No os voy a mentir, la semana pasada fue tal bazofia en forma de partidos de baloncesto, que no me apetece detenerme ni dos líneas comentando nada sobre tal esperpento. Victoria contra Bulls, y derrotas contra Pistons, Bucks y Suns. Ya está. Fue horrible. Vamos con lo bueno, el baile que le metieron los Celtics a los Lakers.


 

Táctica de profesor

 

Tras la derrota contra los Phoenix Suns el sábado, jugadores y cuerpo técnico de los Celtics se preparaban para una sesión de vídeo marcada, de nuevo, por una pésima defensa. Acostumbrados a repasar ciertas jugadas específicas de los últimos partidos, Stevens les sorprendió mostrándoles todas y cada una de las defensas de la primera parte de su última derrota contra Booker y compañía.

Como cuenta Jay King para The Athletic, normalmente son los técnicos quienes toman la iniciativa en estas sesiones, pero Brad quiso cambiar la rutina y decidió ir parando el vídeo con regularidad para dar a los jugadores la oportunidad de criticarse a sí mismos. Cual profesor con sus alumnos más vagos, el entrenador dejó que ellos mismos «corrigiesen sus exámenes«, para evitar que todo se quedase en un «me están echando la bronca, el profesor me ha suspendido«, y se convirtiese en un «mea culpa» colectivo.

La táctica funcionó, como contaba Marcus Smart.

«Nos responsabilizamos», decía el base. «Miramos cada jugada y él las iba pausando y nos preguntaba, ‘¿Hemos hecho nuestro trabajo?’. No nos lo tomamos a mal, como una forma distinta de echarnos la bronca, sino como una oportunidad para aprender, sin sobrereaccionar a una racha de derrotas.»

Contra los Lakers, en el partido de ayer, se notó que los Celtics habían trabajado en todos esos pequeños fallos que juntos producían una hecatombe defensiva. Los jugadores creen que todo empezó con esa sesión de vídeo, que les permitió darse cuenta de que no bastaba con que de vez en cuando hiciesen su trabajo, o de que solo alguno de ellos lo hiciese. Necesitaban que todos cumpliesen en cada jugada, que nadie se relajase. Así es como se están ganando partidos esta temporada, y Stevens tuvo que recordárselo al más puro estilo de un profesor de secundaria.

 

Velocidad contra altura

 

Tácticamente el partido nos dejó varias cosas interesantes. Si bien desde el segundo cuarto los Celtics marcaron una diferencia que no dejaría de crecer, los de Vogel probaron varias cosas para frenar la sangría, aunque no castigaron a los Celtics todo lo que podían haberlo hecho.

En defensa, los de Stevens se aplicaron e intentaron doblar y molestar todo lo posible a LeBron James y Anthony Davis. Pies ágiles, manos muy activas y sobreesfuerzos para llegar a todas las ayudas fueron la clave de un muro que los de Los Ángeles no pudieron derribar. Las únicas jugadas en las que los Celtics lo pasaron mal, fueron ciertas situaciones de 2vs2 entre los interiores angelinos que terminaban con puntos muy fáciles en la zona. Curiosamente no explotaron mucho esa herramienta, y su arma más temible, La Ceja, solo tiró 7 veces a canasta (menos que Kuzma, Mcgee o Pope). El ex de los Pelicans volvía una lesión que lo apartó durante 5 partidos consecutivos, y claramente no estaba para jugar. Por lo demás, se corrigieron prácticamente todos los fallos que venían cometiendo en las dos semanas anteriores, y, gracias a dios, se aplicaron cerrando los tiros de los secundarios del equipo contrario. ¡Qué maldito alivio!.

 

 

En ataque, se intentaron aprovechar una y otra vez de su mayor agilidad y velocidad (Kemba fue un cuchillo cortando mantequilla caliente), y de su poderío en las alas, frente a la presencia interior de los Lakers. Es cierto que el acierto acompañó (47% en triples), pero los Celtics supieron jugar con esa ventaja frente a la envergadura rival. Fieles al sistema, con un buen juego colectivo, los de Stevens atacaron en base a su defensa, corriendo con energía tras las múltiples pérdidas forzadas, y anotando muchos puntos en segunda oportunidad gracias a un Enes Kanter que se comió a sus rivales. Siempre un paso por delante, el small ball funcionó a la perfección y los largos Lakers nunca llegaron a tiempo.

 

 

Con todos sanos, y una rotación de básicamente 7 jugadores (los titulares más Kanter y Ojeleye fueron los únicos con minutos significativos), los Celtics parece que se han desperezado y vuelven a coger ritmo, esperemos que dure.

 

Novatada

 

La nota cómica de una noche que duró la mitad de lo esperado, la dio un Grant Williams que jugó muy poco pero que aprovechó bien sus escasos minutos. Le contaba a John Karalis, de Masslive, que en su primera entrada a pista, poco antes de terminar la primera parte, se sorprendió al encontrarse de primeras con LeBron James enfrente.

«Apuesto a que tenías los huevos de corbata (traducción libre de ‘I bet you your heart was to your feet’)», le dijo JaVonte Green.  «No», contestó Williams. «Estaba pensando en conseguir que no metiesen canasta, en que podía conseguirlo. Lo siguiente que sé es que falló el tiro, así que me sentí muy bien. Soy joven, 21 años. He visto a LeBron prácticamente toda mi vida, así que estaba contento. Estoy defendiendo a LeBron, en un aclarado, y lo primero que pensé fue: ¡ooooh cielos! que no me pase como a Nurkic y me haga un póster.»

Pero no todo fue tan sencillo para el rookie. Al final del partido, en plenos minutos de la basura, Grant recibió la pelota en la esquina más cercana al banquillo de los Lakers, DeMarcus Cousins le dijo algo antes de que tirase, Williams metió el tiro y le hizo este gesto al pívot lesionado de los de Los Ángeles.

 

 

La broma le costó una técnica, y una buena carcajada de DeMarcus, pero Williams no quiso revelar nada de su conversación.

«No voy a decir nada porque no quiero pagar más», la técnica le costará 2.500 dólares. «Pero me la pitó Tony Brothers, y eso mola bastante. Ya sabes, Scott Foster, Tony Brothers, he visto a esos tíos en las finales desde hace años, mi padre es amigo de Eddie Rush, que también fue árbitro y he escuchado muchas historias. Así que es como que no es para tanto, pero luego pienso en los 2.500 dólares y me digo: Grant. Eres rookie. No hagas eso.»

Los 5 minutos más rentables de la corta carrera de Grant Williams, sin ninguna duda.