En estos momentos en los que podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que tiempos pasados son mejores, recordar es doloroso. Qué bien estábamos hace un año y qué poco conscientes éramos de esas pequeñas cosas que, en conjunto, llegan a formar ese sentimiento tan buscado llamado felicidad. Aunque sea una expresión ya manida, es cierto que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Nos pasa a todos; incluidos los Boston Celtics. Así que, en estos tiempos que nos mantienen tristes, ensalcemos lo que en su día no valoramos. Perdón por tan poco, Brad Wanamaker.
En un giro dramático de los acontecimientos, la marcha del ahora jugador de los Warriors ha afectado mucho más de lo esperado. Cierto que esto no se debe a la imponente huella que dejó marcada, sino más bien a los dolores de cabeza que provoca el que camina ahora esos pasos. Si Jeff Teague no mejora a Wanamaker, los Celtics tienen un problema.
El nuevo foco de las iras de los aficionados de la franquicia de Boston, salvo una buenísima actuación en el estreno de la temporada, ha naufragado de lo lindo. Todos dábamos por sentado que su contratación suponía una mejora en el puesto de base suplente, pero la decepción está aumentando su dimensión tras cada partido. Teague no está ni rozando un listón que apenas se eleva respecto a la colchoneta.
La irrupción de Payton Pritchard alivió momentáneamente, pero en su ausencia se hace todavía más latente un problema que puede ser importante a largo plazo. Sin entrar en un análisis pormenorizado, podemos resumir que si no metes un tiro y pierdes balones que se escapan de tus manos sin ningún tipo de presión defensiva, bien no lo estás haciendo. Los Celtics están protagonizando pérdidas que podrían aparecer en un recopilatorio del programa de Benny Hill.
También pueden afectar las expectativas. Recordemos que Wanamaker vino desde Europa tras erigirse como figura del Fenerbahçe, y Teague, aunque fuera hace años, llegó a ser All-Star con los Atlanta Hawks. De uno no esperábamos prácticamente nada; del otro, un mínimo que no está alcanzando. El bueno de Brad va a ganar el duelo por incomparecencia del rival. Qué manera más idónea de hacerlo.
El que escribe, como en el fondo es un romántico, echa de menos esos contraataques de Wanamaker sin levantar la cabeza, o ese gesto que permanecía impasible ya fuera tras un triple anotado, una protesta al árbitro o un cupón premiado de los Euromillones. Éramos más felices y no lo sabíamos. Perdónanos, Brad, pues no sabíamos lo que hacíamos.
La línea maldita de los Celtics
Los duelos entre Boston y los Philadelphia 76ers siempre dejan algo a reseñar. Enfrentamientos individuales, tensión, polémicas, confeti… en fin, cositas. Con la doble sesión de partidos entre ambas franquicias durante la pasada semana, el equipo dirigido por Doc Rivers salió claro vencedor, ante unos Celtics sin Jayson Tatum, con un Joel Embiid imperial. Se acepta, se reconoce e incluso se puede hablar de ello. Ahora bien, habrá que quejarse igualmente.
Entre los dos enfrentamientos, el pívot de los Sixers lanzó un total de 36 tiros libres (21+15), mientras que los Celtics dispusieron de 40 (20+20). Aunque con este dato metamos el pie en el farragoso terreno de la polémica, sería absurdo no reconocer que la mayoría de las faltas recibidas por el jugador camerunés están bien señaladas. Tampoco tendría sentido no señalar que un buen número de ellas fueron, digamos, discutibles.
La primera de las dos derrotas ante Philly fue la más señalable en este aspecto. Embiid lanzó un tiro libre más que todo el cuadro de Boston, pero es que los 76ers acudieron a la línea en un total de 45 ocasiones por las 20 de los Celtics. Parece algo excesivo. Tras este primer duelo, Marcus Smart no dudó en señalar el, en su opinión, particular criterio arbitral con el pívot rival.
Aquí hay beef
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— NBA en Movistar+ (@MovistarNBA) January 21, 2021
Polémicas y piques aparte, los Sixers se impusieron en las dos ocasiones justamente y siguen confirmándose como uno de los gallitos de la Conferencia Este. En cuanto a los Celtics, siempre tan amantes de las tradiciones, se espera que este momentáneo dominio de Philadelphia se acabe con la llegada de los Playoffs como tantas otras veces.
Destrangis
Aunque su nombre no esté en ninguna quiniela para el campeonato, los Utah Jazz han comenzado con fuerza este curso. Nadie lo esperaba, pero el cuadro de Salt Lake City tan solo acumula cuatro derrotas y poco a poco se ha ido colando en una conversación sobre la Conferencia Oeste que no abandonaba la ciudad de Los Angeles.
Siempre es agradable ver a un equipo de estas características sobrepasando las expectativas. Tendríamos que hacer diversas alabanzas, pero como en todos los ámbitos de la vida, siempre hay un bocazas para tocar las narices.
Tras una nueva victoria de los Jazz, Shaquille O’Neal y sus compañeros de la cadena TNT pudieron charlar un minuto con Donovan Mitchell. Todo era felicidad, hasta que el ex pívot de Lakers y Celtics (etapa lamentable) entre otros dejó a la estrella de Utah en cuadros: «Eres de mis jugadores favoritos, pero no tienes lo necesario para llegar al siguiente nivel». Puedes parar el fotograma en el que se le rompe el corazón.
Esta es otra muestra más de la terrible deriva del programa «Inside the NBA» de TNT; siempre más reconocido por salidas de tono y comentarios realmente estúpidos (hola, Charles Barkley) que por cualquier otra cosa. En fin, Mitchell contestó con elegancia y no entró al trapo; una fórmula que tienen que aplicar sus compañeros en los Utah Jazz. Infravalorados, pero contentos.