Semana dura para unos Boston Celtics que ganaron ante los Bulls, pero que perdieron en un desastroso partido contra los Spurs, y por la mínima ante los Lakers. Los de Stevens están teniendo problemas para ganar ante los mejores equipos de cada conferencia, y los problemas defensivos destacados durante semanas, si bien se están arreglando, todavía son más que evidentes.


 

Daniel Theis, bienvenido

 

El alemán comenzó el curso con muchos problemas, principalmente derivados de su cambio de posición tras la llegada de Tristan Thompson. Pero el mal hacer del nuevo Celtic, y la vuelta de Kemba Walker, le han servido para recuperar su posición y volver a producir muy por encima de lo que todos esperaban.

A sumar a su defensa, que poco a poco vuelve a ser la misma, su desempeño en ataque está siendo sorprendente. Desde los primeros partidos ante los 76ers, Theis está siendo de los lanzadores de tres más fiables de los Celtics, y se le está viendo cómodo y con mucha confianza, tanto en el tiro, como botando el balón y buscando jugadas más arriesgadas.

Los Celtics necesitan que jugadores secundarios adopten papeles más agresivos, algo de lo que hablaremos luego, que el resto de la plantilla, quitando a los Jays y Kemba, pueda generar en ataque y descargar parte de la carga ofensiva que pesa sobre el trío de estrellas dirigidas por Stevens. Theis está siendo uno de los mejores jugadores de este último tramo, y pese a que seguramente su eficiencia se normalice durante este mes, su productividad y confianza han dado mucho aire a unos Celtics que lo necesitaban.

 

 

Además, los Celtics han descubierto una nueva pareja para seguir con el experimento de jugar con dos pívots, y es que la dupla Theis-Robert Williams, ha demostrado funcionar mucho mejor que la prueba con Thompson, estando ambos jugadores visiblemente más cómodos.

 

Proactividad

 

Bonita palabra que te habrán soltado, o te soltarán, en alguna entrevista de trabajo buscando ¿qué?, ¿qué les digas que solo vas a trabajar mientras mira el jefe hacia tu lado de la oficina?, pero que tiene una aplicación a los actuales Boston Celtics. Y es que, como decíamos antes, la plantilla necesita que algún jugador secundario dé un paso adelante.

No, no podemos vivir, ni molar, ni ganar, viendo a Jeff Teague paseando la pelota por el perímetro sin hacer nada más que botarla, no realizando las jugadas marcadas. Y digo Teague como puedo decir otros tantos, pero al final el base es el que suele llevar el peso creativo cuando está en pista. Se echa mucho de menos el descaro de Payton Pritchard, que podía estar más o menos acertado, pero que siempre tenía esa intención, esa voluntad de generar, de crear jugadas para él mismo y para otros, dinamizando mucho el ataque y aportando una energía que a día de hoy no se puede ver en el banquillo de los Celtics.

 

 

Es necesario, con urgencia tras la lesión de Marcus Smart, que otros jugadores salgan con confianza del banquillo y produzcan. Los Celtics se enfrentan a un mes brutal, con 16 partidos, 4 back to backs, y gira por el Oeste. Alguien tiene que dar un paso adelante, ya se llame Nesmith (ojalá Barón Nesmith para marzo, escucha el nuevo podcast si quieres entender esto), Edwards u Ojeleye. Veremos si alguien recoge el guante.

 

Kemba Walker y la generación impaciente

 

El base de los Celtics está pasando por un momento complicado, y si bien parece que físicamente cada vez está mejor, es cierto que no consigue encontrar el ritmo ni su hueco dentro de las nuevas jerarquías del equipo. El hecho de jugar lesionado el curso pasado, y estar parado desde las finales de conferencia, no parece ser una excusa para una parte de la afición que, cuando vienen mal dadas, siempre tiene en la punta de la lengua al cabeza de turco de turno para pagar los platos rotos.

Hace poco ese pobre diablo se llamaba Gordon Hayward, al que la afición no le perdona su mala suerte con las lesiones, y su papel en esta obra de teatro ahora lo interpreta un Kemba Walker que ve su nombre más veces envuelto en traspasos que el pobre Ben Simmons.

Lo entiendo, yo también me incluyo en esa generación que quiere todo hecho, fácil y bien rápido, que no tenemos todo el día. También me enfado, discuto, y paso un mal rato con cada derrota de los Celtics, pero hay que intentar, dentro de lo que cabe, tener una perspectiva más amplia y entender que un jugador no puede volver a su máximo nivel en tres días tras pasar tanto tiempo inactivo. O que, en un equipo con determinadas dinámicas, introducir un factor externo tan influyente puede requerir cierto tiempo de pruebas hasta que vuelva a encajar todo.

No quiero que esto se tome a mal, ni que penséis que estoy intentando quedar por encima de ningún otro criterio. Simplemente lo comento para ahorraros disgustos, canas, y para que ganéis unos años de vida. ¿Tatum pierdes tres balones seguidos tras saque de banda? Respiro. ¿Robert Williams se mete una autocanasta? Me tomo un té. Poco a poco, en una temporada en la que todos los equipos van a tener altibajos debido a las bajas, los Celtics irán mejorando y recuperando la forma si las lesiones les respetan. Toca tener paciencia, es lo que hay.


 

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