Tras dos derrotas de nuevo vergonzosas, contra Pelicans y Mavericks, unos Boston Celtics que se habían empeñado en no jugar hasta ir 20 por debajo, parece que se han puesto las pilas, y encadenan dos victorias consecutivas, contra Rockets y Hornets, que ponen algo de luz a la recta final de temporada. Algo es algo.
Es cierto que ambas victorias vienen contra equipos «malos» o bastante mermados, pero la base que se ha visto es la receta del éxito para unos Celtics que no se pueden permitir más baches.
La mejor defensa es un buen ataque
Hay que ser realistas: estos Celtics no van a defender bien. Parece que, de la mano del resto de la liga, los de Brad Stevens no son capaces de mantener el sello característico de los últimos años, no pudiendo parar a nadie en el perímetro, y siendo un coladero para los buenos ataques rivales.
Podríamos hablar de mil factores influyentes, como la normativa de contacto, las bajas, el cansancio de los Jays… pero lo cierto, sin ninguna duda, es que se está defendiendo mal.
Este equipo es bastante débil mentalmente. Su mayor virtud este año es la incosistencia, y sus peores partidos vienen de la mano de malos inicios ofensivos. Cerrad los ojos, pensad en ese partido en el que los Celtics parecen defender bien, ¿qué ha pasado antes?: que les han entrado los tiros.
Es así, algo triste, pero cierto. Los Celtics de Stevens, conocidos por sus defensas, solo son capaces de entrar a partido si el ataque funciona.
La buena noticia es que ese ataque va cobrando forma. Con uno de los mejores registros desde inicios de marzo, los jugadores parece que, poco a poco, van abrazando una filosofía de juego rápido, con movimiento de balón y de jugadores, con muchos más triples sin perder efectividad. Cada vez vemos menos esos ataques pasimoniosos, en los que la pelota se mueve lenta, sin entrar en la zona y sin ninguna intención. En los últimos partidos, los Celtics están penentrando con fuerza, doblando, cortando y jugando más coralmente. ¿El resultado?: más asistencias y muchos tiros abiertos.
Celtics 3 pt shooting:
Pre All Star: 32.7 3pa (22nd NBA), 12.2 3pm (20th) 37.3%
Post All Star: 41.6 3pa (4th), 15.6 3pm (3rd) 37.6%
4 April gm: 47.5 3pa (2nd), 19 3pm (3rd) 40%C’s are a little hot from 3 right now, but the increase in volume isn’t really changing their % much
— John Karalis 🇬🇷 (@RedsArmy_John) April 5, 2021
En una liga de «meter o fallar«, no todo es generar buenos tiros, hay que meterlos, y el problema de este equipo es que, cuando no entran, dejan de confiar en el sistema y vuelven a los malos hábitos. La adquisición más reciente, Evan Fournier, viene a paliar algo eso. Si bien empezó excesivamente mal, en las dos victorias ha demostrado que, si calienta, es un jugador peligroso.
Por otro lado, la vuelta del Marcus Smart que todos echábamos de menos también ayuda. Tirando mucho menos (6 tiros contra Rockets y 8 contra Hornets), y céntrandose en mover el balón, este jugador sí que lleva a los Celtics a otro nivel.
Desde la vuelta de su lesión parecía otro. Un jugador poco resolutivo, descuidado con la pelota, que recordaba a ese Smart más joven, alocado y con falta de IQ. Sus últimos dos partidos son, exactamente, lo que los Celtics precisan de él. Defensa intensa, circulación de balón y lectura del ataque, y tomar los tiros abiertos que tenga. Nada más, no es que sea poco.
En definitiva, estamos ante un equipo que necesita atacar bien para poder ganar partidos. Todas las opciones de los Boston Celtics, pasan por generar una ofensiva digna de los primeros puestos de la liga, vivir para atacar, correr y rezar para que los tiros entren. Los últimos partidos me dan algo de esperanzas, no son los Celtics que esperaba, pero: MESSIRVE.