Ir contra la naturaleza no es lo más recomendable, ya Hollywood nos ha dado pistas de ello en películas como “Perfect Storm” o “Twister”, pero Brad Stevens ha forjado “Milagros Inesperados” como resucitar jugadores, meter equipos en postemporada cuyo pedigree era más turbio que el de un perro callejero y ha llegado a lugares impensados cuando su material humano no era el indicado para hacerlo. La cuestión es que ahora va por su reto final: torcer la naturaleza de los jugadores para que jueguen a algo que no sienten. Como diría el gran Barney Stinson“Challenge accepted”.

Cuántas veces en éstos dos últimos campeonatos nos encontramos con ofensivas de sólo dos pases: el jugador en cuestión se queda en un mano a mano y todos parados del otro lado mirando como ejecuta el afortunado de turno. Con mucha suerte veremos que la pelota se mueve un poco para que se logre el miss match buscado y nuevamente entremos en esta faceta de ISOlation. Pero ¿por qué los Boston Celtics juegan a esto?

En años anteriores observamos como los equipos de Brad Stevens movían la pelota, cortaban hacia el aro, ponían bloqueos indirectos, liberaban a sus jugadores más talentosos para que encuentren el mejor tiro en el lugar indicado… y en el momento justo.

La falta de talento natural de muchos jugadores de esos planteles hacía que la maquinaria de equipo tenga que ponerse en marcha con el objetivo de lograr el fin deseado. Los Celtics parecían comprar cada conversión con el sudor del trabajo equipista, pero no solo los orgullosos verdes jugaban de esa manera porque querían, si no porque sus características particulares congeniaban con ese estilo de movimiento de pelota y cuerpos.

Buscar el mejor tiro y creer en ello:

Tras la victoria en Oklahoma, el síntoma se manifestó como aquella enfermedad que viene incubándose por un tiempo y aparece para dejarte con un 0-11 en triples y un “hermoso” 14-45 de campo.

 

Cuadro de tiro de los Celtics en el primer tiempo vs OKC

 

La combinación de falta de fluidez ofensiva, pérdidas de balón, tiros mal tomados, decisiones erróneas y falta de confianza es un cóctel muy difícil de digerir cuando se quiere convencer a un equipo que siga una línea que va en contra de su hábitat natural. Esto decía Brad Stevens:

“Cuando empezamos a fallar tiros dejamos de mover la pelota y de confiar en que la próxima iba a entrar».

Esto que el entrenador marca es clave para entender por qué los jugadores vuelven a su lugar de confort. El problema radica en que esos sitios (la media distancia, los tiros en aclarado sin miss match) son los ineficientes, los que provocan que el equipo se desconecte por el individualismo exacerbado y la pesadilla ofensiva se profundice a límites insospechados para la calidad individual que tiene el plantel.

Cuando hablo de limitar la media distancia, es a las situaciones en las que tomar ese tiro es el indicado por haber corrido un sistema o, por lo menos, si la situación lleva a que por ejemplo Jayson Tatum quede emparejado con un jugador más bajo y pueda tirarle por encima de su cabeza (si antes no puede llevarlo debajo del aro o postearlo).

Tomar aclarados sin ventaja (un jugador más chico, más lento o flojo defensivamente) no tiene sentido y si encima es para tirar un tiro de media distancia, es el colmo de la ineficiencia absoluta.

Hace unas semanas decía que Gordon Hayward no iba a estar al 100% de sus condiciones físicas y de confianza y parece ser que es lo que está ocurriendo (falta de explosividad y confianza). En su momento había propuesto que se le utilice más en una faceta organizadora y sigo pensando que es la solución para encontrar mayor fluidez en ofensiva.

 

Los Boston Celtics se pasan la pelota muy poco y cuando lo hacen, es sin un propósito lógico. Lo dice John Karalis en el tweet de arriba: el objetivo de pasarse el útil es mover a la defensa y ponerla en situaciones en la que la toma de decisiones lleve al error o que los movimientos sin pelota y los bloqueos liberen los espacios para ser atacados, pero si no se hace con inteligencia o de manera lógica, no tiene sentido.

Ahí es donde entra Horford, Hayward y Smart, “los aliados de Brad Stevens”, para luchar contra la naturaleza individual de sus compañeros. El caso del ex Utah es el que más hay que ponderar, sobre todos por su vasta experiencia en su pasado comandando el ataque, su falta de potencia y confianza para atacar el aro y la capacidad para leer pases eficientes y con sentido.

“Tenemos que ser más agresivos en ofensiva, con las piezas movibles que tenemos y la incorporación de Hayward, es como que estoy tratando de encontrar mi forma y jugar juego de equipo”.

Las palabras no pueden ser otras que de Al Horford y junto con Hayward tienen que ser la inteligencia al momento de la ejecución porque como bien indica Brad Stevens:

«Tenemos que conseguir que nuestros conductores estén en mejores posiciones». «No todo el mundo va a ser un conductor para nosotros y va a ser un chico que realmente ataque el aro y crea para los demás». Pero los muchachos que lo hacen, tenemos que ponerlos en mejores lugares «.

El entrenador lo ve claro, poner a los que mejor ejecutan (los aliados) en mejores situaciones para que los que puedan definir (Tatum, Morris, Brown) saquen verdadera ventaja.

Brad Stevens pide a gritos atacar el aro:

El otro punto primordial y que va aparejado con el anterior es el de atacar el aro. Los Boston Celtics, al limitar sus ataques a la media distancia en aclarados, frenan y cierran los caminos al otro tipo de tiro que hay que tomar:  los cercanos al aro.

Si el ataque continúa en esta inercia de solo atacar uno contra uno, lo único que hace es limitarse los caminos de acceso al aro. Tirar de tres y definir lo más cerca de la zona pintada dice la ortodoxia moderna en la NBA y para eso se necesita mover a la defensa contraria lo suficiente como para atacar su lado débil o liberar a los mejores penetradores para que vayan hacia el canasto.

El conjunto de Brad Stevens no solo no hace lo primero si no que tampoco llega ni siquiera a forzar a la defensa a hacerle infracciones en situaciones de tiro, lo que limita la ida a la línea de tiros libres solo por penalización y déjenme recordarles que tirar un alto volumen de tiros libres es importantísimo en el básquet, porque son tiros sin oposición y gratuitos.

En definitiva, Brad Stevens tiene una tarea doble, imponer su idea y luchar contra las formas de sus propios jugadores. Todo se resume a la ejecución y los Boston Celtics tienen que trabajar mucho en este apartado para que su ofensiva no se vuelva predecible, ineficiente y tan caótica como un huracán.

 

Fuente declaraciones: The Athletic
Imagen diagrama de tiro: nba.com
Imagen portada: Alvaro Méndez