Todo aquel con un conocimiento mínimo de la situación, sabía que era cuestión de tiempo. Los datos hablan por sí solos. Era inevitable que la temporada NBA llegase a este momento que puede marcar un antes y un después en el devenir de alguna franquicia durante este curso, incluidos los Boston Celtics, por supuesto. Efectivamente, Kyrie Irving ha vuelto a liarla.
Solo había que esperar un poco para que el base de los Brooklyn Nets saltara de nuevo a la palestra mediática por razones ajenas a su buen rendimiento en cancha. Ni un mes ha tardado el angelito. Aunque a los aficionados a los Celtics les pueda sonar ligeramente familiar, esta vez ha sido más grave y curiosamente, público que en otras ocasiones. Y sí, estamos hablando de un tipo que estaba esparciendo incienso en el TD Garden hace un mes.
El incomprendido de Kyrie ha sido noticia esta semana por su extraña y prolongada baja. ¿El motivo? Problemas personales; esa expresión que muchos utilizan para pasarse todo el lunes con el pijama. Hasta aquí, no debería haber mayor problema. Luego ya, cuando se publican fotos del jugador en fiestas multitudinarias y sin mascarilla, quizás los Nets sí puedan molestarse un poco. No es para menos.
En un momento en el que la pandemia de la COVID-19 vuelve a coger fuerza y está atizando al mundo NBA, la filtración de esas imágenes de Irving se ha convertido en uno de los grandes titulares de la competición aparte de las incesantes suspensiones de partidos (los Celtics no han podido disputar tres encuentros). ¿Qué opinará la gerencia de los Nets?
The Nets have issued a statement from Sean Marks on Kyrie Irving: pic.twitter.com/1IzAwrLDCA
— Malika Andrews (@malika_andrews) January 12, 2021
Sean Marks, General Manager de la franquicia de Brooklyn, admite que están investigando las imágenes y que Irving está apartado del equipo. Al mismo tiempo, pone la pelota en el tejado de Kyrie y afirma que el jugador tendrá que dar explicaciones cuando esté listo. Ese mal rollo tiene un olor afrutado en el seno de los Boston Celtics.
A la espera de que se resuelva esta situación y descubramos más detalles, esta “salida” recuerda a un evento muy reciente en nuestra memoria. Estamos hablando del fiestero por antonomasia; un jugador que ha arrasado cual Atila los strip-clubs de medio territorio estadounidense; un hombre que tiene una tarjeta de oro en todo local con luces de neón y le preguntan: “¿lo de siempre, Sr. Harden?”.
El escolta de los Rockets ya protagonizó unas sonadas visitas a sus lugares favoritos justo antes del comienzo de la temporada regular desoyendo toda directriz sanitaria de la NBA. Además, parece querer forzar la mano del conjunto de Houston para ser traspasado; algo que ya, directamente ha manifestado en su última rueda de prensa. Tampoco hay que desdeñar su otro método para cambiar de equipo, que consiste en seguir la dieta de Newman en ‘Seinfeld’. Que no sea por falta de originalidad. J.R. Smith ya ha encontrado herederos.
Los Celtics y la seducción
Antes de que los crecientes casos positivos por COVID-19 dejaran a la franquicia de Boston en el dique seco, los chicos de Brad Stevens, ya con algunas bajas, fueron capaces de conseguir la victoria ante los Wizards. Podría parecer poca cosa y seguramente lo sea, pero a ojos de buen observador cuya mente a veces se distrae durante los partidos, hubo un gesto que me llamó poderosamente la atención.
Mientras anotaba de todas las formas y colores posibles con una facilidad pasmosa, Bradley Beal regresaba con trote cansino a su propia canasta y se giraba con una sonrisa juguetona hacia su gran amigo Jayson Tatum. Podría ser un amistoso pique sin más, pero conociendo la situación del escolta de Washington y sus posibles intenciones de abandonar la capital, por qué no soñar.
No hay ningún rumor al respecto. Es bueno decirlo antes que alguno empiece ya con un onanismo baloncestístico desmedido. De igual manera, es inevitable pensar en esa pareja de jugadores de St. Louis con el uniforme de los Celtics aniquilando la canasta rival. En este periodo sin partidos, no nos queda mucho más que «imaginar cosas chingonas».
Motivaciones sospechosas
Como en esta santa casa somos personas profundamente rencorosas, esta semana toca volver a abrir la particular sección del zumbido sobre los Charlotte Hornets. Sí, esa que solo saldrá a la luz cuando Terry Rozier juegue bien, que lo está haciendo, y/o Gordon Hayward se estabilice en uno de los dos posibles extremos de rendimiento de su juego. Así que, como el natural de Indiana también está dejando actuaciones muy positivas, allá vamos.
El alero de los Hornets registró la máxima anotación de su carrera en la NBA con 44 puntos ante los Atlanta Hawks. Más allá del cierto resquemor hacia su figura, por mucho que no tuviera la culpa de su irregular paso por los Celtics, es agradable ver a un jugador que ha sufrido tanto por las lesiones volver por sus fueros. Si lo hubiera hecho de verde, mejor.
Es curioso que esta noche histórica en la trayectoria de Hayward se produjera en una velada con el mismo adjetivo para los Estados Unidos. Una pintoresca turba de personajes, sacados de escenas eliminadas de ‘Borat’, irrumpió en el Capitolio alentada por el propio Presidente de la nación para impedir que se oficializara el resultado de unas elecciones que, digamos, no les fue muy bien (chúpate esa, Aaron Sorkin). Instantes después de tan sonado momento, el jugador que todo el mundo relaciona con esa corriente política, se marca la mejor anotación de su carrera. Cualquiera diría que Hayward estaba henchido de orgullo. Seguiremos informando de la evolución de estos acontecimientos a la espera de que aparezca con cuernos y pieles de bisonte en un partido como visitante ante los Wizards.