Tras tres meses de descanso, parece que tendremos la NBA de vuelta en poco más de un mes. Lo que un día fue solo un brindis al Sol de Keith Smith, reconocido bloguero sobre la mejor liga de baloncesto del mundo – ahora en Celticsblog – y empleado durante dos décadas en Walt Disney World, primero se convirtió en una de las posibilidades a considerar para la reanudación de la competición y a día de hoy es el plan a seguir.

 

22 equipos, 8 partidos de Regular Season y Playoffs

Para aquellos más despistados que no hayan escuchado nuestro último podcast, el formato de este cierre septuagésima segunda edición de la NBA, que se iniciará el próximo 30 de julio, constará de ocho partidos de temporada para los 22 equipos convocados y unos Playoffs al uso.

¿Por qué 22 equipos y 8 partidos de temporada regular? El formato elegido de la NBA hunde sus cimientos en tres razones: acondicionamiento, dinero de las televisiones y Zion Williamson.

Tras varios meses parados es lógico pensar que los jugadores se encuentren en un estado de oxidación similar al del Titanic, por lo que al programa de tres semanas de pre-temporada, que los preparadores exigieron como mínimo para evitar ver una NBA que recordase más a la Primera Guerra Mundial, con jugadores jugando con mascarillas, moviéndose a dos kilómetros por hora (o lo que Tyler Zeller llama sprintar) y las bajas contándose a miles, se han añadido estos encuentros que permitirán a los equipos coger cierto ritmo de competición antes de los Playoffs.

Además, la NBA vive de los muchimillonarios contratos televisivos que tiene con ESPN, TNT y diversos medios locales. La ecuación es sencilla: tú nos das 2500 partidos al año y nosotros te damos chorrocientos millones para que hasta alguien como Evan Turner pueda llamar muerto de hambre a Patrick Mahomes. De esta manera, si la NBA quiere asegurar su supervivencia económica y que el grifo no se cierre (aún más) en el futuro, ha de ofrecer un mínimo de partidos para que las televisiones puedan rellenar los huecos que tienen entre los bloques publicitarios.

Por último, los 22 equipos. Para que estos 8 partidos de Regular Season no sean una simple pre-temporada, hay que vender el moñeco de que las franquicias se están jugando algo, en este caso los Playoffs. El problema reside en que, un año más, la diferencia en la Conferencia Este entre los equipos clasificados a día de hoy y los que no lo están es abismal. Súmenle a esto que no llevar a Zion Williamson a Walt DisneyWorld sería como una ópera sin la gorda (literalmente) que canta al final, y encontrarán la explicación al número de equipos: no queremos acabar con el sistema de conferencias y ¡qué casualidad! Si llevamos a los Washington Wizards, por récord también entran los New Orleans Pelicans.

Flawless plan.

 

Protocolo y normas

Observando el panorama actual, quizás alguno pueda pensar que la COVID-19 es algo del pasado, pero la realidad es que estamos en el peor momento de propagación y mortandad del virus; mucho más en un país, EEUU, que lo está combatiendo con la misma eficacia que lo hizo contra el ejército norvietnamita.

La NBA, una organización bastante más competente que los Estados Unidos de Ámerica, ha establecido una serie de protocolos y normas a seguir en la Burbuja de Orlando en aras de evitar que el virus se extienda por la liga como lo hizo cocaína en los 70 y 80.

Nada más llegar, los equipos estarán 48 horas en cuarentena en sus respectivos hoteles, hasta asegurarse de que ninguno de sus jugadores, entrenadores y trabajadores esenciales está contagiado con el virus. Durante estos días, ni siquiera se podrá visitar otras habitaciones que no sean las propias, y una vez pasado este periodo se realizarán test de manera regular – con una periodicidad que aún no ha sido establecida.

En el peor de los escenarios, si un jugador da positivo por coronavirus será puesto en cuarentena y se le realizará un segundo test para asegurarse de que no se ha tratado de un falso positivo. En caso de que se confirme su contagio, se le tratará durante un mínimo de 14 días en los que ni siquiera se considerará su vuelta a las canchas.

Durante los partidos se podrán vivir escenas que recordarán casi al All-star, con los jugadores pudiendo acudir a los partidos de los otros equipos.  ¿Su equipo tiene algún agente libre apetecible? Pues prepárase para unas semanas de pesadilla, pues tras la COVID-19 y el cáncer de piel, el tampering será la enfermedad más peligrosa en Florida durante el próximo verano.

Siguiendo con los partidos, los jugadores tendrán que llegar vestidos con su equipación desde el hotel y al terminar el encuentro tendrán que ir a ducharse de manera obligatoria. Esta es quizás la mejor noticia: nos ahorramos los modelitos de Russell Westbrook.

 

¿Y si no quiero ir?

A menos de que hayas vivido bajo una piedra, a estas alturas ya sabrás que la comunidad afroamericana lleva semanas protestando en las calles contra la violencia policial y el racismo sistemático que reina en su sociedad e instituciones. Estas protestas y movilizaciones tienen el potencial de convertirse en el mayor motor de cambio social que ha experimentado EEUU desde la década de los sesenta, y hemos visto cómo jugadores como Jaylen Brown, Malcom Brogdon o Damian Lillard son no solo participantes sino promotores de muchas de estas manifestaciones.

En este clima, no es de extrañar que haya quien piense que la vuelta de la NBA, una competición donde el 75 % de sus jugadores son afroamericanos, servirá tanto para distraer una gran parte de la opinión pública de lo que está ocurriendo a las calles como para apartar a los jugadores de las mismas e impedir que utilicen sus voces y plataformas para extender sus mensajes y reivindicaciones.

La NBA, modélica en otras ocasiones a la hora de apoyar el derecho de sus empleados a expresar sus opiniones, esta vez ha optado por priorizar el espectáculo. Solo aquellos jugadores que no quieran acudir a Orlando debido a causas médicas obtendrá el estatus de «protegido» que les permitirá no perder ni un dólar de su salario. Por su parte, aquellos que no sean capaces de presentar argumentos médicos para no acudir a Orlando, perderán una cantidad de dinero por cada partido no disputado.

En definitiva, en apenas un mes y medio vuelve la NBA en su formato más excepcional. Desde esta casa solo podemos alegrarnos por esta noticia pero no podemos evitar mantenernos cautos al entender el riesgo y la preocupación de trasladar la competición a uno de los estados que peor está luchando contra el coronavirus.. en uno de los países que peor está luchando contra el coronavirus.

Ojalá podamos disfrutar de una NBA sí, atípica, pero en la que sus empleados no se vean afectados por la enfermedad y sus voces no se ven aplacadas por el ruido del espectáculo.