La historia se repite una y otra vez, los Celtics siguen perdiendo partidos que tienen que ganar en los papeles y la temporada parece escaparse. A tres semanas de la NBA trade deadline los Celtics están 23-24. Brad Stevens debe tomar una decisión.
La temporada de las dudas
El verano de Brad Stevens parecía alentador. Teniendo en cuenta los pocos márgenes para moverse que tenía, parecía haber armado una plantilla más competitiva y con recambios que la que supo tener él en su último año como entrenador.
Tanto la prensa especializada como los periodistas que siguen a la franquicia estaban de acuerdo con los movimientos realizados desde las oficinas del Auerbach Center.
Las únicas dudas estaban planteadas con respecto al entrenador, pero incluso Udoka era ponderado por colegas y los propios dirigidos, los cuales dieron el visto bueno para su llegada al banco de los verdes.
La renovación de Marcus Smart y Robert Williams marcaron el camino de la continuidad, y había esperanza de ver un paso adelante de los Jays ya, sin ninguna duda, líderes del proyecto.
El COVID, las lesiones, la falta de consistencia y el slump ofensivo de Jayson Tatum marcaron el camino errático de un equipo cada vez con menos ideas y personalidad para hacerse cargo de una situación crítica.
Los problemas de siempre se repiten: falta de inteligencia de los jugadores, falta de personalidad en los momentos críticos de sus estrellas, la carencia del aporte de los jóvenes, una ofensiva que no fluye, etc…
En la medianía de la liga los Celtics naufragan en un momento de confusión que se refleja en la cancha. Al momento no se sabe a que juegan estos Boston Celtics, cuáles son sus rotaciones y no parece haber soluciones en el corto plazo.
Salvo Josh Richardson, Grant Williams y Robert Williams, el resto del plantel es irregularidad pura y dura. Por momentos, parecen estar a la altura de las circunstancias y al otro partido se transforman en jugadores amateurs.
Que tu estrella esté pasando por el peor año ofensivo de su carrera tampoco ayuda mucho. El bajón ofensivo de Jayson Tatum parece no tener fin, y eso complica en demasía el futuro a corto plazo del equipo.
Sumado a esto último, Jaylen Brown sigue mostrando desconexiones mentales y desapariciones en el juego que alarman a todos. Para colmo, desde la banca no parecen dibujarse soluciones para facilitar la falta de inteligencia y dar soluciones a cuestiones básicas.
Entonces: ¿Qué hacer? Brad Stevens tomó la primera resolución que parece ir por el lado de no gastar dinero tomando dos jugadores lesionados, por un Juancho que tuvo un paso figurado por Massachusetts.
Se intuye que Brad quiere abrir el paraguas teniendo en cuenta que no parece haber muchas chances de hacer un cambio significativo en unas semanas. El problema para él, es que el nivel del equipo no parece mostrar un camino claro para saber a dónde apuntar cuando expire el tiempo de traspasos.
En este contexto, Brad Stevens y Mike Zarren tendrán que tomar un rumbo claro, vender y forzar a Ime Udoka a un fin de temporada con minutos para los jóvenes y cosechar minutos de juego para los Pritchard, Romeo y Nesmith, o hacer un cambio significativo moviendo alguna pieza de peso para edificar el futuro.
Buscar culpables no tiene sentido
En este momento una parte de los seguidores quiere colgar a Udoka, otra a Brad Stevens, otra a los jugadores y el resto quiere que se vayan todos.
La temporada 2021/22 no es una en la que se puedan tomar decisiones que pueden ser definitivas y costar muy caro en el mediano y el largo plazo.
Ime Udoka está teniendo una temporada muy complicada: sus estrellas no están respondiendo como se esperaba, el COVID y las lesiones no dejaron que pueda mantener una base regular durante un tiempo acorde para tomar decisiones con respaldo y está cometiendo errores que no son propios de un entrenador profesional.
Udoka vino con pergaminos de entrenador defensivo y en ese apartado, salvo alguna cuestión puntual, está cumpliendo. Los Celtics son de las mejores defensivas de la liga revirtiendo el papelón mostrado la pasada temporada, donde eran lo más parecido a un colador con la malla rota.
El gran inconveniente pasa por el ataque, y el bajo rendimiento de sus mejores jugadores ofensivos no ayuda a un entrenador que claramente tiene carencias pronunciadas en este sector de la cancha.
¿Esto quiere decir que hay que despedir a Udoka? No, solo lleva media temporada y si Stevens confió en su contratación tiene que respaldarlo, pero debe apuntalarlo con alguien que lo pueda ayudar a la hora de plantear los ataques o idear sistemas en estacionado.
Los ayudantes del ex asistente de los Spurs son tan inexpertos como él y salta a la clara que necesita alguien con años en la liga que pueda entender como edificar una ofensiva que potencie el material con que cuenta.
Los Celtics a la fecha son la quinta mejor defensa de la NBA, pero su ataque es el 22 y en caída libre, en un momento en que se está enfrentando a equipos por debajo de la línea de flotación.
Apuntalar al entrenador en ofensiva es algo que debe suceder antes de tomar cualquier tipo de decisión drástica. El despido está fuera del tablero, sobre todo teniendo en cuenta como se ha manejado la franquicia históricamente en este sentido.
¿Brad Stevens es el culpable? Poco se le puede cargar al novato GM, que hizo magia con lo poco que disponía y con las escasas posibilidades de maniobra que le dejó Danny Ainge. Con una plantilla sobrecargada en salarios, poco compensada y sin la posibilidad de contratar agentes libres.
Los jugadores son los mayores responsables de lo que ocurre, pero también tienen sus excusas: Marcus Smart fue elegido como el conductor de este equipo y no se le ha utilizado como tal (acá si le caigo duro a Udoka). Tatum viene sin descanso hace tres años, tuvo otra vez COVID y no puede agarrar continuidad de cara al aro. Brown sigue con sus desconexiones de siempre, pero ha mostrado que puede ser una vía de gol fiable. Josh Richardson ha mostrado regularidad, Grant y Roberto también, pero en los momentos de crisis de goleo se necesita de la mano del entrenador para facilitar esas oportunidades (Udoka acá flaquea como el mejor y es más responsable que sus dirigidos).
Tener alternativas en estacionado tiene que ser la prioridad número uno del equipo y para ello se necesita que el entrenador se ponga manos a la obra. Dijo que quería correr y el equipo es de los más lentos de la liga, dijo que quería mover la pelota y no la mueve, dijo que iba a potenciar a los Jays y no lo hizo. Todo esto son cuestiones de ataque, reconocer las propias falencias es algo que el coach y el GM tienen que hacer y solucionarlo de inmediato.
Brad Stevens y el camino al corto/mediano plazo
Ya habíamos comentado como Brad Stevens y su equipo de trabajo hicieron la primera jugada para cubrirse las espaldas en caso de que no haya nada lo suficientemente bueno como para mover la aguja y sortear el impuesto de lujo, en un año que claramente no pinta competitivo.
La actualidad negativa del equipo le deja la responsabilidad al GM para que que tome una alternativa radical, tanto en un sentido, como en el otro.
Con el 23-24 en la cabeza, Brad Stevens tendrá que decidir si obliga a su entrenador a jugar el resto de la temporada con lo que tiene, o buscará romper el esquema buscando alguna alternativa con la salida de alguien del núcleo duro.
Con los Jays fuera de la ecuación, solo Robert Williams y Marcus Smart están en la línea de salida para esta alternativa, y a mi entender es muy difícil que se busque la partida de alguno, salvo que lo que llegue sea superador.
La alternativa más factible, en mi opinión, pasa por abrir el camino al traspaso de jugadores que generen el espacio para que los jóvenes tengan que jugar por obligación (la gran Billy Beane), o conseguir algo que sirva al largo plazo pero que cubra una carencia.
Danny Ainge, en el segundo año de Brad Stevens como entrenador, hizo los movimientos que terminaron con Isaiah Thomas y un equipo renovado, cosechando además de jugadores factibles de rotación, activos para futuros traspasos o drafteos.
La gran pregunta es si el GM rookie tendrá la muñeca para tomar una decisión tan drástica. La medianía no sirve a esta altura para rencauzar una temporada que a este punto parece tirada por la borda.
Sacarse de encima al alemán, a Horford o Richardson en busca de activos a futuro mientras se desarrolla de una vez con minutos a los jóvenes, no es una alternativa sexy ni divertida para los seguidores al corto plazo, pero puede dar réditos en el verano o el próximo año.
Qué decisión tome el ex coach, decantará sus posibilidades de movimiento en verano. Lo que si queda claro es que los Jays y el entrenador tendrán otra oportunidad para enderezar la nave antes de que se decida de una vez y para siempre ir a los botes.