Aun dando completamente por hecho que un partido disputado un domingo al mediodía (hora local de Boston) iba a acabar en desastre, nadie podía prepararse para el particular festival que protagonizaron los Celtics ante los todopoderosos New York Knicks. No se habían visto tantos fallos en el tiro desde los villanos de la saga de ‘La Jungla de Cristal’. La dedicación y el cuidado al detalle que se empleó para rendir un esplendoroso homenaje a la resistencia de los aros y los tableros del TD Garden que fue, sinceramente, emocionante.
Sin entrar a valorar las causas del desastre anunciado, aunque lo expuesto aquí sería la razón más digna, lo acontecido ante los Knicks es solo el culmen de una tendencia. Digamos que el nivel general en el lanzamiento en la plantilla de los Celtics no es su mayor fuerte.
En estos momentos, la franquicia de Massachusetts ocupa un discreto duodécimo puesto en cuanto a porcentaje de acierto en tiros de campo con un 46.8%. Mitad de la tabla, pero claramente por debajo de los equipos con los que debería competir. No mejora cuando hablamos del triple; decimoquintos con 36.6%. Mediocridad como forma de vida.
Por personalizar y señalar para hacer sangre, vamos a centrarnos en dos figuras. La primera es la de Marcus Smart; uno de los grandes artífices de la catástrofe dominical. Ahora mismo, el jugador de los Celtics registra un 34.5% de acierto en tiros de campo siendo, de momento, la peor marca de una carrera que tampoco se caracteriza precisamente por unos porcentajes imponentes. ¿Sorpresa? Pues no. ¿Lo cambiaríamos por otro? Pues tampoco. Nadie sabe lo que es disfrutar totalmente de baloncesto hasta que ve a Smart con el triple de espaldas que pasa a un metro del aro después de anotar los dos tiros anteriores. Poesía en movimiento.
El otro “agraciado” es Jeff Teague con un encomiable 33.8%. Lo realmente preocupante de este dato es que hasta parece alto visto lo visto. A no ser que el base suplente de los Celtics tenga una prima en su contrato por bandejas falladas, me atrevería a decir que no lo está haciendo muy bien. No todos pueden ser Payton Pritchard.
Aun con estos datos, los Celtics siguen siendo el equipo que ocupa la primera posición de la Conferencia Este. Cosas más raras se han visto. Sin embargo, esta situación en la tabla no será nada duradera si los únicos verdaderamente fiables siguen siendo Jaylen Brown, Jayson Tatum y un rookie; no precisamente el artista anteriormente conocido como Aaron Nesmith, que apenas supera el 20% de acierto.
La desgracia vuelve a azotar a los Celtics
Pese a tener un palmarés intachable, podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos que la franquicia de Boston, además de anillos, tiene muy mala suerte. Lesiones, monedas que caen por la cara equivocada, muertes e incluso Kelly Olynyk. De un tiempo a esta parte, los Celtics no tienen ni un respiro.
El último capítulo en esta sucesión de desdichas ha provocado que, por una cuestión de milímetros, el equipo de Brad Stevens no haya alcanzado una cota altísima en el imaginario popular. Los robos de John Havlicek y Larry Bird, el tiro perfectamente medido de Don Nelson, Kevin McHale ayudando a Kurt Rambis a tumbarse en el suelo, Paul Pierce en silla de ruedas durante las Finales y, si no hubiera sido por esa ínfima medida, el triple de Tacko Fall.
El baloncesto sigue cebándose con los Celtics después de que, por pisar ligeramente la línea de tres con su (imagino) 60 de pie, el triple del pívot de Boston acabara convirtiéndose en dos puntos sin más. Qué crueldad intolerable supone privar a la plantilla de los Celtics de un momento que celebraron mucho más que las dos canastas ganadoras de Jayson Tatum en lo que va de curso.
We have one (1) word for you:
TACKO. pic.twitter.com/DQxx0tTlwp
— Celtics on NBC Sports Boston (@NBCSCeltics) January 16, 2021
Lo único que puede aliviar este atropello, es que el momento suponga un punto de inflexión en la temporada. Al más puro estilo Michael Jordan, esto se ha convertido en algo personal. El primer capítulo del próximo documental sobre el anillo conseguido por los Boston Celtics en 2021 ya está escrito.
Hermanamiento cansino
Si estás leyendo esto y hace un tiempo que sigues este humilde proyecto, ya sabrás que tenemos una política estricta en cuanto a los posibles fichajes que podrían acometer los Celtics. La regla principal es que no queremos jugadores españoles. ¿Por qué? Bueno, simplemente no queremos aguantar la turra diaria de vídeos, comentarios y alabanzas desmedidas por parte de gente que solo va a ver los highlights del jugador en cuestión.
«¿Y por qué no juega Willy Hernangómez?»; «El entrenador X le tiene manía»; «Víctor Claver destaca en la victoria de los Blazers (juega los dos últimos minutos con +36 en el marcador y anota cuatro puntos)». Ya sabéis cómo va la historia.
Ante esta evidencia, imaginábamos también que tendríamos que añadir a los jugadores argentinos en la regla. No estábamos seguros, ya que al fin y al cabo la mayoría de los comentarios iban dirigidos a Manu Ginóbili y el de los Spurs era realmente bueno. Hasta ahora. La llegada de Facundo Campazzo a la NBA ha confirmado todas nuestras sospechas.
Todos los comentarios expuestos anteriormente por medio de los aficionados y prensa españoles se han trasladado ahora al otro lado del charco. Lo que era antes admiración por el base de los Denver Nuggets, se está convirtiendo poco a poco en un suplicio al echar un ojo a las redes sociales.
Los argentinos y, en este caso, los madridistas, han formado un tándem cansino en la búsqueda de convertir al ‘Facu’ en casi titular y cesar a Mike Malone por no darle más oportunidades. Si se ve apurado, el técnico de los Nuggets puede asistir a un Máster de Nate McMillan de aguante después de su experiencia dirigiendo a Sergio Rodríguez y Rudy Fernández en Portland. ¡Qué pesadez!