Si usted, querido lector, lleva ya cierto tiempo leyendo esta página o siguiéndonos en twitter, será conocedor de nuestra teoría de los 2020´s. Pero en caso de que no lo sea, aquí va un pequeño resumen de la misma.

 

Durante los dos últimos años de reconstrucción, pero especialmente desde el no de Kevin Durant a los Boston Celtics y su sí a los Golden State Warriors, la hinchada de los Orgullosos Verdes sufrió un pequeño cisma entre aquellos que querían poner todos los huevos en el asador, apostar por un equipo que acabaría ganando la Regular Season de la Conferencia Este y alcanzando sus Finales pese a una gran lista de obstáculos, y un segundo grupo que no veía posibilidades de batir a ese súper-equipo.

Como habrán adivinado hasta los mayores fans de Los Ángeles Lakers, servidor se encontraba en este segundo grupo y, como se pudo comprobar más tarde, no me faltaba razón – por una vez en la vida. Otro que estaba en este barco desde el principio era Danny Ainge.

¿Por qué afirmo esto con tanta contundencia? Por varios motivos entre los que destaca el hecho de que él mismo lo reconoció el pasado mes de Julio cuando, preguntado sobre por qué no estaba cerrando esos traspasos de los que el siembre (mal) informado Adrian Wojnarowski llevaba hablando un año, respondió con un «¿soy el único que ha visto las finales de este año?«.

‘Si, pero eso no significa que Danny Ainge quiera ganar en los 2020´s, puede ser que simplemente no crea que se pudiese ganar el año pasado, no hay por qué esperar hasta la próxima década’ podría argumentar alguien’ pero de nuevo, desde mi punto de vista, se estaría equivocando. ¿Por qué? Pues de eso hemos venido a hablar hoy.

 

A Golden State Warriors le quedan (como mucho) dos/tres años de fiesta

 

Los Golden State Warriors son el mejor equipo del planeta y ganarán el campeonato de la NBA hasta que este núcleo de jugadores se separe o enfermen de varicela (porque estamos todos de acuerdo en que llevan unos meses comportándose como un grupo de críos de guardería, ¿verdad? Verdad).

El problema, o mejor dicho la bendición, es que la NBA está diseñada para que ningún equipo gane mucho durante demasiado tiempo, salvo que practiques la magia negra y te llames Gregg Popovich. Con un límite salarial suave de 99 millones de dólares, las franquicias empiezan a pagar lujo a partir de los 119. Pero no es un impuesto uniforme, sino que sube aún más para aquellos equipos que hayan estado en cifras de lujo en tres de los últimos cuatro años.

En su día, Andrés Montes dijo que la NBA era un oasis socialista en el desierto capitalista por excelencia y la verdad es que no le faltaba razón: la liga está estructurada de una manera que hace que los equipos no solo paguen más cuanto mejor son, sino que lo que paguen aumente en función del número de años que son ricos.

A causa de muchas razones y aún más buenas decisiones, los Golden State Warriors han podido formar el que quizás sea el mejor equipo de este siglo y uno de los mejores cinco grupos de seis hombres de la historia. Aquellas lesiones en el tobillo de Stephen Curry al comienzo de su carrera permitieron a Jerry West ahorrarse un buen número de millones que años después serían clave para poder sumar a Kevin Durant a un equipo que 3 meses antes había ganado 73 partidos de temporada regular.

La cuestión es que los tobillos de Stephen Curry han estado lo suficientemente sanos como para permitirle ganar dos premios MVP – y otros tantos anillos – y este verano ha sido pagado como el jugador que es. También su sexto hombre, repito: su sexto hombre, ha recibido un contrato al nivel de sus galones de MVP de las NBA Finals 2015. Tras estas dos renovaciones, este es el aspecto que presenta la estructura salarial de Golden State para los próximos años.

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En mi cabeza, pienso que Jerry West salió corriendo de San Francisco tras ver esta imagen. El actual proyecto de los Warriors es insostenible más allá de la temporada 2020/21, quizás incluso de la 2019/20. Se van a tener que tomar decisiones muy difíciles en la bahía: Kevin Durant podría salirse de su contrato este verano, a Klay Thompson apenas le queda un año de contrato y no nos olvidemos de que cualquier jugador puede ser traspasado.

Así que, por lo menos desde un punto de vista de quién es el principal candidato en una lucha por el título, la ventana sigue cerrada, sí, pero los banqueros amenazan con embargarla no tardando demasiado.

 

Kyrie Irving no fue un capricho, sino el que mejor encajaba en el calendario

 

Todos hemos visto desfilar en nuestras cuentas de Twitter un número sin fin de grandes nombres que sonaban cada dos meses como posibles objetivos de Danny Ainge para hacer de los Boston Celtics un equipo aspirante: desde Kevin Love a Paul George, se ha hablado de traspasos por Jimmy Butler, Carmelo Anthony o, incluso, DeMarcus Cousins. Finalmente, fue Kyrie Irving el jugador por el que Danny Ainge echó el resto pese a que este no complementaría al que era el mejor jugador del equipo, sino que le sustituiría.

¿Por qué lo hizo Ainge, entonces? Por su DNI. Al contrario que todos los jugadores anteriormente mencionados, Kyrie Irving, por alucinante que nos parezca y sea, aún no ha entrado en su prime. Mientras que los Carmelos y Butler de la vida ya tendrán a sus espaldas o estarán en la recta final del mejor momento de su carrera en 2020, el base nacido en Australia contará con 28 años. Es decir, estará COMENZANDO el que debería ser su mejor etapa como jugador.

Si vas a sacrificar piezas importantes como un pick de Brooklyn mejor que sea para que se te abra una ventana a la victoria, y cualquier jugador que te ayude a ser mejor equipo ahora pero no en 2020 no lo hace.

Marcus Smart busca un contrato con los Celtics

 

El camino a los 2020´s de los Boston Celtics, actualizado

Es aquí cuando se demuestra la genialdiad de Danny Ainge y los aficionados de los Boston Celtics pueden soñar con ver el Banner #18 antes de fallecer. En dos años, Kyrie Irving tendrá 28, mientras que Jaylen Brown y Jayson Tatum cumplirán con 23 y 21 años respectivamete. Gordon Hayward con 29/30 estará en el ecuador tanto de su prime como de su actual contrato.

Esas cuatro piezas encajan tanto salarial como deportivamente. Si todos los jugadores siguen con su actual progresión, no habría problema de ajustar sus sueldos puesto que Gordon Hayward y Jayson Tatum acabarán sus contratos la misma temporada. Este cuarteto, y los que mejor sepan convertirse en valiosos jugadores de rol de entre Semi Ojeleye, Terry Rozier, Daniel Theis y Gerschon Yabusele, son el auténtico proyecto de los Boston Celtics.

Notarán dos ausencias significativas en la anterior lista de nombres: Al Horford y Marcus Smart. El pivot dominicano contará con 33 años y habrá finalizado su contrato la misma temporada que Jaylen Brown haga lo propio con el suyo (2019/20). En un mundo ideal, bien pagado durante los cinco anteriores, Al Horford podría aceptar una oferta (muy) a la baja con el objetivo de ser un jugador de segunda línea en un equipo aspirante al campeonato; en este mundo, Danny Ainge ya está reservando un billete de avión para él y un par de rondas para cualquier equipo con un mercado pequeño y estrella descontenta – piensen en New Orleans, por ejemplo.

Por su parte, Marcus Smart puede que esté jugando sus últimos partidos como miembro de los Boston Celtics. Prometo escribir una entrada solo sobre su caso durante las próximas semanas, pero un resumen rápido es el siguiente: Danny Ainge ha realizado una apuesta a una sola carta y puede que la quiera cobrar antes de saber qué pasará. Al no extenderle el contrato el pasado mes de Octubre, Danny Ainge estaba haciendo un all-in a que el verano que viene no habrá ningún equipo que ofrezca al base más de 12 millones por temporada. Si cualquier equipo lo hace, Marcus Smart saldrá de la franquicia porque los Boston Celtics no podrán pagarle ese dinero.

Brad Stevens va a entrenar a un equipo muy caro durante, presumiblemente, muchos años y, como hemos visto con el ejemplo de Golden State Warriors, cuanto más tardes en entrar en cifras de impuesto de lujo, mejor. A veces un año es clave. Renovar a Marcus Smart por más de esos 12 millones significaría que el equipo ya pagaría lujo en la temporada 2018/19, cuando, si todo sigue el plan natura, aún no serían aspirantes a ganar y quedarían entre 3 y 4 años para el prime de Jayson Tatum y Jaylen Brown. Simplemente, Danny Ainge y su frontoffice no van a pagar más de esa cifra al jugador de Dallas. La cuestión es si habrá otro equipo que lo haga. Danny Ainge ha apostado a que no.

Pero. Y este es un gran pero. ¿Saben que le gusta a Danny Ainge aún más que apostar? Ganar traspasos. Y con un Marcus Smart a medio año de acabar su contrato, la mid level exception por la lesión de Gordon Hayward, y una docena de picks en sus manos, está en disposición de conseguir casi cualquier jugador de nivel medio de la NBA con más años y menos ceros en su contrato que Marcus.

A la amplia mayoría de los aficionados nos gustaría mantener al jugador en el equipo, sobre todo porque también encaja en la línea temporal de los 2020´s (tendría 25 años), pero a día de hoy es muy difícil imaginarse un mes de Marzo con Marcus en el equipo.

Lo bueno, que sigue sin ser una tontería ver a los Boston Celtics ganando un anillo en los próximos 5/10 años.