Semana de calor y renacimiento para unos Boston Celtics que, tras un largo vuelo, han recuperado encontrado por primera vez una sintonía necesaria para rendir en los cercanos Playoffs. Tres partidos y tres victorias ante los Golden State Warriors, Sacramento Kings y Los Ángeles Lakers, que sitúan a los de Brad Stevens muy cerca de la tercera plaza del Este.
Bienvenidos al «Lucky Blue» dirección California
Azul de la suerte. Así se llama el avión que llevó a los Boston Celtics en ese vuelo «bendito por la tormenta» que se ha convertido en el que posiblemente sea el momento más importante de la temporada. Tras días, semanas y meses teorizando sobre las relaciones personales entre los jugadores, por fin podemos confirmar que algo no encajaba.
Rencillas, egos, celos… fuese el problema que fuese se quedó en la pasarela del Boston Logan International Airport, mientras que el equipo se preparaba para un viaje de 7 horas en un Airbus A320 que lo cambió todo.
Y es que al bajar del mismo, y descrito por las personas que rodean al equipo, se notó que algo había pasado. El humor de los jugadores, las risas, la complicidad… el ambiente era diferente, y los resultados confirmaron las sospechas.
«El largo viaje en avión nos ayudó», decía Kyrie Irving tras la victoria ante Golden State. «Solo voy a decir eso». «El largo viaje en avión nos ayudó. Lo necesitábamos, lo necesitábamos. Íbamos a llegar a un punto en el que simplemente nos íbamos a cansar de pelear entre nosotros, de pelear contra el mundo fuera del vestuario. Y eso ni siquiera importa. Nosotros solo queremos jugar al baloncesto. Ese es nuestro santuario. Y tenemos que hacer todo lo posible para protegerlo. No podemos dejar que nadie se infiltre.»
Las distintas dinámicas que rodean al equipo, y que nos hemos cansado de comentar, han afectado mucho a la relación entre los jugadores. Todos han confirmado que ese vuelo ha servido para unirlos más, sin hacer nada del otro mundo (jugar a las cartas, a los dados, escuchar música), cosas normales en cualquier plantilla que en los Celtics no estaban pasando.
También confirman varios de los jugadores, Morris y Horford entre otros, que el instigador de todo lo que pasó en el avión fue el propio Kyrie Irving. Actuando como líder, para bien esta vez, el base consiguió que la plantilla se acercase, se relajase y se diese cuenta de que todos debían de tener el mismo objetivo en mente.
Derportivamente quedan muchas cosas que mejorar y perfeccionar de cara a la fase final, pero este cambio, algo que se antojaba imposible, es una gran base sobre la que empezar a construir. Llega tarde, en circunstancias extremas y de la manera más simple posible (sin muertes, ni ningún misterio chungo que esconder entre todos), pero ha llegado. Bendito vuelo.
Ojo morado Hayward
El anteriormente conocido como Gordon Hayward estaba jugando a mal nivel tras el parón del All-Star. Había «resurgido» en los partidos previos al fin de semana de los estrellados, pero una lesión entrenando contra Semi Ojeleye le dejó otra vez fuera de ritmo. Parecía que, de nuevo, las esperanzas se disipaban, pero en la madrugada del 2 de marzo todo cambió.
En la victoria de los Celtics ante los Wizards, ese tal Gordon Hayward recibió un golpe en su ojo izquierdo, sin ninguna consecuencia aparente de manera inmediata (dos tiros de campo y ambos fallados), y tampoco tras unos pocos días (3-7 ante los Rockets). La hostia debía de ser de «efecto retardado«, ya que contra los Warriors y vistiendo el #20 no apareció Gordon Hayward, sino que lo sustituyó «Ojo morado Hayward«… y vaya cambio.
Este jugador, solo comparable al Hayward mata lobeznos, está promediando 19 puntos, 4 rebotes y 3.6 asistencias, tirando al 70% en tiros de campo y con actuaciones estelares como los 30 puntos ante los Warriors o el game winner frente a los Kings.
Sus compañeros lo adoran, él responde a la confianza y todo va bien desde que su ojo sufrió el accidente. No quiero compararlo con Peter Parker, ni tampoco sugerir que Marcus Smart repita el procedimiento cada 7 días (tiempo que suele tardar en desaparecer el morado) pero Hayward ha mejorado como lo hizo el fotógrafo tras la mordedura de araña, y el bueno de Smart debería soltar el codo «sin querer» el día 13 de este mes, por si acaso.
El misterioso problema de los Boston Celtics
En un principio esta última parte iba a tratar sobre una extraña «manía» que había notado en jugadores como Terry Rozier o Marcus Morris. De vez en cuando, cuando estaban liberados para lanzar un triple, realizaban una especie de semi-amago que permitía a su defensor llegar a contestar el tiro, para acto seguido tirarlo con el contrario bien cerca. Algo así:
El misterioso caso de el amago para tirar mejor defendido. pic.twitter.com/CW9scapoTy
— Álvaro Méndez (@Almendiz) 11 de marzo de 2019
El hecho es que comentando esto con mis compañeros, descubrí que el problema se alejaba de lo anecdótico y se volvía… raro.
Y es que los Celtics son el peor equipo tirando triples desde la esquina derecha, y por un amplio margen. Su estadísticas desde las otras zonas son sobresalientes (41.7% desde la esquina izquierda y un 37.3 % desde las otras zonas distintas a las esquinas), pero en el lado derecho, ese recóndito lugar, los Celtics no pasan de un triste 26.7%. Para ponerlo todo en contexto, el segundo peor equipo de la liga desde esa zona (Pelicans) encesta un 31% de sus tiros y el mejor, los Spurs, un 48%.
«Somos mejores desde más lejos, no lo sé», decía Stevens. «Es solo una de esas cosas. Me gustaría decir que el margen de estudio es pequeño o lo que sea, pero no lo es».
Marcus Morris es uno de los jugadores que más lo está notando. En la mejor temporada de su vida desde el triple, está lanzando al 18% desde las esquinas, y el alero no está nada contento.
«Esa mierda es una locura», decía el gemelo. «No entiendo que está mal. Es ridículo. Nunca había visto algo así. Es que no puedo anotar desde las esquinas. Soy como Dirk Nowitzki. Como Dirk durante toda su carrera. ¿Os habéis dado cuenta alguna vez de que Dirk no tira desde las esquinas? Realmente solo tira de frente. Por eso tiró así en el concurso de triples».
Los Celtics cojean en uno de los tiros históricamente más efectivos y sin ningún motivo o remedio aparente. ¿Afectará ese amago previo del que hablamos antes?, por lo menos a Rozier no (tiene mejores porcentajes desde las esquinas que en el resto de zonas) así se explica el base:
«No es un amago completo, solo levanto un poco el balón para ver si pican. Y luego tiro. Es algo en lo que he trabajado durante el verano y en lo que soy muy bueno. Se utiliza para congelar al defensor. No es realmente amagar, es algo que me gusta hacer».
Temporada extraña para estos Celtics. Estadísticas extrañas, mecánicas de tiro extrañas, relaciones extrañas… Esperemos que siga esta tendencia en los Playoffs y extrañen a todo el mundo…para bien.
Fuente de las declaraciones: The Athletic