De entre la lista de eventos impensables para la presente temporada en los Boston Celtics, en estos momentos estamos presenciando el que parecía más improbable de todos. Podíamos esperar que Aron Baynes tirara triples, que Marcus Morris no vaya a ganar el MVP porque no tiene prensa, que Semi Ojeleye acabara agradeciendo su éxito a Satán como el mismísimo Christian Bale en los Globos de Oro, o a Kyrie Irving con un tatuaje de Cópernico y Galileo con cuerpos de dragón. Todo esto podría ser factible, no obstante, nada nos preparó para la realidad.

En un giro dramático de los acontecimientos, Marcus Smart está tirando con los mejores porcentajes de acierto de su carrera. Si esto no demuestra que hay una entidad divina ahí fuera, nada lo hará. Cierto es que tampoco había que acercarse al récord de Steve Kerr (45.4% de acierto en triples durante su carrera) y que todavía estamos en enero y conociendo al sujeto en cuestión el escenario puede cambiar por completo. Hay que regocijarse en dicha mientras se pueda.

En este momento de la campaña y antes del encuentro entre Celtics y Sixers, Smart está registrando un 39.5% de acierto en tiros de campo y un 34.7% desde el triple. Vale que no sean números para perder la cabeza, pero pocas cosas hay más satisfactorias que ver a la ‘Cobra’ encestar y sonreír. Contando que sus mejores estadísticas databan de su temporada rookie (14/15) cuando finalizó el año con 36.7% en tiros de campo y 33.5% desde la larga distancia, esta noticia es la mejor desde la salida de Tyler Zeller.

La mejoría de estos Celtics desde que Brad Stevens dio un paso adelante e introdujo a Smart en el quinteto titular ha sido más que evidente, y si su progreso en el tiro sigue confirmándose y no queda en una mera anécdota, Boston puede encontrar un filón ante la pasividad defensiva de los rivales ante el #36. Nunca sobran puntos. Tampoco cosas que parecen haber desaparecido en los Celtics.

La pregunta sobre la continuidad de esta situación es perfectamente lícita porque desgraciadamente la decepción ha sido tónica habitual del desenlace. Temporada a temporada, los aficionados verdes han agarrado cada mejora en el tiro de Smart como un clavo ardiendo y se han acabado conformando con las otras muchas virtudes que aporta la ‘Cobra’ al equipo. Esperemos que ésta sea la buena.

 

El tercer base de los Celtics

Wanamaker Boston Celtics

Brad Wanamaker fue una de las grandes figuras de la Euroliga.

Tendría que ser meramente un puesto testimonial. En el fondo lo es. Salvo situaciones de partido muy específicas o resultados tan abultados que ya no pueden darse la vuelta, casi no deberíamos conocer ni el rostro. En el fondo del banquillo y, prácticamente en la última plaza de la rotación, no hay mucho amor por el tercer base.

Muchos equipos conservan a este tipo de jugadores en un casi anonimato, pero las vicisitudes recientes de los Celtics han sacado a la palestra, en mayor o menor medida, a dos figuras procedentes de la Euroliga. Durante el año pasado, desde Baskonia llegó un Shane Larkin que acabó siendo importante en un buen puñado de partidos y más con la lesión prolongada de Kyrie Irving. Mayormente, el experimento funcionó y de ahí la repetición del proceso.

En verano y tras una campaña más que destacable con el Fenerbahce, los Celtics anunciaban la contratación de Brad Wanamaker para retomar esas funciones que dejó Larkin. El base norteamericano no está teniendo las mismas oportunidades que el ahora jugador del Anadolu Efes y no desespera en el banquillo. No obstante, en la última semana sí ha recibido la llamada del técnico para saltar a cancha y ganarse el sueldo y, quién sabe, un posible futuro hueco.

En la victoria ante los Dallas Mavericks, Wanamaker ingresó en pista ya en el primer cuarto con sorpresa incluida para el propio protagonista. La baja de Irving por un golpe en el ojo nos ha dejado buenos minutos del ex del Fener sobre todo en el duelo ante Luka Doncic y compañía. 22 minutos, 8 puntos y 4 asistencias respondiendo la confianza del técnico.

La respuesta de Wanamaker puede antojarse clave si la anticipada y previsible marcha de Terry Rozier en búsqueda de nuevas aventuras acaba fluctuándose. Dependiendo cómo sea el posible traspaso, el ahora tercer base de los Celtics podría ascender posiciones en la rotación como primer suplente de Irving. Aunque parezca que no, Boston puede necesitar mucho de Wanamaker.

 

El fin de los TimberBulls

No hace tanto tiempo, ser fan del equipo de baloncesto de Minnesota había vuelto a ser, al menos, digerible. Después de muchos años de ausencia, los Timberwolves volvieron a los Playoffs de la mano de Tom Thibodeau y los aficionados volvían a sonreír desde tiempos de Kevin Garnett. Sería bonito que esta bonanza hubiera durado, pero es aún más bello admirar la destrucción desde la lejanía.

Ya antes del comienzo del presente curso, el show de Jimmy Butler irrumpió con fuerza y dinamitó todo lo construido y cualquier perspectiva. Sin entrar en detalles (ya hemos comentado el caso en esta misma sección), los Timberwolves pescaron buenos recambios traspaso mediante con los Sixers. La llegada de Dario Saric y Robert Covington alivió, pero no se ha traducido en resultados demasiado positivos y sí en la destitución del técnico.

Tras avasallar a los Lakers, la gerencia de Minnesota no tuvo miramientos para despedir a Thibodeau y acabar así con un proyecto deportivo que el propio entrenador dirigía. Con Thibs fuera del escenario, los Wolves han apelado al corazón contratando al técnico más joven de la NBA en cuatro décadas (32 años). Ryan Saunders, hijo de Flip, ha tomado las riendas del equipo para intentar reconducir el barco.

¿Quién podía pensar que el plan de repescar antiguos jugadores de los Bulls no iba a acabar en buen puerto? ¿Quién podía imaginar que un proyecto en el que Andrew Wiggins gana millones cual estrella mundial podía fracasar? Bueno, hablando de este último…

 

Más difícil todavía

Parece una aberración, pero la defensa puede que no sea lo peor de Andrew Wiggins. Digamos que el alero de los Timberwolves tuvo una noche completita ante los Thunder. Anotó 40 puntos y fue clave para conseguir la victoria, propinó un codazo (seguramente involuntario) a Nerlens Noel que concluyó con un golpe contra el suelo digno de desbaratar toda necroporra de 2019, y por si fuera poco, tuvo que liarla ante los micrófonos de la prensa.

Al ser preguntado con el pique que, entre otros, tuvo su compañero Jeff Teague con Dennis Schröder, Wiggins se refirió a la reacción del alemán como «gay». Espectaculares declaraciones. Como era de esperar, su comentario le acarreó multitud de críticas sobre todo por la comunidad LGTBIQ y por medio de twitter ha tenido que aclarar la situación. Y no muy bien por cierto.

Wiggins alega que utilizó la palabra «getting» en lugar de «gay» como todos parecemos entender en el vídeo. Como excusa deja mucho que desear. Además, el alero de los Wolves afirmó su total apoyo a la comunidad y que nunca emplearía semejantes términos. Le daremos un voto de confianza, pero claro, Minnesota también se lo dio con un contrato millonario y, digamos, no ha ido muy bien la cosa.