Hayward se mantuviese tan alejado, sin ni siquiera prestar atención a las instrucciones del tiempo muerto, es un problema que dejaré para otra ocasión. Las teorías paranoicas mejor de una en una.

 

El cabeza de turco de los Celtics

 

Últimamente las iras del aficionado de los Celtics se están centrado en la figura de Terry Rozier, el cual no está haciendo una buena temporada, pero teniendo el equipo que tiene Boston, quedarse solo con esto sería como resumir un libro solo leyendo la portada.

Es entendible que se busquen soluciones, y que dentro de estas el traspaso del base sea la más solicitada. Desde un punto de vista contractual y deportivo tendría lógica, y podría suponer una paso hacia la posible resolución de los problemas. Personalmente no creo que Rozier sea más que uno de los muchos culpables de la decepcionante situación del equipo, y estoy de acuerdo en que uno de los problemas (el mal juego de los suplentes), podría solucionarse con su salida, que supondría una reducción de efectivos y una mayor facilidad a la hora de establecer los roles.

También pienso que Danny no se va a mover en la próxima trade deadline. Su filosofía de no perder ningún traspaso parece una línea roja que no va a cruzar, y el momento para traspasar al base fue en el pasado Draft, cuando su valor alcanzó su pico más alto. Al mismo tiempo, Kyrie Irving parece pedir a gritos más experiencia en un vestuario demasiado novato, y la gerencia debería hacer todo lo posible para tener el base contento de cara al verano.

Caras y cruces de una situación bastante complicada, en la que muchas de las respuestas son de un tono tan gris que resulta imposible saber si vas a acertar. En definitiva, al César lo que es del César, pero tampoco culpemos a los turcos de todos los males, que las Cruzadas fueron hace ya mucho tiempo.

 

Miscelánea

 

Vamos con una serie de datos sueltos para cerrar con el semanal:

  • Los Boston Celtics se unieron a la lista de equipos con «Noche LGTBI«. El partido contra los Pacers supuso el estreno de esta bonita iniciativa, en la que se homenajeó a Steve Harrington, conocido activista de la ciudad.
  • R.J. Hunter vuelve a casa tras el despido que sufrió el día de su 24 cumpleaños. Tras su paso por los Celtics, Hunter ha jugado en varios equipos de la G-League, en la que estaba promediando esta temporada 21 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias y un 34% en triples. En principio su contrato será dual, pero por las declaraciones de Stevens parece que quiere que el jugador pase bastante tiempo con los Celtics, aunque comenzará cogiendo ritmo en Maine.
  • ¿Sabíais que Kelly Olynyk es el casero de Marcus Smart?, a preguntas de Adam Himmelsbach, el interior de los Heat comentó que no vendió su casa al irse de Boston, y que se la alquiló al base de los Celtics. Joder, podría dar para sitcom esta curiosa relación contractual.

 

 

*Sé que en el Despacho hemos usado «The Kids Aren´t Alright» para llamar la atención en los títulos en más de una ocasión ¡OOOOOHH!, pero como dirían los californianos de The Offspring, a veces repetir la fórmula una y otra vez merece la pena ¡OOOOOHH!. A ellos no les ha ido nada mal. ¡OOOOOOH!