Cuando un individuo tiene una fijación casi enfermiza por alguien o algo es muy difícil de paliar. Decirle a Russell Westbrook que es mejor ganar partidos que sumar números puede que no funcione. Puedes repetir una y mil veces a Kyle Kuzma que pase el balón, pero hará oídos sordos. Y aunque parezca mentira, los New York Knicks no triunfan porque no puedan, sino porque les gusta más el fango. Todo son tendencias inalterables o verdades tan absolutas como que Khris Middleton va a castigar a los Celtics.

En los dos primeros partidos de la serie de semifinales de conferencia que enfrenta a Boston y Milwaukee, el jugador de los Bucks ha revivido la pesadilla que atormenta las plácidas tierras de Massachusetts en los últimos años. Mientras todos miran a esa bestia del mundo del baloncesto llamada Giannis Antetokounmpo, Middleton campa a sus anchas ante la mirada complaciente de sus enemigos. Y vaya si lo aprovecha.

Los Celtics conocen de sobra las habilidades de uno de sus grandes enemigos individuales en este par de temporadas. No obstante, prefieren eso a que el portento griego llegue a las inmediaciones del aro sin necesidad de botar el balón. La atención desmedida que precisa Giannis es un sacrificio que muchos equipos piensan asumir y que Brad Stevens ordena sin el mínimo temblor de pulso.

A los Celtics les salió muy bien el plan durante un partido y medio, pero la pésima mitad final en el segundo encuentro de la eliminatoria ha nublado esa sensación de satisfacción. Los Bucks aguantaron como no pudieron en el primer partido y acabaron aniquilando cuando Boston decidió no salir del vestuario.

Aunque Antetokounmpo pueda llevarse gran parte de los focos por la magnitud de su figura, el estandarte real de Milwaukee en esta serie no es otro que Middleton. Siempre un jugador infravalorado, parece que tras su primera aparición en un All-Star Game recibe la consideración que merecía. A los aficionados de los Celtics, esta irrupción no les ha cogido por sorpresa.

Ocurrió el año pasado en los Playoffs y, de momento, no iba a ser menos en la presente postemporada. El rendimiento de Middleton cuando sus ojos se fijan en el verde de la camiseta de los Celtics sube varios peldaños. Cualquiera diría que cada mañana golpea un saco de boxeo en una habitación forrada con imágenes de jugadores históricos de la franquicia. La obsesión es casi enfermiza.

 

 

Aunque sería muy sencillo comparar la carrera de Middleton contra los Celtics con la insípida trayectoria de ese tal Michael Jordan, Boston también tiene mucho que ver en el hecho de que el jugador de los Bucks parezca casi infalible. Sobre todo en el segundo partido, el conjunto dirigido por Stevens dejó excesivamente solo al protagonista de su ejecución. Esto es todavía más grave cuando se tiene en cuenta el historial del individuo en cuestión.

Con la eliminatoria empatada y rumbo al TD Garden, la igualdad que a priori ya se daba por hecha se reafirma. Los Celtics tienen que apelar a todo lo bueno que hicieron en el primer partido y que el titán griego no acapare por completo las defensas del muro dirigido por Al Horford. No se olviden de la segunda espada; siempre hace daño.

 

La fiesta de los Playoffs (vol. 3)

 

Con los cuatro favoritos de cada conferencia en liza, las eliminatorias por el título han alcanzado el punto que todo aficionado deseaba para culminar las campañas. Cuatro series bastante igualadas teóricamente donde será difícil que veamos barridas como las que solemos presenciar en Primera Ronda y que desde los pasos iniciales ya han dado avances para chuparse los dedos.

Más allá del Celtics vs. Bucks que nos concierne, la otra eliminatoria de la Conferencia Este marcha también con el mismo resultado de empate a una victoria. Raptors y Sixers se han intercambiado golpes en Toronto hasta el punto que la tímida idea de que los canadienses no sufrirían demasiado para avanzar de fase se ha difuminado.

Tras caer con cierta claridad en el primer duelo, Philadelphia tiró de casta para hacerse con la ventaja de cancha y meter el miedo en el cuerpo a unos Raptors que a veces no encuentran luz más allá de las actuaciones de Kawhi Leonard y Paskal Siakam. Cierto es que Marc Gasol está poniéndole las cosas muy difíciles a Joel Embiid, pero los 76ers encontraron el alivio de Jimmy Butler para soñar.

En cuanto a la Conferencia Oeste, a pesar de todo los Warriors siguen siendo los Warriors. Golden State fue capaz de llevarse los dos partidos en su feudo ante los Rockets sin contundencia pero con la eterna sensación de ganar cómo y cuándo quieren. El conjunto californiano es una máquina que hasta cuando falla saca el trabajo adelante con los fogonazos de luz de Kevin Durant y Stephen Curry. James Harden parece desquiciado, y aunque Houston ronda en el marcador, se acaba desinflando en los momentos decisivos.

Por último y quizás deslucido ante la potencia de las demás eliminatorias, Denver y Portland tan solo han completado un duelo con victoria de los Nuggets gracias a Nikola Jokic. Parece casi inviable que los Blazers puedan detener al pívot serbio con el plantel que tienen. A los de Oregón les queda aferrarse a Damian Lillard y el acompañamiento de C.J. McCollum para combatir a unos Nuggets que pueden haber salido reforzados de su Primera Ronda ante los San Antonio Spurs.

De momento y con la duda de si los Warriors ejecutarán pronto para evitar sorpresas, las series dan lo que prometen. Igualdad máxima en eliminatorias que pintan largas y farragosas. Ningún equipo va a llegar a las Finales de Conferencia sin sudar de lo lindo.