Vienen siendo semanas bastante difíciles para los aficionados verdes desde que las múltiples lesiones han mermado a los Boston Celtics a su mínima expresión. En este contexto, la tarde del martes traía consigo la pésima noticia de que Kyrie Irving iba a buscar una segunda opinión porque al parecer su rodilla no ha mejorado como se esperaba desde el simple descanso y tan solo asusta pensar en una eventual operación.

Sin embargo, los Celtics tenían que salir a jugar contra los Oklahoma City Thunder en condición de local y, de nuevo, se puede acusar al equipo de un montón de cosas, como de defensa pasiva por momentos, faltas de atención y errores no forzados en ataque, pero nunca de falta de corazón, que lo dejaron en cada minuto y lograron emparejarse a una poderosa ofensiva del salvaje oeste  liderada por Russell Westbrook.

Jayson Tatum fue el encargado de cargar la ofensiva de Boston y logró anotar 23 puntos con 11 rebotes y 4 asistencias, acompañados de los 21 de Marcus Morris y los 17 de Greg Monroe, para cargar con la lluvia de ausencias que tiene Brad Stevens en su arsenal. Con múltiples errores defensivos, y momentos de pura pasividad, los Celtics lucharon todo el partido en un toma y dame contra Oklahoma, que faltando menos de un minuto, tenía ventaja de seis puntos.

Aun así, la ejecución de Boston fue la indicada, y cuando parecía que solo un milagro los podía salvar, la mano divina vino en forma de Carmelo Anthony fallando dos tiros libres consecutivos que permitieron a los Celtics tener la última palabra, que Morris se encargó de convertir en un triple para ganar el encuentro por 100-99 en un esfuerzo absolutamente remarcable de los Celtics para frenar al Big-Three de OKC en tal tremendo contexto. Ahora, deben reagruparan sus filas para medirse el viernes con los Portland Trail Blazers de Evan Turner en Oregón.

 

Foto: Twitter @Celtics