Tras una gira por el oeste que deja luces y sombras, los Boston Celtics se meten de lleno, más por fallos ajenos que por aciertos propios, en la pelea por la segunda plaza de un Este cada semana más claro. Entramos en esa época del año en la que los análisis tienden a repetirse, pero vamos a intentar tocar ciertos temas interesantes.
Tatumdependencia
El estado de forma de Jayson Tatum, con sus cosas buenas, también ha traído cierto aspecto preocupante que podría llegar a ser un problema. No hay que obviar que la baja de Kemba Walker tiene mucho que ver, pero el hecho de que los Celtics se estén conformando en ocasiones con el «hero ball» del alero de 19 años (ha cumplido ya 22 pero el chiste se mantiene por mis santos coj***s), los hace predecibles y ultradependientes de un solo jugador.
Si mantiene este nivel extraordinario, los partidos se irán sacando por puro talento, pero hemos podido ver que cuando no está fino, los Celtics sufren. Es perfectamente normal que pase esto, cualquier equipo lo pasaría mal si su mejor jugador tiene una mala noche, pero los de Stevens, por suerte, no deberían depender del día de uno de sus integrantes. Es perfectamente normal, también, que el equipo y el sistema se adapten a rachas de este calibre, asumiendo más peso ciertas dinámicas que te pueden dar más rendimiento en ese momento concreto.
El problema surge cuando fuerzas de más. En los partidos que se pierden contra Lakers y Rockets, siendo distintos los contextos, los Celtics acuden a su mejor jugador tan a menudo, que llega un punto en el que las defensas se adaptan y las cosas dejan de funcionar.
Contra LeBron y compañía, tras dos cuartos muy buenos, los Lakers colocan a Kuzma para frenar a Tatum (el cual había machado a Anthony Davis toda la noche), y además comienzan a doblarle constantemente. Solamente 4 puntos en 3 tiros, cuando venía de hacer 18 en el segundo y otros tantos en el tercero. Los Celtics sufren en un final que cierran muy mal, con malas decisiones de Tatum en situaciones a los que no estaba acostumbrado. Tras varios partidos en los que el #0 solucionaba la papeleta, los verdes no supieron reaccionar a un cambio que se veía venir. Su estilo de juego se había transformado, y lo pagaron con una derrota.
Entraba dentro de lo normal. Los equipos se están acostumbrando a jugar contra este nuevo Jayson Tatum, y el jugador tiene que aprender a lidiar con estas nuevas situaciones.
En el último partido hasta la fecha, en otro contexto, y con un Tatum distinto, que tuvo una noche horrible por tomar malas decisiones, pudimos ver el mismo problema llevado al máximo. Si el jugador del que depende el sistema no está, el equipo se cae. Ambos partidos estuvieron cerca de quedarse en el casillero de Boston, lo cual habla bien del estado del equipo, pero uno por no saber reaccionar a los cambios, y otro por forzar demasiado algo que no funciona, terminaron en derrotas.
La vuelta de Kemba Walker debería ayudar a solucionar este incipiente problema, el cual todavía es poco preocupante. Es complicado que Tatum mantenga este nivel, y si lo hace, los Celtics tendrán que encontrar una forma mejor de aprovecharlo. El siguiente paso, en mi opinión, es el Tatum asistente, que aproveche las ventajas que genera para que otros anoten. Veremos si puede subir un escalón más.
El dilema de los tiempos muertos
Seguimos hablando de las dos derrotas, que hoy me he levantado pesimista, y es que ambas tienen algo en común: Brad Stevens no pidió tiempo muerto en la jugada final. El técnico de los Celtics siempre ha tenido fama de no saber pedir tiempos muertos, y aunque creo que esto es algo exagerado y que esta temporada ha mejorado, es cierto que en ambos partidos esa acción, o la falta de la misma mejor dicho, pudo ser decisiva.
La del partido contra Rockets tiene más excusa, él mismo comentó que decidió no pedirlo porque los de Houston estaban defendiendo muy bien todas las jugadas de banda, y creyó en ese momento que era la mejor decisión. No le das tiempo al rival para prepararse, y los Celtics intentaron ejecutar una jugada preparada y entrenada, que no salió. Con todo, se consiguió un tiro decente que Jaylen Brown está metiendo de manera regular este año, así que no se puede definir como una catástrofe.
La jugada final del partido contra Lakers, que podéis ver en el primer vídeo de este artículo, es un error garrafal por parte del entrenador. Sin excusas. Tatum estaba apagado en el último cuarto, Jaylen no es el mejor pasador del equipo y los Lakers están haciendo una labor muy buena denegando la pelota al #0. En mi humilde opinión, y con el precedente de que las jugadas al final del partido no están saliendo, creo que Stevens debería de haber pedido tiempo muerto en cuanto ve que la jugada se empieza a complicar. Es cierto que no hay mucho tiempo para decidir, ya que se pierde el control del balón pronto, pero es su labor estar atento a este tipo de situaciones. Los propios jugadores podrían haberlo pedido también, pero si lo consideras un error, el mayor responsable tiene que ser Stevens.
Obviamente sus pupilos ejecutan muy mal, no todo es culpa del entrenador, pero las críticas son entendibles y esa jugada dejó mucho que desear. Con todo esto, por favor, no hagáis un mundo de un solo partido, no hay que despedir a nadie.
Sin movimiento tras los buy outs
Pasado el 1 de marzo, Danny Ainge ha decidido que no hay nada disponible en el mercado que pueda mejorar al equipo. El único nombre que se vinculó a los Celtics fue el de Marvin Williams, pero el excompañero de Walker terminó recalando en las filas de los Bucks.
Viejos conocidos sobre los que se rumoreó durante semanas, terminarán la temporada en sus equipos o sin trabajo, ya que no son elegibles para jugar Playoffs. Los Celtics todavía podrían moverse, fichando a un jugador que no haya tenido contrato esta temporada, el cual sería eligible para jugar las rondas eliminatorias, pero no creo que haya nada que merezca la pena pescar.
El punto más débil del equipo, la anotación de los suplentes, sigue sin reforzarse, y entiendo que están conformes con ello. El roster está configurado para apoyar a los titulares, y estos tendrán que encargarse de anotar la mayoría de los puntos. Nunca sobra un microondas que te eche un cable, pero tendremos que conformarnos con unos suplentes que salgan a hacer labores menos lustrosas.