Si hay un acto que verdaderamente vertebra al ser humano sin importar raza, edad, sexo o religión, es aquel que consiste en mirar como otro trabaja. Cuantos más, mejor. Una acción común que acaba sublimándose tras la edad de jubilación cuando el cuerpo, inconscientemente, te sitúa las manos entrelazadas tras la espalda y el cerebro, sin razón explicable, te pide parar a observar una obra. Sin llegar a ese extremo que otorga la longevidad, una gran parte de la plantilla de los Celtics está perpetrando una suerte de homenaje a tal extendida tradición.
Podemos hablar de muchos aspectos que han caracterizado el juego de la franquicia de Boston en este inicio de temporada, pero como no queremos volver a incidir en el hecho fehaciente de que los chicos de Brad Stevens no saben conjugar el verbo ‘defender’, esta vez toca destacar que, más allá de los ‘Jays’, hace mucho frío.
Como era de esperar, Jayson Tatum y Jaylen Brown están encabezando las operaciones de los Celtics. Hasta ahí, todo correcto. Lo que inquieta es la falta de actores secundarios que aporten notas de valor a la historia. Ni Gary Cooper las pasó tan canutas.
La franquicia de Boston se está cimentando en la labor de sus dos estrellas y los chispazos de un reparto que, en reiteradas ocasiones, está demostrando que calidad no sobra. Por suerte o por desgracia, el problema que tienen estos Celtics no es de ganas, sino de acierto. De poco sirve luchar cuando los lanzamientos teóricamente sencillos golpean el aro con estruendo.
Aunque, reitero, hay poco que reprochar a los jugadores en cuestión de actitud, la finalidad de este dichoso juego es que la pelota naranja entre dentro del aro, y solo Tatum y Brown lo están haciendo de manera regular en los Celtics. Tanto es así, que el equipo, tan acostumbrado a que sus dos figuras solucionen la papeleta, naufraga en los momentos finales de los partidos cuando los ‘Jays’ tienen la gasolina justa para volver a casa.
With a little Help from my (Celtics) Friends
Todo final apretado está cayendo del lado rival, ya que los lanzamientos de Tatum y Brown empiezan a quedarse cortos y sus compañeros no son capaces de darles el relevo. Quizás el ejemplo más claro de esto es Kemba Walker. El base de los Celtics lo intenta de todas las maneras, aun a sabiendas de que está, casi con total seguridad, en el peor momento de su carrera en la liga. La falta de confianza física y mental del ex de los Hornets, que debería ser la tercera punta del tridente, es tristemente evidente.
Estas tendencias, junto a las bajas de hombres importantes como Marcus Smart o el propio Brown, provocan que el equipo no carbure. Lo único verdaderamente regular, es que Jayson y Jaylen van a sobrepasar los 20 puntos por cabeza, aunque el número de tiros de campo para alcanzar esas cifras supere los 40 intentos en conjunto (21 y 19 lanzamientos, respectivamente).
Por hacernos una idea, el quinto jugador que más lanza de los Celtics, Daniel Theis, apenas lo intenta en 6 ocasiones por partido, y delante de él, se encuentran Walker y Smart que no se acercan al 40% de acierto (15 y 11 intentos, respectivamente). En resumen, o no tiran, o lo hacen mal. Demasiada carga de trabajo para los dos líderes.
Aunque todos miran al mercado como única e infalible solución, todo cambiaría con una paulatina vuelta de Kemba Walker a su nivel habitual. Cabe recordar que el base fue titular en el último All-Star Game, aunque para muchos, parece que fuera hace una década. Aunque no esté en su mejor momento, el nivel de inquina hacia su figura recientemente es, cuanto menos, desmedido. Parece que ha estado de vacaciones y no recuperándose de una lesión. Todo necesita tiempo. Sin eso, Jaylen Brown estaría jugando todavía en los Maine Red Claws.
Los malos resultados de la gira por el Oeste, aunque realmente eran esperables, han despertado el espíritu inflamable de un estimable porcentaje de aficionados. Si bien es cierto que los Celtics no están bien, me ha parecido ver que todavía no están en puestos de lotería y, si mal no recuerdo, tuvieron un parón considerable cuando casi la mitad de la plantilla contrajo el COVID-19.
Pedir tiempo es difícil (que se lo digan a Stevens) y a veces injusto, pero las circunstancias de la presente temporada no han permitido que los Celtics desplieguen su potencial o su falta del mismo. Todos sabemos que al equipo le falta un par de retoques, pero eso no significa quemar todo para traer jugadores que pueden llenar la hoja de estadísticas y seguirían sin resolver los problemas reales del esquema. André Drummond y Hassan Whiteside han ganado mucho dinero como jugadores profesionales por urgencias de este tipo. Por el momento, y hasta que Danny Ainge decida apretar el gatillo o no, todo puede empezar a funcionar con un poco de ayuda de sus amigos.