Retrasa un día el artículo, que seguro que después de jugar contra los New York Knicks puedes escribir algo mucho más alegre. El razonamiento era bastante obvio, pero como cabía esperar, acabó siendo totalmente erróneo. Los Boston Celtics encontraron una planta más en el sótano de su fracaso perdiendo en casa ante un equipo que, en condiciones normales, tendría que haberse marchado del TD Garden humillado y con la cara roja.

Recapitulando, los Knicks fueron con cómodas ventajas casi en la totalidad del partido salvo el final. Cuando los neoyorquinos te ganan por 20 puntos en casa durante el último cuarto, muy bien no estás jugando. Podríamos hablar largo y tendido de esta última derrota o de la candidatura de Trey Burke para el All-Star Game, pero desgraciadamente no es un episodio aislado.

Salvo el importante triunfo ante los Toronto Raptors, estos Celtics están rozando unos niveles de patetismo propios de haber trasladado la sede del equipo a Sacramento (y ya ni eso). El mal récord de 9-9 no refleja totalmente el fatídico hacer de Boston en lo que llevamos de campaña. Nos encontramos ante uno de los peores conjuntos en ataque de toda la liga, y por si fuera poco ya ni siquiera son tan férreos en defensa como antaño.

La crudeza de la situación ofensiva de estos Celtics es tal que cada triple encestado se celebra como un gol en el 90′ en el próximo River-Boca de la Libertadores. Incluso, he visto partidos de alevines en los que se fallan muchas menos bandejas. Ser aficionado de los verdes y sentarte delante de la televisión u ordenador de turno produce una mezcla de sensaciones entre el llanto y los cantos de sirena del alcoholismo. Así están las cosas.

Brad Stevens tiene ahora la papeleta más complicada desde que aterrizó en Boston para hacerse con las riendas del equipo. Cierto es que en sus primeros pasos como entrenador jefe los récords eran aún peores, no obstante, las exigencias que surgen con esta plantilla son diametralmente opuestas. Partir con la vitola de favorito es un escenario completamente diferente, y ahora, tanto para el técnico como para los jugadores, toca demostrar que se puede estar a la altura de las circunstancias.

 

Hagámonos un favor, Celtics

Despertarse por la mañana, coger el teléfono y escribir un tweet se ha convertido en el deporte de riesgo favorito de toda una generación. No hace tanto, los únicos que tenían que aguantar la temprana tontería eran aquellos que compartían domicilio o los engañados/as que se habían despertado al lado (un saludo a los picaflores). En la era de las redes sociales, todo el mundo puede ser testigo de que, efectivamente, la cabeza no carbura bien por la mañana.

Terry Rozier es de esa generación que no tiene reparo alguno para compartir su vida y milagros en Twitter e Instagram; sobre todo en esta segunda. Habitual de las stories luciendo modelitos cuestionables y rapeando delante de su teléfono móvil, el día después de otra derrota, esta vez ante los Charlotte Hornets, decidió que quería twittear algo. No era la mejor semana para los Boston Celtics.

«Hagámonos TODOS un favor», rezaba el escueto mensaje de ‘El Tren’. Conociendo al sujeto en cuestión y su amor por el «cachondeo», es altamente probable que Rozier supiera lo que este tweet desencadenaría en el horrible momento de estos Celtics. Fuera su intención o no, todo aficionado de Boston interpretó esta frase como un acto de deserción imperdonable. Quizás era lo que buscaba.

Traidor fue de lo más bonito que pudo leer en las respuestas, mientras que su salida de Massachusetts se daba ya por sentada al día siguiente a mucho tardar. ¿Habrá aprendido Rozier la lección de no twittear mensajes enigmáticos y menos en tiempos de crisis? Seguramente no. No obstante, tuvo que salir al paso para frenar la tempestad.

El base suplente de los Celtics alegó que no estaba hablando de él mismo e invitó a los seguidores a relajarse con los comentarios. El daño estaba hecho. Que el jugador que más ha visto cómo su rol cambiaba por completo y, a la vez, el que más posibilidades tiene de abandonar la disciplina de los verdes comparta este tipo de mensajes no es lo más recomendable.

 

Kyrie Irving y amigos

Por cerrar el tema Celtics de ser posible sin recurrir al lenguaje soez que tanto demanda este momento, uno de los jugadores que está sobresaliendo dentro del panorama general de asco y pena. Kyrie Irving está jugando probablemente el mejor baloncesto de su carrera y, además, se ha echado el equipo a la espalda como tanto demandábamos con su fichaje por los verdes.

Las actuaciones del base están siendo de lo poco estimable entre sus compañeros aunque esto no sea decir mucho. Sus números, entre dobles-dobles, son ya de por sí para alabar, pero lo que se ve en la cancha en cada encuentro es lo que verdaderamente da otra dimensión a su juego.

Irving solo está siendo acompañado de chispazos esporádicos del resto del equipo que no evitan el mal arranque de los Celtics, y esta frustración se está demostrando ante la prensa tras los partidos. Eso sí, apoyamos con todo sus últimas declaraciones.

 

¿Qué está pasando en la Conferencia Oeste?

Un momento, ¿qué hacen los Memphis Grizzlies en lo alto de la tabla? ¿Por qué los Clippers están tan arriba? ¿Y los Warriors y los Rockets tan abajo? ¿Qué tipo de brujería es esta en la que los Sacramento Kings tienen mejor récord que los Celtics? Si alguien ha desaparecido en el último mes y observa la clasificación de la Conferencia Oeste puede perder la cabeza, pero vamos a intentar responder a estas preguntas.

Dos partidos de diferencia entre el primero y el noveno. ¡Guerra! / Clasificación vía NBA.com

Vamos por partes y empezando por lo más alto. Sorprenderse por la posición de los Grizzlies es lícito y normal, pero el secreto de esta posición es más sencillo de lo que parece. Sus nombres son Mike Conley y Marc Gasol. Su vuelta a pleno rendimiento físico ha vuelto a convertir a Memphis en ese rival temible de no hace tanto. Es de suponer que el primer puesto no será mucho más duradero, pero los Grizzlies se han metido por pleno derecho en una batalla por los Playoffs en la que presumiblemente no estaban invitados.

Un partido por debajo se encuentra uno de los equipos más entretenidos de la competición. Sin ninguna figura gigante, Los Angeles Clippers han encontrado un ritmo coral entre eternos secundarios en otras partes del mapa. Tobias Harris, Danio Gallinari y Lou Williams llevan los galones, pero allí aparecen también otros nombres interesantes como Patrick Beverley, Montrezl Harrell y el gran Avery Bradley. Un equipo muy a tener en cuenta.

La decaída de los Golden State Warriors tiene dos razones bien marcadas. Una es la pelea entre Kevin Durant y Draymond Green que parece haber dinamitado el vestuario, y otra es la ausencia de Stephen Curry en las últimas fechas. Para los que le llaman sobrevalorado. El resultado de todo este follón son cuatro derrotas consecutivas inauditas durante la era Steve Kerr.

Hablando de malos inicios, los Houston Rockets no han tardado en prescindir de Carmelo Anthony y están remontando el vuelo paulatinamente hacia la zona noble de la tabla. Es realmente sorprendente que no haya funcionado el experimento ‘Melo’, ¿no?

Por último y no menos importante para los intereses de los Celtics, los Sacramento Kings tienen un récord positivo (10-8). Efectivamente, han leído bien. Las desgracias nunca vienen solas. Los californianos están sorprendiendo a propios y extraños con De’Aaron Fox jugando un baloncesto excepcional y Buddy Hield respondiendo a lo que se esperaba de él en su Draft. Junto a un Center más que válido como Willie Cauley-Stein, los Kings están presumiendo de núcleo joven mientras provocan la misma pregunta cada mañana: «¿Ha vuelto a ganar Sacramento?