Período de descanso en una NBA que nunca para. Momento de reflexión, recapacitación y enfoque, tanto en el pasado como en el futuro, para afrontar lo que queda de temporada y encarar, de la mejor manera posible, los Playoffs que decidan quién se va contento para su casa. El entorno de los Boston Celtics, nosotros incluidos, ha puesto el foco de crítica en el ataque, pero como siempre, y sin ningún remedio a la vista, todo dependerá de la defensa.


Atacamos fatal. Tras varios artículos, podcasts e infinidad de charlas, este punto me queda meridianamente claro. El equipo de Stevens es incapaz de gestionar un ataque «sano«, efectivo y constante.

Podemos achacar los problemas a varios frentes, en lo que se incluye la mala suerte, un mal trabajo táctico o el calendario, y si bien los fallos son fácilmente detectables, la solución es hartamente complicada.

No espero un gran cambio en los Boston Celtics de aquí a final de temporada, puede que alguna leve mejoría (nada complicada visto el nivel), pero tampoco suficiente como para confiar en que marque la diferencia. Con esperanza, todos nos «engañamos» pensando que estos días de parón traerán tal ansiado cambio, y Brad Stevens es bueno, pero no un mago.

«Señor, usted quiere que consiga que un Juzgado no le condene, pero iba borracho, sin cinturón de seguridad y conduciendo por la izquierda. Soy abogado, no un mago».

Stevens sabe que el equipo ataca mal, sabe los porqués, y puede que sepa cómo solucionarlos, ojalá, pero el hecho es que no tiene el material humano necesario para plantear otro estilo de juego.

Ni siquiera retrocediendo al mejor baloncesto que han jugado durante la temporada, la racha de 16 victorias seguidas, podemos ver un ataque decente. Durante ese mes espléndido, los Celtics solo consiguieron un 103.1 de Offensive Rating (20 º de la liga), jugando muy lento (98.73 posesiones por 106.96 del primero), y siendo el 25 º en la lista de efectividad.

Los Celtics, en su pico de temporada, no ganaban atacando, ganaban desde la defensa. Una defensa canina, hambrienta y enfadada con la maldita suerte irlandesa. Una defensa en la que Horford brillaba y apuntaba a defensor del año, en la que los niños parecían veteranos, en la que Irving no hacia aguas y en la que Rozier se encontraba en su salsa.

Defensa Celtics

Los Celtics colocaron a 6 jugadores entre los 15 mejores jugadores en Ratio Defensivo de la liga (con más de 15 minutos por partido).

 

La lesión de Hayward estropeó el sistema que Stevens tenía pensado aplicar (los partidos de pretemporada mostraban algo muy diferente a lo visto), y gracias a una estupenda defensa, y a la rabia generada en el equipo, se ha podido paliar la situación. Pero llegados a este punto, sin excusas de tiempo, cansancio o lesiones inesperadas, hay que ser claros y consecuentes: no hay solución inmediata.

Brad Stevens no va a sacarse de la manga un sistema ofensivo en estos días, los jugadores no van a empezar a pasarse el balón como los Jazz o los Warriors, no. Hay que entender que el tipo de jugador con el que cuentan los Celtics es de un perfil ejecutor (Irving, Tatum, Brown, Morris), sumado a veteranos y rookies de rol (Baynes, Monroe, Theis, Ojeleye, Larkin). Un equipo en el que los únicos jugadores que asimilan una filosofía de «pase extra«, y que no miran al aro nada más coger la pelota, son Horford y Smart (aunque el #36 es bastante influenciable).

Es que ni siquiera contamos con ejecutores que se busquen el pan moviéndose sin balón (Reddick, Belinelli…), algo que facilitaría enormemente el entramado ofensivo. Todos los anotadores del equipo crean sus tiros mediante el bote, algo que impide la circulación del balón casi por definición.

Partiendo de esto, y volviendo a épocas de Turners, Crowders, Bradleys, Jerebkos y compañía, los Boston Celtics, de cara a Playoffs, van a tener que depender de una característica que pensábamos que el talento iba relegar a un segundo plano. Los Celtics, si no quieren pegarse un batacazo canadiense, deberán bajar el culo, remangarse los pantalones y defender como si un compañero se hubiese lesionado el día antes.

Ahogar al rival, jugar a pocos puntos y ser lo más «Conferencia Este» posible, son los puntos que tienen que seguir si quieren llegar lejos este año, porque al final, y como siempre, los Boston Celtics vuelven a depender de su defensa.

 

Foto: Keith Allison (CC)