Tenía que ser en Semana Santa. Qué mejor momento para vivir una historia de estas características. Ateos, que sois unos ateos. Con el fragor de las Pascuas en nuestros corazones, los Boston Celtics acabaron cerrando por la vía rápida su paso a las semifinales de conferencia barriendo a los Indiana Pacers. El ganador de esta particular refriega no fue noticioso, pero quizás sí lo fue la rapidez en la conclusión y dos de sus destacados protagonistas.

Aunque Kyrie Irving se ha llevado gran parte de los focos —ojo, merecidamente—, otros actores importantes en la función salieron a escena en el momento idóneo. Jayson Tatum completó una muy buena serie, Al Horford apareció en los momentos idóneos, Marcus Morris aprovechó sus fugaces momentos de inspiración y Jaylen Brown rozó la perfección en el tercer encuentro de la eliminatoria. Todo ello aderezado con dos jugadores que Brad Stevens necesita como el comer: Gordon Hayward y Terry Rozier.

La irrupción de dos de los pilares de la segunda unidad de los Celtics es capital. Lo fue en la serie contra los Pacers y, sin duda, lo será en lo que está por venir. Boston ha respondido al primer desafío de manera contundente, pero lo que llega ahora es casi una competición diferente. El mejor equipo de la temporada regular y con el mejor jugador del año no es un desafío a superar con dos o tres personas que den la talla; se necesita ensamblar un conjunto digno de una buena saga.

Ahí es donde entran nombres como los de Hayward y Rozier y la idoneidad del momento de su particular resurrección. En el caso del primero, su progresivo retorno a lo mejor de sí mismo se ha sido anunciado. El ex de los Jazz nos llevaba dando pistas en el último par de meses, pero ver cómo esa mejoría se ha traducido a la perfección en el momento cumbre del curso es motivo de jolgorio.

Su actuación en el cuarto y definitivo partido ante Indiana es el culmen para el positivismo, virtuosismo, optimismo y demás cosas acabadas en-ismo. Un rayo de luz que ha pasado de entrar por el agujero de una mirilla a un ventanal abierto de par en par. Todo por lo que rezaron y festejaron los Celtics cuando se convenció a Hayward, se convirtió en realidad después de una larga y sufrida caminata por el desierto. Si el alero sigue avanzando por esos derroteros, las opciones de la franquicia de Massachusetts aumentan exponencialmente.

Algo parecido ocurre en el caso del querido y admirado «Tren de la gente». Bueno, si quitamos la lesión de por medio y las claves que apuntaban en dirección a su resurrección. Lo de Rozier ha sido más una mano surgiendo del suelo de un cementerio. La mala temporada del base suplente de Boston no invitaba precisamente al optimismo. Tanto es así que incluso cuando hace las cosas bien, le caen casi los mismos palos que aquel que resucitó por estas fechas. Mártires.

Los números que a menudo se usan como cuchillos arrojadizos hacia ‘Scary Terry’ ahora eran flores en su puerta. La estadística del +/- le sonreía por primera vez en mucho tiempo, como también un rating defensivo directamente extraordinario. Rozier no es el mismo jugador que en los pasados Playoffs podía incluso liderar el box-score, no obstante, ha sabido interpretar qué necesitan sus compañeros y, sobre todo, Stevens.  Alabado sea el que sea por traernos de vuelta a estos dos.

 

Los Celtics se liberan de la carga

 

No. Danny Ainge no ha traspasado a Guerschon Yabusele no ha vuelto a fichar a Kelly Olynyk para despedirlo el día de su cumpleaños. En este caso, la carga no es física; lo que no significa que no sea mucho más pesada. Ante los Milwaukee Bucks, Boston no tiene que llevar la losa del favoritismo que tan perjudicial puede ser a veces. Dicho de otra forma, los Celtics están en su salsa.

Sin la teórica presión que con eso conlleva, los chicos de Brad Stevens pueden centrarse en hacer su baloncesto y acabar con esa bestia con nombre griego. Para eso ya tenemos a nuestro propio héroe mitológico.

Pasar de ronda cuando nadie espera ni lo más mínimo de ti es algo que los Celtics tienen bastante aprendido. Lo pueden atestiguar los Sixers si no se ve creíble. Los Bucks también barrieron en la primera ronda y con mejores sensaciones sobre la cancha que Boston si somos totalmente sinceros. Eso no quita con que ahora, con toda la mirada de la NBA encima en una serie que promete de lo lindo, la presión pueda hacerles mella. El peso recae sobre Giannis Antetokounmpo y toca ver si realmente puede con todo.

 

La fiesta de los Playoffs (Vol. 2)

 

La guerra prosigue en el resto del territorio NBA. Después de una primera semana en la que pudimos presenciar alguna tímida sorpresa, el panorama de las eliminatorias por el título se ha aclarado significativamente con un gran número de series ya finalizadas. Vamos con el repaso:

  • Milwaukee vs. Detroit (4-0): Fácil, sencillo y para toda la familia. Los próximos rivales de los Celtics no tuvieron que sudar demasiado para eliminar cómo y cuándo quisieron a unos Pistons que poco pudieron hacer. Ni el retorno forzado el encomiable Blake Griffin pudo darle algo de vida a la serie. Los Bucks llegan al momento clave en plena forma.

 

  • Toronto vs. Orlando (4-1): Después de un revés digno del mejor Stan Wawrinka en el primer partido, los Raptors no dejaron que los de Florida se les subieran a las barbas. Los Magic apenas pudieron disputar un encuentro más ante unos canadienses que triunfaron de la mano de Kawhi Leonard y un superlativo Paskal Siakam. Toronto va a dar guerra.

 

  • Philadelphia vs. Brooklyn (4-1): Otros que se sobrepusieron al desliz inicial, pero sufriendo algo más. Los 76ers han superado el primer desafío de manera contundente ante unos Nets a los que se les vio las costuras de la inexperiencia. Joel Embiid y compañía (con alguna ayuda en el partido clave cuando la serie marchaba 2-1) golpearon con fuerza. El duelo ante los Raptors promete.

 

  • Golden State vs. L.A. Clippers (3-1): Nada parece indicar que los campeonas vayan a tener mayores dificultades. Stephen Curry, Klay Thompson y Kevin Durant son mucho para cualquier equipo. El corazón del conjunto dirigido por Doc Rivers es digno de alabar, pero no suficiente para tumbar gigantes.

 

  • Denver vs. San Antonio (3-2): Sin dudas, la eliminatoria más interesante de esta primera ronda de Playoffs. Los Nuggets consiguieron recuperar la ventaja de campo después de ganar en el feudo de los Spurs muchos años después con una exhibición de Nikola Jokic. Jamal Murray está siendo el brazo ejecutor frente al equipo de Gregg Popovich. San Antonio necesita tendencias de otra época para dar la vuelta a esto.

 

  • Portland vs. Oklahoma City (4-1): La serie que a priori parecía más igualada ha acabado con estruendo. Damian Lillard se ha coronado definitivamente a los ojos del mundo con unos partidos dignos de su estatus de estrella pasando por encima a otro base que sabe poco más que apilar números. El triple que cerró la clasificación de los Blazers es de esos que solo se ven en el cine. Los Thunder siguen decepcionando.

 

  • Houston vs. Utah (3-1): Los Jazz de Donovan Mitchell tiraron de orgullo para alargar lo que de momento parece inevitable. Los Rockets están jugando muy buen baloncesto y tienen en su mano finiquitar la eliminatoria antes que la cosa se complique de más. La mirada hacia la siguiente ronda frente a los Warriors puede provocar despistes muy costosos.

 

Las semifinales de conferencia, a falta de la presumible presencia de los Warriors y los Rockets y el desenlace del Nuggets-Spurs, están ya decididas. Parece que no va a haber sorpresas y aquellos que lo hicieron mejor en la temporada regular han hecho valer su clasificación. Ahora empieza lo bueno con dos series muy igualadas en ambas partes del cuadro. De poco valen los pronósticos.