Primera semana tras la vuelta del parón, y los Celtics se mantienen en ese 50% que tanto vemos esta temporada. Derrota ante los Nets con un Irving imparable, y victoria holgada contra unos Rockets que solo quieren que 2021 sea rápido.


 

Ayer mismo grabamos nuevo episodio del Podcast, puedes escucharlo en Ivoox, iTunes y Spotify, y en otras plataformas de podcast, como Google Podcast.

 

Lecciones tras una derrota

 

Tras 4 victorias seguidas, un All-Star, y la vuelta de Marcus Smart, los Celtics se dieron de bruces contra la realidad de la Conferencia Este. Unos Nets que tuvieron el partido controlado desde el inicio, sin Kevin Durant, fueron demasiado equipo para los de Stevens, que si bien es cierto contaron con malos partidos de Brown y Walker, nunca estuvieron cerca del nivel de sus rivales.

El primer partido tras las vacaciones no es fácil, y si bien los Celtics podrían haber hecho cosas mejor, como aprender a hacer un 2vs1 correctamente, la derrota certificó algo que ya debíamos de tener todos en mente: hay que tener paciencia.

Hay que tener paciencia porque ningún movimiento que vayas a hacer a corto plazo, va a llevar a los Celtics al escalón de los contenders del Este. Ninguno. En el Podcast lo hablamos largo y tendido, buceando a fondo en todas las implicaciones económicas de usar la TPE de Hayward ahora, y las conclusiones no fueron muy alentadoras.

Cualquier jugador que cobre más de 20 millones, por ejemplo Harrison Barnes, pondría las cuentas de los Celtics en una situación muy precaria, teniendo que, a la larga, plantearte deshacerte de jugadores como Marcus Smart para aliviar algo las cuentas.

Y esto es una consecuencia prácticamente segura, porque conseguir con la TPE a alguien que cobre lo que cobra Barnes, pondría al equipo en unas cuotas del impuesto de lujo que nunca han pagado en toda su historia. Y es cierto que los propietarios han dicho muchas veces que están dispuestos a pagar lujo, pero ¿cuánto?, y ¿con qué expectativas?.

Porque no es lo mismo meterte 10 millones dentro del lujo, que 20 millones (es una diferencia de unos 35 millones reales de dólares a pagar de más). Este equipo, este año, con Barnes, ¿puede llegar al nivel top de la liga? ¿Merece la pena, por hacer un all-in este año con Barnes, tener que deshacerte de Kemba Walker y Marcus Smart el año que viene para no pagar muchísimo dinero por ser repetidor pagando impuesto de lujo?

Esas son las preguntas que se deben estar haciendo Danny Ainge y su equipo todos los días.

No es fácil, y guardarse la TPE de Hayward para el verano tampoco parece la solución más correcta. Con muchos equipos con dinero para gastar, buscar un movimiento que encaje con lo que quieren los Celtics iba a ser mucho más complicado.

La solución que veo más factible, sería la de buscar mejoras en la plantilla en jugadores que cobren algo entorno a los 13.6 millones, cantidad que, con algún movimiento que otro, dejaría a los Celtics por debajo del impuesto de lujo este año, reiniciaría la cuenta del recargo por repetición (básicamente pagas más todavía por llevar varios años pagando lujo seguidos), y daría algo de aire a Ainge y compañía. La temporada que viene, vas a pagar lujo sí o sí por la extensión de Jayson Tatum, por lo que te interesa buscar a jugadores que cobren sobre esa cifra con varios años de contrato, porque en la agencia libre no vas a poder gastarte mucho, y luego renovar a tus agentes libres (por ejemplo Theis), por algo razonable.

Por lo tanto, creo que lo veremos la semana que viene en la deadline son movimientos pequeños por parte de Ainge:

  • Usando porciones de la TPE de Hayward: Larry Nance Jr (11 millones decrecientes hasta 9 millones en la 22-23), Lonzo Ball (11 millones), Thadeus Young (13.5 millones) o Terrence Ross (13,5 millones), Justise Winslow (13 millones), Delon Wright (9 millones), PJ Tucker (8 millones), Nemanja Bjelica (7 millones)
  • Usar la TPE de Kanter o la de Poirier: Josh Hart (3.5 millones), Josh Jackson (4,5 millones), Wayne Ellington (1.6 millones), Mike Muscala (2 millones).

 

 

¿Es tiempo de Time Lord?

 

Con sus idas y venidas, el prometedor interior de los Celtics se está asentando esta temporada. Rara vez tiene un mal partido, y siempre que sale desde el banquillo cambia la energía y todo gravita, nunca mejor dicho, entorno a su figura.

Ayer mismo, frente a los Rockets, entre él y Smart le dieron la vuelta a un partido que pintaba feo. Estuvo en casi todo lo bueno que pasó en ese parcial desde el 28-21 a favor de los de Houston. Es de los pocos en la plantilla que instintivamente ve líneas de pase, de los pocos que gusta de mover el balón rápido sin retenerlo, y su presencia atrás cada día es más consistente. Con todo esto, surge la necesaria pregunta: ¿es momento de sacarlo como titular?

 

 

Y la respuesta es complicada, por varios factores. Primero de todo, para que quede claro, si sigue jugando así cada día tendrá más minutos y más confianza del entrenador, pero todavía es pronto, y creo que desde el cuerpo técnico de los Celtics siguen prefiriendo que aporte desde el banquillo, porque cuando algo funciona, puede que sea mejor no tocarlo.

Su salud es algo a tener en cuenta. Ya no solamente su condición arterial que le causa dolor en ambas piernas, sino sus constantes lesiones ajenas a esa enfermedad. Lo cierto es que, cada vez que juega largos periodos de tiempo, Robert Williams se lesiona. De ahí que, en palabras de Stevens, los Celtics quieren ser muy cautelosos con sus minutos, para tenerlo al 100% cuando más importe.

A nivel de juego, como dije antes, no estoy seguro de que saliendo de titular vaya a aportar más que ahora. Puede que estemos ante uno de esos casos en los que es mejor mantenerlo como revulsivo desde el banquillo, con ya no solo minutos, sino oportunidades. Tiene buena sinergía con Pritchard, con Smart, e incluso con Tatum cuando le toca liderar al banquillo a solas, y tanto Theis como Thompson están haciendo un buen trabajo juntos, aunque el alemán está desapareciendo tras los primeros cuartos.

En definitiva, todo lo que sea ver más a Robert Williams, en el papel que toque, va a ser bueno.