Es cierto que después de una experiencia algo traumática, había muchas ganas de dejarlo todo atrás y mirar con optimismo al futuro. Se había apostado mucho por la relación y al final las cosas no salieron como ambas partes soñaban. Estas cosas pasan. El cambio era absolutamente necesario y, aunque en un principio había que darse con un canto en los dientes con la que ya había, apareció esa persona especial para hacerte creer de nuevo. Los Boston Celtics no tardaron mucho en guardar el helado de chocolate y la manta.

Danny Ainge ya iba barruntando la ruptura con Kyrie Irving con el fin de la temporada pasada, y antes de que comenzara la agencia libre, cogió su vaso de tubo y se deslizó por la pista de baile. Todo el mundo estaba emparejado o fuera de su alcance, pero cuando ya pensaba en qué película le ofrecería Netflix esa noche, apareció su salvación. Sonrisa infinita, verbo fácil y, pese a su incredulidad, de lo más atractivo que quedaba en el lugar. Cuando Ainge encontró a Kemba Walker, el presente tomó otro color.

Más allá de firmar a un sustituto funcional para aguantar el año, los Celtics convencieron a un jugador cuyo rendimiento deportivo no dista demasiado con lo que registró Irving en Boston. Por si fuera poco, parece llevarse bien con todos sus compañeros y no dice tonterías cuando tiene un micrófono delante. Vamos, que le puedes presentar a la familia sin tener que pedir perdón al día siguiente. «¿Te acuerdas del año aquel que viniste con un tipo que decía que la Tierra era plana?».

Aunque la estabilidad emocional es un punto importante a tener en cuenta, se puede hablar mucho y bien de lo que está haciendo Kemba en su primer año con los Celtics. Los números lo respaldan —22,5 puntos y 5,2 asistencias por partido; 43% de acierto en tiros de campo y 39,9% en triples—, pero con el correr de las semanas aumenta la sensación de haber encontrado una mina.

Walker sabe en todo momento qué tiene que hacer y cómo y cuándo hacerlo. Si el equipo se atasca en la parcela ofensiva, pues balones al ex de los Hornets para que anote. Si Jaylen Brown y Jayson Tatum tienen el día, se aparta a un lado sin mayor problema y deja a los chavales brillar. El base no necesita más de 20 lanzamientos por encuentro, ni amasar el balón 15 segundos por posesión para hacerse notar.

Su impacto ofensivo es tan espléndido que los Celtics anotan más de 14 puntos por 100 posesiones con la ex estrella de Connecticut en cancha. Los datos hablan maravillas de un jugador que ha sabido entender su lugar desde el primer momento sin tener que salir todos los días en portada. Después del curso pasado, era exactamente lo que la franquicia de Boston necesitaba.

En estos momentos, la felicidad es plena en la unión. Las dos partes parecen contentas y todos los que se encuentran alrededor están igual o más satisfechos. Se gana, se juega bien (mayormente) y se divierte. Los Celtics encontraron a su pareja ideal y ahora son la mar de felices. Veamos si la relación acaba en anillo próximamente.

 

Lowry vs. Celtics: crueldad intolerable

El final del año 2019 pintaba maravilloso. Boston acumulaba buenos resultados, la lista de lesionados fue bajando, y se venció en el partido de Navidad en una cancha que no se conquistaba desde hace tres temporadas. Los Celtics ganaron en Toronto de manera más que holgada dejando claro que, efectivamente, pertenecen a la zona noble de la Conferencia Este. Días después, los chicos de Brad Stevens recibían a los Raptors con la intención de volver a repetir los resultados, pero como tantas otras veces apareció Kyle Lowry.

El base del equipo canadiense volvió a erigirse como figura antagónica de Boston con un partido mayúsculo que sentenció con gran acierto desde el triple. Toronto se llevó la victoria en lo que, pese al gran partido de los vigentes campeones, fue una de las peores actuaciones de los Celtics en lo que llevamos de curso. Una cosa no quita a la otra.

Debo reconocer que tengo una particular manía hacia la figura de Lowry. Sí, seguramente sea un sentimiento basado más en sensaciones y no en números, pero siempre parece que anota 40 puntos con 12 triples cada vez que se enfrenta a los verdes. Incluso cuando juega mal se las arregla para apuntarse la canasta decisiva del partido. Además, no soporto sus constantes gritos y protestas hasta para sacar desde la línea de fondo.

Los Raptors están siendo una de las grandes sorpresas de la temporada tras la salida de Kawhi Leonard con el anillo en la mano y, por qué no, podría ser un cruce para los Celtics en Playoffs. Particularmente, no me apetece tener que volver a soportar a Lowry durante una eliminatoria completa en la que siempre tendré la sensación de que va a encestar. Cuanto más lejos, mejor.

 

Padre

No inventó el deporte y tampoco creó la liga, pero sin duda no podríamos hablar de las siglas NBA en los mismos términos sin la figura de David Stern. El ex comisionado falleció en el primer día del nuevo año tras no recuperarse de un derrame cerebral sufrido hace un par de semanas. El mundo del baloncesto llora a un hombre que, sin haber sido perfecto ni mucho menos, encabezó el producto global que ahora todos conocemos.

Aunque muchos solo guardarán cómo recibía abucheos cada vez que estrechaba la mano de algún joven en el Draft, Stern confeccionó un sistema de lo más atractivo que se encargó de extender alrededor del mundo. Los contratos televisivos multimillonarios que fue firmando impulsaron a la NBA como una competición que dejó la palabra rentable muy atrás.

No obstante, no todo es dinero y globalización. El ex comisionado tuvo sus tiras y aflojas con los jugadores a lo largo de su mandato. Los cierres patronales y las formas en las que se dice que negociaba no fueron su mejor legado y a menudo se recuerdan más que sus éxitos. Ahora, como suele pasar cuando una figura importante fallece, todo el mundo ensalzará lo bueno y olvidará los frenazos.

Cabe recordar que, en uno de sus capítulos más recordados, los fans de los Lakers aún no le han perdonado el no traspaso de Chris Paul que, finalmente, acabó con el base en los Clippers. Muchos explican el suceso con un simple: «Stern vetó el traspaso». Falso. La NBA actuó como propietaria de los entonces New Orleans Hornets y desechó la idea de ese trueque porque la oferta de los de oro y púrpura no era beneficiosa para la franquicia de Lousiana. En resumen, Stern (entre comillas) funcionaba como General Manager de un equipo y actuó como tal.

En definitiva, se dice adiós a la que seguramente sea la figura más influyente de la NBA fuera de las pistas. Si dentro de ellas no podríamos entender la competición sin Larry Bird y Magic Johnson, David Stern es su reflejo en el máximo despacho de la mejor liga de baloncesto del mundo.