¿No os parece que los colores son más vivos esta semana? no sé, me da la sensación de que todo es más bonito. Los pájaros suenan más afinados, la luz brilla más… incluso ahora veo que los obreros que cantan Bohemian Rhapsody delante de mi casa se dan un aire a Freddy. ¡Persigue tu sueño Manolo! que ese entramado de andamios no oculte tal melodiosa voz.
Llegaban los Boston Celtics a esta séptima semana de curso tras una de las peores de toda la temporada, pero han sabido frenar su caída a tiempo para darse la vuelta y conseguir ascender en la clasificación con tres victorias consecutivas ante Pelicans, Cavaliers y Wolves. ¡Wingardium Leviosa!
Y Brad Stevens escuchó al pueblo
Veníamos comentando, durante estas últimas semanas, que lo más preocupante en estos Boston Celtics era su falta de energía. Una pasividad pasmosa que llevaba a una defensa mediocre, sin intensidad. El pueblo pidió a su mesías para solucionarlo, y el entrenador, por fin, escuchó las súplicas.
Con la entrada de Marcus Smart en el quinteto, los Celtics vuelven a ser un equipo que muerde en el costado propio. Kyrie Irving comentaba que la presencia del #36 insufla vitalidad a la plantilla, además de quitarle un peso defensivo que no está preparado para cargar. Ofensivamente también le libera de responsabilidades en la creación, dejándole más tiempo para dedicarlo a lo que mejor sabe, anotar.
Los números de Smart no se han visto incrementados de manera notable (salvo el número de minutos jugados), aunque sus porcentajes desde el triple como titular rozan el 47% (6 de 13). La fuerza del base consiste en mermar al contrario, y da gusto ver como, cual pitbull persiguiendo un globo, no deja respirar a su par cuando está en pista.
Todo esto nos deja una incógnita, ¿qué va a pasar cuando vuelva Jaylen Brown de su lesión?
Lo cierto es que parece que los Celtics encuentran su ritmo cuando se lesiona alguno de los titulares. La rotación, a día de hoy, está establecida y funciona. Los roles están más definidos y, si algo marcha bien, se supone que no debes cambiarlo. Con las modificaciones en la alineación titular, entre las que también hay que hacer mención a la entrada de un Morris Sr. excelso, el equipo lleva tres victorias seguidas que poco importan en comparación con las buenas sensaciones que dejan las mismas.
Con los viejos titulares, influidos en exceso por un Gordon Hayward que no estaba para salir de inicio, los Celtics se encontraban con ciertos problemas estructurales que generaban muchos desajustes. El hecho de que Gordon no pudiese parar a ciertos cuatros rivales, por ejemplo, hacía que Jaylen Brown tuviese que encargarse de esa labor, ocupando a nuestro mejor defensor perimetral y dejando a Irving solo ante el peligro. La opción de relegar a Hayward al banquillo (primero por Aron Baynes, ahora por Marcus Morris), soluciona este problema, pero el equipo seguía adoleciendo, como dijimos, de la garra que lo caracterizaba el año pasado.
La llegada de Marcus Smart, el yin de estos Celtics, supone una perturbación en las rotaciones que pone muy difíciles las cosas a Brad Stevens. Está claro que la idea es no cambiar mucho una versión que funciona, quitando posibles entradas de Baynes por Morris para jugar más grande dependiendo del rival. Con esto en mente, lo normal es que Jaylen Brown salga desde el banquillo, pero no ha tenido muy buena sintonía con un Hayward que ahora es amo y señor del mismo. Veremos qué solución encuentra Brad cuando estén todos sanos.
Ganar lo arregla todo
Las dinámicas cambian, pero cuando todo va mal se acentúan los problemas. En esta racha negativa hemos visto salir fantasmas de cada rincón. No voy a mentir, he perdido bastante tiempo de mis visionados en diferido repasando caras, gestos, y reacciones del banquillo. Mi rutina pasó de retroceder en la grabación para ver a cámara lenta una jugada, a hacerlo para fijarme en Terry Rozier o Jaylen Brown, sentados esperando su turno para salir.
Tampoco miento cuando os digo que sigo pensando que algo pasaba. Jaylen Brown y Terry Rozier no estaban a gusto, no los veía en armonía con el resto de sus compañeros y sus reacciones los delataban. Sin celebraciones, sin aplausos, con malos gestos y caras de estar deseando que terminase el partido. Pero con las victorias todo ha cambiado (Brown no ha estado presente). El base está más animado y se le ve disfrutando también desde el banquillo. En general el equipo está más alegre, algo normal y lógico, pero nunca está de más reflejar algo evidente, hasta Stevens lo ha hecho.
Tras la gran actuación de Gordon Hayward ante los Wolves, sus compañeros lo bañaron durante su entrevista y el entrenador comentó que era una base estupenda para empezar a construir algo. También dijo que se preocuparía si eso no hubiese pasado, pero dio a entender que eso no pasaba antes. Las victorias son balsámicas.
Por cierto, el alero ha encontrado su sitio desde el banquillo y se encuentra más cómodo que nunca. Irving le pidió más agresividad y egoísmo a comienzos de semana y Hayward ha respondido con creces. Falló ciertas acciones muy explosivas (un par de alley-oops), pero el simple hecho de intentarlo denota un cambio bastante grande.
Otro que ha mejorado, tanto en números como en sensaciones, es Al Horford. Aun con rumores sobre lesiones y algún descanso que otro, se nota cuando el dominicano está bien. No tengo claro si el equipo mejora porque Horford vuelve a su nivel, o si Horford vuelve a su nivel porque el equipo mejora, pero el hecho es que los Celtics lo necesitan y esperemos que siga por esta tendencia. Ganar lo arregla todo.
Tommy Heinsohn, Bill Russell y el novato
En el partido contra los Cavaliers, Brian Scalabrine preguntó al bueno de Tommy sobre la capacidad atlética de Robert Williams. El pelirrojo quería saber la opinión de nuestro querido comentarista en relación al resto de pívots que habían vestido el verde. Para Tommy, el único por encima del rookie ha sido Bill Russell, al cual considera el mejor atleta de la historia de los Boston Celtics. Contaba riendo que, hoy en día, cualquier interior que haga tres tapones en un partido era considerado una estrella, pero que Russell era capaz de taponar tres veces en la misma jugada, y de forma habitual. Tras esto llegó el momento curioso.
Todos los habituales en las retransmisiones de la NBC saben que a Tommy le gusta comparar jugadores de manera… digamos… poco parcial. Tras la pregunta de Brian Scalabrine algo se activó en su cabeza, y decidió hacer esto con Williams. Heinsohn comparó la forma de taponar del #44 con la de la leyenda verde de la que había estado hablando instantes antes. Tommy argumentó que a nivel de timing, ambos esperaban a un momento preciso para realizar el tapón sin hacer falta, justamente cuando el balón se alejaba dos pulgadas de la mano del rival. En la imagen no se aprecia exactamente (Youtube tiene una función para poner el vídeo a cámara lenta), pero sí que se puede ver que el tapón se produce justo cuando el jugador está terminando de hacer el movimiento y solo toca el balón con la punta de los dedos. ¿Casualidad?, ¿es un genio taponador?, ¿el nuevo Russell?. Ni idea, pero no te vayas nunca, Tommy.