Semana corta en la que la NBA, como trato de favor a los Boston Celtics, y para tocar las narices a los 76ers, dio 6 días de descanso a la franquicia de Danny Ainge, que solo tuvo que jugar ante los Orlando Magic en un partido muy bueno que nos deja un buen sabor de boca de cara al futuro.

¡Ah!, es cierto, un día, no recuerdo bien cuál, los Celtics jugaron un «solteros vs casados» contra un equipo de la zona. Por alguna razón la liga lo cuenta como jornada regular, por lo tanto aparecerá en el casillero de derrotas de esta temporada, pero mi cabeza se niega a procesar que eso ocurriese.


 

Falta de versatilidad

 

Todos hemos vivido uno de esos intensos momentos en lo que, tras una noche de juerga con los amigos, al día siguiente te acuerdas que habías quedado para «echar unas canastas» de tranquis después de comer, sin presión.

Depende de tu tolerancia a las bebidas espirituosas, y del conocimiento que tengas de tu propio cuerpo, tu energía variará, pero suele pasar que, en cuerpos jóvenes y bien dotados, un exceso de confianza en los primeros minutos de la contienda deportiva con resaca, tengan como consecuencia la más abrupta de las salidas.

Correcto, terminas vomitando en la papelera del parque. Puede que antes de empezar, calentando, encestes un par de canastas, tengas un compañero al que ves fino y fresco, y te digas a ti mismo: «soy un toro, estoy de puta madre«. Lo más probable es que tu cuerpo esté dando los últimos coletazos antes de colapsar, pero el orgullo te impide reconocerlo y sales a la pista con todo.

Los Boston Celtics, en su vergonzoso partido contra los Knicks, se enfrentaron ante esta común y cercana disyuntiva. ¿Su problema?, les pagan por jugar, así que no tuvieron muchas opciones.

En la era de la versatilidad, todos los equipos de la NBA buscan un estilo flexible, que les permita hacer frente, de distintas maneras, a todos los obstáculos del camino. Small-Ball, defensas zonales…, cada día surgen un sin fin de soluciones, cada cual más creativa, pero todas dependen del material con el que trabajas. Al igual que sin defensores capaces de cubrir varias posiciones no puedes defender con un sistema de cambios, no te puedes permitir jugar con resaca con jugadores que no aguantan dos cervezas.

Si Danny Ainge y compañía pretendían permitir que los jugadores de los Celtics saliesen de fiesta antes de un partido, deberían de haber ido con todo a por expertos en la materia, como James Harden, una estrella en términos de productividad tras pegarse la juerga padre (no quedarse con Terry Rozier sería otro de sus fallos más garrafales).

De nuevo, el GM de los Celtics, peca de falta de preparación y de un plan riguroso, sin establecer rutinas claras para poder rendir en partidos en los que las toallas huelen más a orujo que a sudor.

El partido contra los Knicks, en el que los de Stevens se marcaron un 25/84 en tiros de campo, demuestra a la perfección que los Celtics no están preparados para hacer frente a la temporada, no son tan buenos como para jugar con resaca y ganar, no son tan versátiles como los equipo élite del Este.

El que escribe estas líneas no puede encontrar otra explicación plausible a lo ocurrido la tarde del domingo. Recordad, bebed mucha agua, la hidratación es muy importante sino queréis pareceros a los Boston Celtics de resaca.

 

Los Celtics recuperan su sonrisa

 

En el apartado de cosas buenas, sin contar el partido contra los Magic, que sin duda fue de los mejores de la temporada pero ante un rival muy mermado, la noticia más positiva que nos deja esta semana es la vuelta de Kemba Walker.

Tras una preocupante lesión en la rodilla que marcaría sus playoffs y los del equipo, el base de los Celtics no había debutado en la presente temporada. Su primer partido, pese a la tremenda derrota, nos dejó buenas sensaciones. Parece que sigue siendo explosivo y rápido, y lo más importante: nada de dolor.

En su declaraciones tras finalizar el encuentro, Walker no podía dejar de sonreír y explicar su felicidad por volver a jugar sin molestias.

Es cierto que el equipo ha cambiado mucho, y que los Jays han tomado los mandos de forma muy efectiva, pero el regreso de Kemba Walker abre un abanico enorme de opciones para una ofensiva a veces demasiado predecible. Los aficionados, pecando de pasionales, somos mucho de querer quemar todo y agarrarnos a lo que quede de forma desesperada, pero perder a un jugador del calibre de Walker, al igual que con Hayward, no haría ningún bien a estos Celtics.

Su vuelta debe de ser celebrada, el equipo lo necesita. Requerirá un tiempo para volver a buen nivel y aclimatarse a los nuevos roles que entiendo deben mantenerse, el propio Walker admite que es él que debe de adaptarse a la nueva jerarquía marcada sobre todo por el nivel de Jaylen Brown, pero con todo, le tocará asumir gran parte de una ofensiva que necesita de otra persona que pueda asumir la carga anotadora.


 

El sábado grabamos nuevo Podcast, haz clic aquí para escucharnos un rato. Hablamos un rato sobre justamente la vuelta de Kemba Walker, también comentamos el estado en el que se queda el Este tras el traspaso de James Harden, la posible urgencia del resto de franquicias para mejorar su plantilla viendo el coco que son los Nets, y elegimos el hashtag institucional en una reñida contienda.