Para los Boston Celtics, este es un momento bisagra de la temporada. No hay lesionados y Kemba Walker, a pesar de estar siempre entre algodones, disputa cada minuto en cancha con una facilidad de movimientos que le da a los dirigidos por Brad Stevens la calma que no han probado en años.


Por eso, el partido contra los Memphis Grizzlies era una prueba interesante para mantener el buen ritmo ante un equipo necesitado de victorias y además, salir sin lesionados. Bueno, luego de un inicio aletargado para Ja Morant y compañía, la misión fue más que exitosa para los Celtics en la burbuja.

Fue uno de esos partidos que parece manejarse en piloto automático. Boston nunca tuvo que acelerar más de la cuenta y hasta pudo darse el lujo de que Jaylen Brown tuviera su juego libre con un pobre 3 de 13 tiros de campo para sus siete puntos en los 28 minutos en cancha.


Luego de una poderosa racha de 22-4 en el primer cuarto, Memphis nunca sacó el deseo que debería tener un equipo en su condición en la salvaje conferencia del oeste que parece ser el venado al que tres leones hambrientos le están agarrando las patas traseras. Los Celtics, no tuvieron problema en aprovechar de esa actitud blanda de los Grizzlies y capitalizaron a lo largo de toda la primera mitad.


Fue, también, uno de esos partidos en los que todos nos damos cuenta lo -jodidamente- bueno que es Jayson Tatum. Con una tranquilidad pasmosa anotó 29 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias para liderar la carga de Boston acompañado del potenciado Gordon Hayward que sigue en sus días buenos con 19 tantos, 5 tableros y repartiendo otras 5 asistencias en la victoria final por 122-107.


Los Celtics, que seguramente choquen con los Philadelphia 76ers en la primera ronda de los Playoffs, cerrarán su participación en los llamados seeding games el jueves a las 12:00 del medio día del este norteamericano, enfrentando a los desnutridos Washington Wizards que se despiden de su fugaz y poco recordable participación en Orlando.

 

 

Foto: Celtics.com