Bienvenidos otra vez a esta sección semanal que, tras unas merecidas vacaciones, vuelve a la carga con unos Boston Celtics que siguen cometiendo los mismos pecados. Tras una derrota muy ajustada, contra los Bucks, en el que la pelota no quiso entrar, a una debacle de proporciones bíblicas en casa de los Bulls, el equipo se sitúa en una comprometida quinta posición de la Conferencia Este, a 8.5 partidos de los ciervos, y con la tercera plaza cada vez más lejos.


 

La peor temporada de Brad Stevens con los Celtics

 

En el año con más talento reunido en lo que lleva en Boston, el entrenador se está encontrando con una versión de sí mismo que deja mucho que desear. Su método no está funcionando con un grupo de jugadores destinados a hacer las cosas mucho mejor. El de Indiana no está sabiendo manejar los egos de un vestuario que se levanta, y se cae, se levanta, y se cae, una y otra vez, en un constante ciclo al que no se le ve remedio en el horizonte.

Por aquí ya hemos comentado que en este tipo de relaciones laborales tiene que existir una voluntad de dejarse entrenar, y aun suponiendo que no la haya, o que esta sea muy leve, el entrenador de los Celtics no se puede ir de rositas.

Stevens siempre ha sido un técnico que deja mucha libertad a sus jugadores, entiende que son profesionales por algo, y les cede tiempo para que ellos mismos se den cuenta de sus errores, de cómo corregirlos y salgan adelante por su propio paso. En la teoría este método tiene muchas ventajas, pero cuando falla, o no se puede aplicar, los resultados a la vista está que no son para nada buenos.

No es casualidad que se vayan repitiendo pautas en los partidos como: rachas de los contrarios demasiado largas, buenos primeros cuartos pero horribles segundos y terceros cuartos, segundas unidades que no aportan prácticamente nada, jugadores rivales que mutan en Jordan cuando se enfrentan a los Celtics…

Stevens es reacio a hacer cambios. Es muy bueno, y rápido, en situaciones tras tiempo muerto, en realizar ciertas modificaciones tácticas durante los partidos o en preparar las series de playoffs para buscarle las cosquillas al rival, pero cuando tiene un plan, algo muy básico en su esquema, le cuesta tomar la decisión de dar marcha atrás y probar algo diferente. Hemos podido comprobar esto a lo largo de su carrera en varias ocasiones, como por ejemplo los dos partidos que nos costó mantener a Jared Sullinger en el quinteto titular contra los Hawks en los Playoffs de 2016, o más recientemente, en su insistencia en iniciar con Hayward de titular, en su falta de reacción en ciertos partidos ante rachas de los rivales, en cómo los Celtics no parecen reaccionar tras los descansos o en su falta de soluciones para una segunda unidad que sigue, y seguirá, dando problemas.

El propio entrenador dice estar decepcionado consigo mismo, y aunque no creo que se vengan cambios drásticos, si parece que está intentando tomar las riendas de un vestuario que se les escapa cada día más. Sin ánimo de usurpar ningún puesto, y a sabiendas de que los Celtics tendrán esto extremadamente presente, dos apuntes que pueden encauzar algo el rumbo:

1.- Con los suplentes, la pelotita para Gordon Hayward. Terry Rozier quiere hacer mucho en poco tiempo, y si le salen las cosas es un tren imparable, pero si no le salen descarría a todo el equipo. Contra los Bulls, un Jayson Tatum que empezó muy enchufado, tiró las mismas veces que el base, y es algo poco entendible.

2.- Asumiendo que existe falta de esfuerzo, y que esto es en parte culpa de los jugadores, si seguimos defendiendo todos los bloqueos con el sistema ICE, hay que decirle al grande que meta presión al que lleva el balón, porque si le dejas espacio, y si encima tiene la noche, te las va a clavar todas como hizo LaVine el otro día.

Lo dicho, seguro que tienen esto muy presente, pero hasta que no lo apliquen intentaré comentarlo de vez en cuando, por si alguien de Boston nos lee. De momento, seguiré con esa expresión que se nos quedó a todos tras la última derrota.

 

 

Menos mal que tenemos a Al

 

Vamos a intentar hacer un bocadillo incomible con este artículo. Tres secciones, tres partes. Pan rancio y mohoso, jamón y pan rancio y mohoso.

Ahora toca el jamón, y es que el señor Al Horford nos está demostrando que los equipos van a tener que preocuparse, y mucho, de él en los Playoffs. Desde el partido contra los Sixers, y en sus últimos 4, viene promediando 20 puntos, 10 rebotes, 5 asistencias, 2 robos y 1 tapón, en una serie de actuaciones en las que está brillando con un juego total que esperemos saque en la postemporada.

Contra los Bucks, en un tráiler de lo que podría ser otra batalla por el trono del Este, jugó un partido exquisito en defensa, mermando en lo que le fue posible al monstruo griego, y siendo muy efectivo en ataque y en los tableros.

De las mejores noticias de los últimos tiempos, y aunque llegue bastante temprano, Al Horford en modo Playoffs, como un buen jamón, gusta, gusta mucho.

 

 

Manual de supervivencia hasta los Playoffs

 

Según nuestro amado líder, Kyrie Irving, no debemos preocuparnos por todas estas horrendas derrotas durante la temporada regular, lo importante son los Playoffs. Él piensa que ningún equipo puede ganar a los Celtics a 7 partidos, y cree que todo estará bien cuando lleguen las eliminatorias, ¿por qué?, porque él está aquí (estas son declaraciones literales del jugador, que han hecho subir el pan unos 75 céntimos de euro).

Como nuestro líder nos ha dicho que no nos preocupemos por estas banales derrotas, desde el Despacho queremos proporcionaros entretenimientos varios para que este mes y medio de competición regular que queda se os pase mucho más rápido:

 

1.- Primero vamos a fomentar algo la lectura, ¿por qué no introducirte en el Cosmere de Brandon Sanderson con «El camino de los reyes«?

2.- Sex Education, de Netflix, mola.

3.- ¿Por qué no caer más en el pozo de Sanderson con «Palabras radiantes«?

4.- Umbrella Academy, de Netflix, mola.

5.- ¿Por qué no hundirte en la total oscuridad de Sanderson con «Juramentada«?

6.- Una serie de catastróficas desdichas, de Netflix, mola.

7.- En serio, tras leerte los libros anteriores, ¿por qué no te lees «El aliento de los dioses«?, o ¿toda la maldita saga de «Nacidos de la bruma«? de Brandon Sanderson, quién sino.

8.- El tiempo que sigues leyendo esto es tiempo perdido que podrías estar usando en leer los malditos libros de Sanderson. Es majo, además. Y escribe mil veces más rápido que George R.R. Martin.

 

*Este artículo no está patrocinado por Netflix, pero ojalá estuviese patrocinado por Brandon Sanderson.