Tenía que ser en Navidad. En una época del año tan señalada, no iba a ser todo comer y beber de más, aguantar cientos de personas haciendo las correspondientes compras a última hora, y ocultar la cara de decepción cuando el regalo con tu nombre era lo último de la lista. No, señor. También hay que ayudar a los que más lo necesitan, y en las frías tierras de Maine iban dar ejemplo. Los Red Claws, franquicia asociada a los Boston Celtics en la Liga de Desarrollo, se pusieron manos a la obra, y lanzaron el programa «Apadrina a un (fracasado) número 1 de Draft». Anthony Bennett es el primer agraciado de tan maravillosa iniciativa.

La primera elección de los Cleveland Cavaliers allá por el año 2013 ha sido uno de los resbalones más sonados de la historia, pero a su todavía tierna edad de 24 años no quiere rendirse. Aunque solo sea por amor propio. Bennett ha pasado por todas las etapas necesarias para ganarse una carrera profesional en condiciones, pero a día de hoy ha fracasado en todas y cada una de ellas. Cuatro equipos NBA (Cavs, Timberwolves, Raptors y Nets), sendos pasos por la G-League, e incluso una pequeña aventura por Europa con el Fenerbahçe. Su rendimiento en Turquía a las órdenes del mítico Zeljko Obradovic dejó mucho que desear, pero nadie le puede quitar el título de campeón de la Euroliga de su palmarés con su media de 90 segundos en cancha por partido.

Su historia podía haber acabado en este punto y estaríamos hablando de un simple jugador que lucha por ganarse la vida en la trastienda del baloncesto. En verano firmó por los Phoenix Suns para acabar formando parte de su equipo afiliado en la Liga de Desarrollo, y hace unos días fue traspasado a otro conjunto de la misma competición. Hasta ahí, todo normal. Pero cuando la sombra de Danny Ainge, aunque de manera indirecta, planea en escena, el público sospecha. ¿Qué estará tramando este señor ahora?

A bote pronto, la firma de Bennett por los Red Claws podría significar un mero movimiento para mejorar en la G-League. No obstante, no se puede obviar el hecho de que hablamos de un número 1 de Draft de 24 años. La noticia se oficializó y las redes sociales se llenaron de comentarios al respecto. Una gran mayoría de los contenían las palabras ‘Ainge’ y ‘milagro’. En efecto, recuperar a Bennett para la élite entra en el terreno de lo divino. Y hablando de deidades, Brad Stevens no tardó en tratar el tema en una declaraciones recogidas por USA Today.

«Creo que lo más importante es que es una gran oportunidad para el jugador; por encima de todo. Todos sabemos que la G-League se analiza día a día por los ojeadores de los equipos. Así que, dejando de lado a tu organización o las otras 29, es algo bueno para el jugador».

 

«Para nosotros es genial porque tenemos la oportunidad de entrenar, estar cerca y aprender de jugadores de los que no sabes mucho hasta que estás alrededor suyo«.

Como todos sospechábamos, la llegada de Bennett a Maine no es casualidad. Su elección en la primera posición de aquel Draft de 2013 fue polémica y muy discutida, y aunque su falta de potencial de estrella parecía evidente ya desde antes de debutar con los Cavaliers, su incapacidad para tener un lugar en la NBA no lo era tanto. Bennett mostró en la Universidad de Las Vegas – Nevada su buena muñeca y gran capacidad reboteadora, y esas virtudes harían mucho bien a un gran puñado de franquicias. Ese proyecto escogido por delante de ya figuras como Victor Oladipo (Nº 2), C.J. McCollum (10), Giannis Antetokounmpo (15) o Rudy Gobert (27) salió de la peor forma posible, pero todavía es joven para alcanzar un nivel aceptable para a competición.

En unas recientes declaraciones para CLNS Radio, ya enfundado con su nueva elástica, Bennett se mostró esperanzado con una posible vuelta, pero aunque sus palabras son optimistas, su falta de entusiasmo sigue siendo evidente; algo que ya le ha costado alguna que otra reprimenda de sus técnicos. En dicha entrevista, su tono es propio de un hombre que se acaba de levantar, y no de un jugador de baloncesto que puede haber recibido su enésima oportunidad. El ex compañero de Kyrie Irving en Cleveland dice haber mejorado en el lanzamiento de triple (más de 40% de acierto en la G-League), en los rebotes y en los pases. Le ha faltado decir que ha crecido 10 centímetros para acabar de vender la moto.

En su debut con los Red Claws, Bennett disputó tan solo siete minutos dejando un 1/2 en triples y 2 rebotes en su cuenta. La forma física del ala-pívot dista mucho de lo deseado, pero quizás, la posibilidad de tener una oportunidad en un equipo como los Boston Celtics pueda empujarlo a una mejor actitud y ética de trabajo. Al fin y al cabo, la llegada de Bennett a Maine ha costado mera calderilla, por lo que la apuesta apenas contiene riesgos. Todo esto puede quedar en una simple anécdota, o quizás estemos hablando del último y más espectacular milagro de la dupla Ainge-Stevens. Si Bennett acaba vistiendo el verde de los Celtics, había que empezar a pensar en la beatificación.

 

Fuentes: USA Today y CLNS Radio.